Niños de Venezuela

Descubriendo los Derechos del Niño en Venezuela

El gobierno venezolano está trabajando proactivamente para reducir diversos aspectos de la desigualdad presente en la sociedad, pero poco puede hacerse en un país que todavía se caracteriza por la guerra y el conflicto civil. Los niños de Venezuela viven en la pobreza, con acceso limitado a la salud y a los servicios de educación desde que la economía colapsó en el 2014. Lamentablemente, la situación sólo parece empeorar con un constante aumento del abuso infantil y una continua crisis humanitaria.

Venezuela de un vistazo

Venezuela está ubicada en la parte norte de América Latina, y comparte fronteras con Colombia, Brasil y Guyana. El país está rodeado por el Océano Atlántico y el Mar Caribe, lo que lo convierte en un paraíso para aquellos que disfrutan del húmedo clima tropical. Venezuela alberga el lago más grande de Sudamérica, llamado Lago Maracaibo, así como también el famoso Salto Ángel, que es considerado el más alto del mundo. De los 28 millones de habitantes, más de 6 millones de personas viven en la capital, Caracas. La metrópolis es conocida como un centro cultural y comercial (Lieuwen E, 2022).

En la República Bolivariana de Venezuela, las personas hablan español y se identifican a sí mismas religiosamente como cristianas. El país solía formar parte de la Gran Colombia, junto con Colombia, Panamá y Ecuador . Esta unión duró solamente once años con el propósito de liberar América del Sur de los colonizadores españoles.

Tras la liberación, el país reembolsó préstamos y construyó infraestructura antes de convertirse un gigante del petróleo. El presidente venezolano del momento, Hugo Chávez, “vertió billones de dólares de la riqueza petrolera venezolana en programas sociales” (BBC, 2019).

El boom económico del siglo XX tuvo como consecuencia grandes cantidades de inmigrantes de países vecinos, así como también migraciones masivas de zonas rurales a zonas urbanas, contribuyendo a la carrera desenfrenada. Venezuela ya estaba peleando contra la pobreza extrema, así como contra las consecuencias de frecuentes desastres naturales, cuando descubrieron las reservas de petróleo más grandes del mundo.

En consecuencia, el país se convirtió en un mercado global de energía de la noche a la mañana. Sin embargo, constantes prácticas gubernamentales incompetentes, junto con las sanciones impuestas por Estados Unidos, empujaron al país hacia el colapso socioeconómico y la hiperinflación (Lieuwen E, 2022). 

Más de 6 millones de personas abandonaron su país en búsqueda de una mejor vida en Ecuador, Chile, Perú y Brasil (BBC, 2021). El colapso del petróleo venezolano dejó al país en caos y las secuelas son todavía parte de la realidad actual del país. Se estima que un impactante 96% de la población aún vive por debajo de la línea de extrema pobreza (Ramirez R, n.d.). En consecuencia, todos los niños se han vuelto víctimas inocentes del caos político provocado por el hombre que sumió al país en una recesión sin fin.  

Estado de los derechos del niño ^[1]

Han pasado 55 años desde que Venezuela ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño. En 1967, el gobierno reconoció los derechos infantiles a la identidad, la salud, la educación y la libertad.

El Estado ha reconocido a cada uno de los niños el derecho a la protección contra la violencia (UNICEF, n.d.). La República Bolivariana de Venezuela ha también firmado la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (CERD por sus siglas en inglés), que garantiza un trato igualitario a todos los niños, sin importar su raza, descendencia, u origen étnico. El derecho a la no-discriminación es el valor fundamental del tratado. Todos los países que adoptaron el protocolo están obligados a informar sobre progresos y a medir los resultados y el impacto (UNHR, n.d.).

