Niños de Estonia

Niños de Estonia

Descubriendo los derechos infantiles en Estonia

 

Desde su integración a la Unión Europea, Estonia ha realizado esfuerzos importantes en materia de derechos infantiles, especialmente en relación a cuestiones de explotación infantil,  educación y  salud. No obstante, la pobreza ligada a la crisis económica muestra un crecimiento de la prostitución infantil y el turismo sexual en el país. Además, el maltrato y el tráfico de menores persisten en el país.

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Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño : 8,73 /10
Nivel amarillo: Situación satisfactoria

Población : 1,28 millones
Pob. de 0 -à 14 años : 14,9 %

Esperanza de vida: 74,4 años
Mortalidad en menores de 5 años: 2‰

Principales problemas a los que se enfrentan los niños en Estonia :

Pobreza

En Estonia, más de una quinta parte de los menores viven por debajo de la línea internacional de pobreza (con menos de USD$1.25 al día).

De hecho, la crisis económica europea ha causado estragos en el país. La tasa de desempleo es aun importante (12.5% en 2011) y los niños son los que sufren particularmente por éste motivo. La pobreza tiene consecuencias inevitables en su alimentación, por lo que muchos se enfrentan a un terrible problema de desnutrición. Para encarar esto, algunos se prostituyen o trabajan ilegalmente.

Igualdad de derechos

En algunas regiones, más del 50% de la población no habla estonio. Para permitir el acceso a la información oficial, el gobierno ha puesto en marcha servicios de información en idioma ruso. A pesar de los esfuerzos dirigidos a la integración de las minorías, la discriminación persiste notablemente en el área del empleo.

Las comunidades ruso-parlantes (que representan el 30% de la población) se dicen víctimas de discriminación salarial y en materia de empleo debido a la restricción del idioma. De hecho, los empleados del sector público, las personas que trabajan en el sector de servicios y de cuidados de la salud, deben dominar el estonio.

Así, la tasa de desempleo del ruso-parlante es prácticamente dos veces más alta que la de los estonios nativos. Naturalmente, los niños sufren – ésta discriminación que engendra baja calidad de vida, o directamente la pobreza, y por tanto, ven limitado su acceso a los elementos esenciales para su normal desarrollo.

Por otra parte, algunos niños migrantes sufren de discriminación y de agresiones de carácter racista, en particular de parte de organizaciones extremistas, como los grupos de neo nazis.

Algunas familias de migrantes son víctimas de acoso por parte de las fuerzas del orden, sobre todo por parte de los agentes fronterizos.

Tráfico de infantes

Estonia es un país de tránsito y destino del tráfico de mujeres y niños. Algunos menores son tratados como esclavos en este país que recibe y exporta la mano de obra destinada al comercio de seres humanos. Millares de niños son víctimas de estas actividades. Algunos trabajan sin salario y en condiciones miserables para el beneficio de sus “patrones».

Estos últimos, después de haberles quitados sus pasaportes, permisos de residencia y otros documentos administrativos, los explotan a voluntad. Algunas veces hasta los brutalizan. Los sectores más afectados por éstas actividades son el agrícola, el de construcción, la industria y los trabajos domésticos.

Sin embargo, las autoridades estonias realizan esfuerzos importantes para poner fin a esta plaga.

Explotación sexual de menores

Después de la caída del bloque comunista, el tráfico de menores con fines de explotación sexual hacia Europa Occidental y los Estados Unidos no ha parado de crecer. De hecho, el aumento del turismo sexual afecta gravemente a Estonia. Ya integrados a la UE, los países Bálticos continúan más debilitados en materia económica que la media. Gozando de un bajo nivel de vida y de la gran proximidad geográfica, algunos pedófilos de Europa Occidental llegan a Estonia para abusar de estos menores desprotegidos.

Si en nuestros días, el problema es marginal y hay pocos menores implicados, Estonia todavía tiene mucho camino por recorrer en materia de prevención del turismo sexual

Maltrato

En Estonia, los menores víctimas de violencia doméstica pueden ser colocados por decisión judicial, por causa de peligro inmediato, en los orfanatorios del país. Por tanto, no tienen mayores perspectivas reales en su futuro. Cada año, 1,200 niños nuevos se encuentran en esta situación en la que la mitad será colocada con familias adoptivas.
Sin embargo estas familias no están capacitadas para recibir a los menores abandonados y muchas veces el objetivo primordial en adoptar niños es el de recibir la remuneración que aporta el Estado).

En este país, no se hace distinción entre niños maltratados y huérfanos. Actualmente, la mayoría de los jóvenes que viven en orfelinatos tienen padres, pero éstos, muchas veces tienen problemas de adicciones que los llevan a la violencia. Estos niños, en su mayoría ruso parlantes, son repartidos entre las 35 estructuras administrativas del país. Con baja probabilidad de ser adoptados y una vez llegado a la edad de 11 años, quedan bajo la tutela del poder local, siendo excepcional el regreso a sus familias.

Estos cambios son desestabilizadores para un niño de por sí traumatizado.
Muchos, a falta de una integración apropiada, caen en la delincuencia, la droga y el alcoholismo.