Niños de Yemen

Niños de Yemen

Descubriendo los derechos infantiles en Yemen

Las condiciones de vida de los niños de Yemen son terribles. Viven entre violencia, pobreza y problemas de salud; peligros de muerte que forman parte de su día a día.

Carte-droits-de-l'enfant-dans-le-monde-2014-MINI (2) yemen_sm00 (1)

Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño : 5,68 / 10
Nivel negro: Situación muy grave

Población: 25,4 millones
Pob. de 0-14 años: 42%

Esperanza de vida: 63,1 años
Mortalidad – de 5 años: 34‰

Principales problemas que afectan a los niños en Yemen:

Pobreza

En Yemen, el país más pobre del Oriente Próximo, casi uno de cada dos habitantes vive bajo el umbral de la pobreza. Las condiciones de vida pueden variar según la región en la que residen. Por ejemplo, en las zonas rurales hay siempre mayor discriminación que en las zonas urbanas.

En todo caso, los niños son los más vulnerables frente a la pobreza. Su salud, su bienestar e incluso su supervivencia corren un grave peligro.

Salud

Yemen tiene una tasa de mortalidad infantil muy alta y no es de extrañar que muchos de los recién nacidos nazcan con el peso inapropiado (30%). Los nacimientos en Yemen son un problema real, pues suelen tener lugar fuera de los centros médicos, por lo que suponen un gran riesgo tanto para el niño como para la madre.

La malnutrición también es uno de los principales problemas en Yemen y afecta a un número récord de personas. Las consecuencias dañinas de la malnutrición en la salud de los jóvenes yemeníes son numerosas. Por ejemplo, casi un tercio de los niños de entre dos y cinco años sufren de un grave retraso.

De la misma forma, la salud de los niños se ve afectada por el escaso acceso a agua potable. La falta de higiene e hidratación provoca en gran medida que las epidemias se propaguen y agrava las enfermedades que antes eran benignas.

Derecho a la educación

Más de un cuarto de los niños de Yemen no recibe educación. Este hecho afecta más a las niñas que a los niños.

Además, los centros carecen de higiene y las instalaciones ni son suficientes, ni están en buenas condiciones. Por consiguiente, la salud e higiene de los niños se ve afectada en estas escuelas, donde en la mayoría de los casos no hay ni aseos, ni zonas recreativas.

La presencia de las fuerzas armadas en todo el país dificulta y pone en peligro el camino que recorren para llegar a la escuela. Los niños están aterrados a la hora de cruzar las carreteras en Yemen para ir a la escuela. Los padres, los cuales la mayoría de las veces están igual de asustados que sus hijos, a menudo dejan que los niños se queden en casa.

Las escuelas suelen ser además el objetivo de las amenazas de los grupos armados, que no dudan en intimidar a los grupos enemigos apuntando con sus pistolas a las escuelas.

Para garantizar la seguridad de los niños, a algunas escuelas no les queda más remedio que cerrar, impidiendo así que los niños disfruten de su derecho a la educación.

Trabajo infantil

El trabajo es el pan de cada día de un 23% de los niños de entre cinco y 14 años en Yemen. El predominio de trabajos forzados en este país es tan grave como el maltrato a estos niños. Con ocurrencias como la explotación sexual hasta ser tratados como esclavos, estos niños son el objeto de la crueldad y maldad. Su salud, tanto física como mental, su seguridad y su desarrollo están gravemente afectados.

Violencia infantil

Las manifestaciones de la Primavera Árabe han afectado a muchos niños en Yemen. Han habido matanzas cerca de sus propias casas o incluso en el recorrido que hacen habitualmente para ir a la escuela.

Los conflictos armados que de forma regular estallan en este país, ponen en peligro su salud y seguridad automáticamente.

Además, desafortunadamente, el abuso infantil en el seno familiar se da con frecuencia en el país. Algunos niños sufren maltratos por cualquier motivo absurdo y los métodos de violencia son tan variados como la crueldad misma. Las niñas más pequeñas  son violadas por miembros de su propia familia. Los niños a menudo se escapan de sus casas para evitar estos actos de violencia intrafamiliar y se quedan solos y desprotegidos. Como consecuencia, viven entre la pobreza y las atrocidades de la calle.