De acuerdo con el Protocolo Opcional a la Convención sobre los Derechos del Niño sobre la implicación de niños en conflictos armados, los niños menores de 18 años no deben participar activamente en entrenamientos militares y guerras. Los niños deben estar estudiando en la escuela, apoyados por un ambiente seguro y enriquecedor, apropiado para su edad. Aunque Venezuela haya ratificado el protocolo en 2013, el problema aún persiste, ya que el número de niños soldado continúa en aumento (UNHR, n.d.).

El Ministerio de Educación aprobó una ley que fuerza a todos los adolescentes a asistir a dos años de entrenamiento militar a la edad de 17 años. Los niños de 14 años pueden ser llamados para participar también. Las niñas igualmente son bienvenidas a postularse y a servir en la armada, ya sea en estado de paz o emergencia.

Como si fuera poco, ha habido informes de grupos políticos armados de Colombia que reclutan niños soldado en Venezuela. Las organizaciones humanitarias alrededor del mundo ya han expresado sus preocupaciones con respecto a la violación del protocolo (Child Soldiers International, 2004). 

Desafortunadamente, las cosas no empiezan a mejorar en 2022. Venezuela aún se encuentra entre los doce gobiernos del mundo de los que se ha reportado que reclutan niños soldado, y que apoyan a grupos armados. En su informe anual, la Ley de Protección de Niños Soldado del Departamento de Estado (CSPA por sus siglas en inglés) identificó a Venezuela como el único país latinoamericano involucrado en el abuso infantil militar.

Esta es la segunda vez que el Departamento de Estado menciona a Venezuela como una de las infames organizaciones militares que cuentan con el apoyo de las autoridades para usar a los niños para la guerra (Yousif E et al, 2022).

Abordando las necesidades de los niños

Derecho a la educación

El derecho a la educación de los niños venezolanos ha sido severamente coartado durante la última década. Millones de niños faltan a la escuela debido a su falta de acceso a alimento, transporte, u otras necesidades básicas. Muchas escuelas han cerrado durante la crisis. Aunque gran parte de ellas han sido incentivadas para volver a abrir sus aulas y matricular alumnos, solo pueden trabajar 3 días a la semana. De acuerdo con una encuesta nacional de 2018, hay 3 millones de niños no escolarizados (Thomson Reuters Foundation, 2018).

Los niños que logran asistir a la escuela no pueden permanecer concentrados o participar en clase ya que la gran mayoría de ellos sufren de falta de nutrientes básicos. Los maestros reportaron diversos casos de desmayos entre los niños, que recibían platos deficientes en la escuela, que no contenían las proteínas y vitaminas esenciales.

Muchas escuelas debieron cancelar las clases de educación física y otras actividades deportivas, simplemente porque los estudiantes no estaban físicamente aptos para desempeñarse. Algunos educadores han reportado niveles récord de absentismo en el medio de una subsistente emergencia humanitaria (Thomson Reuters Foundation, 2018).  

Los niños refugiados en otros países latinoamericanos usualmente caen víctimas de una corrupción desmesurada y sistemas burocráticos inefectivos, que los mantienen fuera de la escuela. Los tutores luchan por obtener documentos que ayuden a sus niños a obtener la admisión. Sin embargo, la inactividad del gobierno y el desinterés resultó en números crecientes de niños trabajadores y mendigos. En países como Colombia, sin una educación y asesoramiento apropiados, muchos niños refugiados corren el riesgo de unirse a grupos criminales locales (Thomson Reuters Foundation, 2018).

El gobierno de Venezuela está violando directamente el derecho a la educación de los niños, ya que no está otorgando pasaportes a los niños inmigrantes para poder verificar sus identidades (Fundación Thomson Reuters, 2018). Alrededor de un millón de venezolanos buscaron refugio en Perú y Colombia. De acuerdo con 800 encuestas de familias realizadas en dos ciudades colombianas, el 27% de los niños migrantes de este país aún no estaban escolarizados.

