Marguerite Barankitse, “la madre de 10.000 niños”

Posted on Posted in Derechos Humanos, Uncategorized

“Vivir y trabajar en contacto con los niños, defender sus derechos, como lo he hecho siempre, es algo que da una fuerza única. En tiempos de guerra e infelicidad, son siempre los niños quienes me llevan al final del día. En sus ojos, ¡brilla tanta esperanza! Los niños son los constructores arquitectos de la esperanza”. Marguerite Barankitse
BarankitseMarguerite Barankitse, laureada con el Premio Nobel de la Infancia, condecorada con la medalla de la Legión de Honor de Francia, y elogiada, entre otros, por el Consejo de Europa, el periódico The Guardian e incluso el antiguo Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, por las acciones que ha emprendido, se distinguió durante el genocidio en Burundi por sus esfuerzos por proteger a la infancia.

Un recorrido fuera de lo común:

Marguerite Barankitse, originaria de Burundi en el África central, desde muy joven se encontró cara a cara con la discriminación entre los hutus y los tutsis. “Maggy”, como se la conoce cariñosamente, testigo de la muerte de su padre tutsi cuando contaba seis años, se involucró en el combate por la tolerancia.

La guerra civil estalló en Burundi en 1993, dejando numerosos huérfanos; y sin distinción étnica, Maggy acogió a los niños hutus y tutsis que huían del combate. Es sobre todo con su valor y su determinación como les escondió y les protegió del mortal genocidio, desplazándose sin parar para no ser encontrada.

En su huida, Maggy recogió cada vez más niños y después de un tiempo, se encargó de crear la Casa Shalom en 1993, destinada a ofrecerles refugio y educación. Diez mil niños se beneficiarían de estos servicios durante la guerra civil.

Una lucha continua:

Consciente de la pobreza extrema que siempre ha azotado a Burundi y del persistente odio étnico que desgarra al país, Maggy continúa su acción con la construcción de “Casas de Ángeles” a lo largo y ancho de todo el país: refugios para jóvenes desempleados y niños de la calle que buscan una ruta segura hacia una vida autónoma. En veinte años, su asociación ha ofrecido ayuda a más de 30.000 niños desfavorecidos, huérfanos y seropositivos. Más allá de las situaciones de crisis y de emergencia que inevitablemente se presentan, el enfoque que la organización ha adoptado es promover el desarrollo humano sostenible con atención a las necesidades de la comunidad en su conjunto.