Los efectos de este ambiente de inseguridad también se reflejan en el comportamiento de los niños. La violencia a la que deben hacer frente cada día crea confusión y falta de confianza en sí mismos. También acaban desarrollando comportamientos violentos y agresivos, por lo que por ejemplo, son frecuentes las peleas en las escuelas.

Tráfico infantil

El comercio con niños todavía está presente en la vida cotidiana de Yemen. A veces incluso las propias familias son las que introducen a sus hijos en las redes de tráfico infantil.

Estos niños pequeños son así objeto de la explotación más cruel en el tráfico infantil. En concreto, recientemente ha habido un aumento de ciertas prácticas relacionadas a la explotación sexual de los niños tales como pornografía infantil y matrimonios con turistas. Además, otros niños se enfrentan a un destino abominable de tráfico de órganos y trasplantes.

Muy pocas veces se informa sobre estas graves vulneraciones de los numerosos derechos que la Convención de los Derechos del Niño garantiza y la mayoría no se sancionan. El motivo principal de que los infractores queden impunes se halla en la legislación yemení, que no abarca este tipo de crímenes. Finalmente, ningún tipo de protección a estos menores, víctimas de abusos, se pone en práctica en este país.

Matrimonio infantil

Esta práctica es muy habitual en Yemen. Se estima que más del 30% de chicas jóvenes se casan antes de cumplir los 18. Las consecuencias son graves, sobre todo porque se trata de chicas muy jóvenes (en algunos casos tienen 12 o 13 años).

Embarazadas a los 15, llevan vidas muy duras y el parto a veces provoca problemas de salud debido a su prematura edad.

Además, ellas no eligen a su marido y por eso muchas veces deben enfrentarse a la violencia de género. Siendo muy jóvenes y sin tener ingresos, se ven forzadas a vivir con estos hombres despreciables, violentos y desagradables.

Mutilación genital

Esta práctica consuetudinaria está muy extendida en Yemen. Se calcula que una jóven de cada cuatro es objeto de la ablación durante su juventud.

La falta de higiene y regulación de la práctica de la ablación con frecuencia conlleva serias consecuencias para la salud de estas jóvenes. A menudo se traduce en infecciones, hemorragias y otros problemas relacionados con la operación que les realizan.

Niños refugiados

Miles de familias buscan asilo y protección en los campos de refugiados. Para huir de la violencia del norte del país, la gente inunda estos campos donde se esfuerzan en lo posible para conseguir asilo para este gran número de personas.

En estas zonas, las asociaciones brindan gran ayuda a los niños de muchas formas. Sin embargo, los niños siguen en estado crítico si tenemos en cuenta las graves situaciones traumáticas que han sufrido.

Además, hay demasiados por alimentar y cuidar. Su salud es preocupante, abunda la malnutrición y no todos tienen acceso a una educación, debido a que las clases están saturadas. Lo que es más, la falta de instalaciones provoca problemas recurrentes de higiene y enfermedades.

Derecho a la identidad

La situación en Yemen es alarmante. Casi el 80% de los nacimientos no se declaran oficialmente a las autoridades públicas. Este porcentaje preocupante es en parte el resultado de los costes que suponen los registros, que siguen siendo muy elevados, a pesar de los esfuerzos del país.

Por lo tanto, estos niños no poseen una identificación oficial o nacionalidad. Esto conlleva grandes dificultades para esta gente, pues no pueden disfrutar de sus derechos, ya que son invisibles a los ojos de la sociedad.

Justicia juvenil

En Yemen no hay leyes concretas que amparen a los niños. Por ejemplo, los niños obligados a prostituirse dentro de las redes de tráfico de menores pueden ser castigados por el hecho de prostituirse.

El gobierno continúa ejecutando a menores, vulnerando así los derechos fundamentales de estos menores por completo. Los niños que son detenidos por las fuerzas policiales viven en condiciones miserables, en las mismas celdas que los prisioneros adultos.