Las autoridades mencionan razones que van desde las instituciones educativas con poco personal hasta la falta de recursos económicos, así como también una identificación inadecuada o inexistente. Adicionalmente, los niños indigentes están enfrentando una discriminación basada en su nacionalidad y estatus social, lo que les impide alcanzar su derecho inherente de asistir a la escuela (Alcoba N, 2022).

Derecho a la salud

Millones de personas han abandonado el país durante la última década. Entre ellos, docentes y doctores se ven forzados a emigrar al extranjero por mera supervivencia. Esta situación deja a los niños en Venezuela en una posición bastante difícil. El sistema de salud estaba apenas sobreviviendo en el pasado, pero con las secuelas del Covid-19, el cuidado médico ha visto un pronunciado deterioro.

Hoy en día, los niños necesitan de forma urgente medicinas, antibióticos, inmunización y agua limpia. La pobreza extrema ya está amenazando su derecho a la salud, ya que “los venezolanos necesitan 136 veces el salario mínimo de $1.71 por mes para acceder a la canasta básica de alimentos” (ReliefWeb, 2021).  

La fiebre amarilla, el sarampión, la polio, y otras enfermedades, están en aumento. La mayoría de las madres gestantes no tienen acceso a doctores, lo que con frecuencia resulta en niños recién nacidos con bajo peso. De acuerdo con los datos más recientes, más de 110.000 niños se consideran desnutridos.

Y para empeorar la situación, Venezuela está luchando con más del 80 % de embarazos de menores de edad (ReliefWeb, 2021). Los problemas de salud y nutrición son sólo algunos de los muchos asuntos apremiantes en el país en donde los medios de subsistencia de las personas se vieron profundamente impactados por la depresión económica. 

Millones de refugiados están enfrentando los mismos impedimentos en países vecinos como en Colombia y Perú, que no tienen una estructura establecida para hacerse cargo del gran número de inmigrantes entrantes. Casi 3 millones de personas, niños incluidos, necesitan desesperadamente alimentos, medicina y vivienda. La crisis humanitaria venezolana es considerada como el desplazamiento forzado número uno en el mundo en términos de números, justo después de Siria (Save the Children, n.d.). 

Derecho a la protección

En busca de una vida mejor, muchos niños cruzan las fronteras no acompañados, lo que incrementa significativamente sus probabilidades de ser secuestrados, vendidos o traficados. Las mujeres y los niños que entran en países extranjeros sin documentos deberían ser dirigidos a servicios sociales que les ayudaran a protegerse en el cumplimiento de sus necesidades básicas.

Los países de tránsito tienen la responsabilidad de ayudar a los migrantes respetando sus derechos garantizados en la Convención. Los niños deberían ser registrados inmediatamente en el sistema, pero también mantenidos a salvo antes de reunirse con sus familias (UNICEF, 2019). 

Los padres están luchando por proteger a sus hijos de peligros constantemente presentes, pero su lucha parece inútil ya que la mayoría de ellos apenas logra sobrevivir. Durante la pandemia de Covid-19, los niños tuvieron que quedarse en casa ya que las escuelas se cerraron. Como no tenían la posibilidad de asistir a las clases online, más niños se vieron expuestos al abuso y la violencia.

El país ha comenzado una serie de iniciativas para intentar ayudar a los miembros más jóvenes de la sociedad. Algunas organizaciones religiosas han asumido la responsabilidad de proveer confort y ser la luz guía en la oscuridad (World Vision, 2022). 

Las iglesias se convirtieron en puntos de encuentro donde las personas iban a escuchar más sobre cómo proteger a los niños durante estos tiempos difíciles. Luego del estallido del Covid-19, el entrenamiento se llevaba a cabo de forma online, lo que limitó aún más el número de participantes que se beneficiaría con este programa. El objetivo era educar a las masas sobre los derechos del niño y sus necesidades básicas. Los servicios sociales también fueron incluidos en la iniciativa, ya que eran ellos los que lidiaban con los casos más severos de abuso que estaban fuera del alcance de los entrenadores (World Vision, 2022).  

El creciente número de embarazos adolescentes, así como también de matrimonios infantiles, fue abordado durante las reuniones. Se ha reportado que los niños han estado intercambiando servicios sexuales por alimento, pero frecuentes acontecimientos de tráfico sexual infantil y violencia también suman a la crisis. Los programas de protección infantil tienen como objetivo resolver estas cuestiones al transformar las iglesias en un lugar seguro, donde todos pueden aprender sobre los peligros de embarazos y matrimonios a temprana edad.

Los oficiales hablan de establecer programas de rehabilitación y medidas preventivas para fomentar iniciativas de protección infantil (World Vision, 2022).   

Factores de riesgo –> Desafíos específicos del país

Tráfico infantil

Es particularmente desafiante mejorar las vidas de los niños en un país exhausto por dos regímenes que luchan. Es un secreto público que muchos representantes del régimen son también criminales, acusados de trata infantil y actividades de tortura ilícitas. El país no está logrando encontrar a los responsables y castigarlos por ley. Aunque las autoridades han acordado emitir un decreto, no se han involucrado en identificar a niños víctimas o en ayudarlos a acceder a servicios de cuidado post-violencia y apoyo (U.S. Department of State, 2022).

Las organizaciones humanitarias proponen que las autoridades impongan multas más severas a todos los involucrados en tráfico sexual y reclutamiento infantil forzado. Las autoridades son conscientes de la existencia de campos armados en la frontera colombiana, donde los niños son forzados a realizar todo tipo de actividades criminales. Los traficantes engañan fácilmente a los niños jóvenes ofreciéndoles necesidades básicas. En este momento, “Venezuela posee la tasa más alta de América Latina de personas explotadas por tráfico humano” (U.S. Department of State, 2022).

Es de crucial importancia educar a los trabajadores sociales para lidiar con niños y familias que atraviesan trauma mental y físico. La financiación debería aumentarse y priorizarse para proteger a los más vulnerables. Los problemas de migración masiva deben ser abordados a través de una cooperación conjunta entre los países afectados.

Además, una división anti-tráfico debería establecer una presencia pública. De esta manera, la información disponible abiertamente ayudaría a prohibir de forma permanente estas prácticas ilícitas y sentar un terreno común para la colaboración internacional (U.S. Department of State, 2022).

Trabajo infantil

Venezuela aún está luchando contra el gran número de niños trabajadores, hasta el día de hoy. Los niños jóvenes se ven involucrados en extenuantes actividades agrícolas, trabajo doméstico, minería y mendicidad. A esta sensible edad, cuando sus habilidades motoras y cognitivas están aún en desarrollo, los niños soportan más de lo que sus cuerpos y mentes pueden manejar.

Algunos son incluso forzados a vender drogas o participar en otras actividades ilícitas que derivan de la explotación sexual, o tráfico humano. El gobierno venezolano elaboró leyes para proteger a los niños  de los peligros que amenazan sus vidas, pero estas leyes todavía carecen de una implementación apropiada (U.S. Department of State, 2022).

Las deficiencias en la aplicación de la ley laboral siguen haciendo la vida, en Venezuela, extremamente peligrosa y precaria para los niños. No hay información sobre el financiamiento para inspección, el número de inspectores, el entrenamiento y cursos brindados, las inspecciones de rutina conducidas, o los mecanismos de denuncia existentes.

“Las ONG han expresado sus preocupaciones con respecto a que el gobierno no controla de forma efectiva a los jóvenes empleados que cuentan con la edad mínima para trabajar, para asegurar que su trabajo no afecta negativamente su educación y que no son explotados por los empleadores”

– U.S. Department of State, 2022

El Covid-19 ha empeorado la situación para la mayor parte de los venezolanos, quienes ya están luchando contra la corrupción política, y también ha empeorado la escasez de alimentos y las condiciones de vida precarias. Teniendo en cuenta que muchas personas emigraron al extranjero, algunos de los niños ya viven solos en zonas rurales, sin ninguna otra oportunidad de sobrevivir que dedicándose al trabajo duro de la granja, o incluso peor, asuntos de pandilla.

Aunque el gobierno no es capaz de proporcionar el número exacto de niños trabajadores, las ONG reportan que hay aproximadamente 10 millones de niños registrados en la población activa, con la posibilidad de 300.000 niños en riesgo de entrar en la misma categoría debido a la pandemia de 2020 (Ramirez C. E, et al. 2021). 

Niños malnutridos

La crisis alimentaria venezolana está teniendo un grave efecto en la parte más joven y vulnerable de la población. Solo en 2020, “las tasas de desnutrición infantil aumentaron al 26%” (Caritas, n.d.). El país necesita desesperadamente alimento, medicinas y vitaminas, así como personal médico para gestionar y monitorear a los pacientes. Una familia media apenas puede sobrevivir con el presupuesto diario de 3 dólares. Los niños y las mujeres embarazadas son quienes corren mayor riesgo de sucumbir a las consecuencias de una hambruna prolongada, que puede resultar en la muerte.   

Según la investigación conducida por Caritas Venezuela, “la desnutrición global aguda de los niños menores de 5 años ha incrementado un 73% durante la pandemia de Covid-19” (Herrera-Cuenca M, 2021). Las desventajas que los niños de Venezuela están enfrentando a una edad tan sensible dejarán una huella en sus futuras vidas.

No tener acceso a nutrientes esenciales puede dañar de forma permanente su salud, causando condiciones crónicas y enfermedades que las futuras generaciones podrían heredar. Lamentablemente, el 33% de los niños de entre 0 y 2 años ya están sufriendo de trastornos de crecimiento y desnutrición (Herrera-Cuenca M, 2021).

La mayoría de los niños tienen opciones limitadas para sobrevivir. La mayoría de ellos se ven forzados a trabajar, reclutados por pandillas criminales, o incluso a alimentarse en vertederos de basura. Los niños se encuentran débiles y poco saludables, lo que no solamente afecta su desempeño, sino también la predisposición genética de las futuras generaciones.

Los barrios más pobres poseen los números más altos de niños delgados y de peso insuficiente. De acuerdo con Susana Rico, la directora en Venezuela del Programa Global de Alimento de las Naciones Unidas, “si los niños no cuentan con una buena nutrición hasta los 6 años, lo más probable es que no desarrollen todo su potencial físico y cognitivo” (Otis J, 2022). 

Los doctores pueden ver cómo los padres apenas son capaces de costear cereales, pan, y otros alimentos económicos, en lugar de la proteína que puede encontrarse en la carne. La leche, loas frutas y los vegetales también son un lujo, ya que la tierra en Venezuela no es fértil. En lugar de los cultivos, la gente pone sus esperanzas en las reservas naturales de petróleo.

Durante la crisis económica sin precedentes, gran parte de las fábricas cerraron. Aunque el gobierno intentó ayudar distribuyendo alimento, las sanciones impuestas por los Estados Unidos al petróleo venezolano asestaron el golpe final. En el 2021, “el 60% de los beneficiarios dijeron que las cestas de alimentos estaban llegando una vez cada 3 meses o incluso con menos frecuencia”, lo que no ha hecho otra cosa que acelerar la crisis de desnutrición y la inseguridad alimentaria (Otis J, 2022). 

Escrito por Lidija Misic

Revisado internamente por Aditi Partha

Traducido por María Eugenia Lodeiro

Revisado por Susana Ibarz de la Torre

Actualizado por última vez el 16 de octubre de 2022

Bibliografía:

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[1] Este artículo de ninguna manera pretende dar una descripción completa o representativa sobre los derechos del niño en Venezuela; en efecto, uno de los muchos desafíos yace en la escasa información actualizada sobre los niños en Venezuela, mucha de la cual es poco confiable, no es representativa, está desactualizada o simplemente no existe.