Niños de China

Niños de China

Descubriendo los derechos infantiles en China

A pesar de que en estos últimos años se ha experimentado un cierto progreso, los niños chinos continúan sin beneficiarse plenamente de sus derechos. El tráfico infantil, las desigualdades a nivel sanitario y educativo entre las diferentes regiones, la situación del Tíbet, entre otros, siguen siendo problemas alarmantes.

Carte-droits-de-l'enfant-dans-le-monde-2014-MINI (2) carte_chine

Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño : 7.85 / 10

Nivel naranja: Problemas evidentes

Población : 1,35 billón
Pob. 0-14 años : 17,2 %

Esperanza de vida : 75,3 años
Mortalidad en – de 5 años : 9‰

Principales problemas que afectan a los niños en China:

Pobreza

A pesar de las iniciativas del gobierno chino para reducir el nivel de pobreza, la repartición de la riqueza en China sigue siendo muy desigual. Se considera que cerca de 4,3 millones de niños viven en condiciones de pobreza extrema; además, se calcula que cerca de 9 millones de niños son “desfavorecidos”. Las familias que sufren más la pobreza son aquellas que viven en regiones rurales o las que pertenecen a minorías étnicas.

Política del hijo único

¿Cómo no vamos a mencionar la política del hijo único si hablamos de los niños en China? Este sistema de control de la tasa de natalidad, puesto en marcha en 1979 por el gobierno chino para regularizar los índices demográficos del país, favorece con todo tipo de ventajas (alojamiento, educación, sanidad, etc.) a las parejas que se limitan a tener un solo hijo. Sin embargo, las familias numerosas deben pagar una tasa. Aunque la etnia Han, la más grande en China, está exenta de pagar dicha tasa.

Estas medidas causan muchos problemas a las familias pobres del campo, quienes cuentan con sus hijos, preferentemente con los varones, como mano de obra y como “seguro de vida” para cuando ya estén al final de su vida. Desde 2002, esta política se ha oficialmente dulcificado un poco para autorizar a estas familias del campo el nacimiento de un segundo hijo si el primero se trata de una niña o de un hijo discapacitado.

Sin embargo, según las autoridades, se han “evitado” más de 400 millones de nacimientos a cambio de asegurar una mejor calidad de vida a las familias chinas.

Una lamentable consecuencia de estas restricciones es el abandono de muchos niños, en particular niñas pequeñas, o también el infanticidio, en ciertas regiones, a pesar de que haya sido oficialmente impugnado por la ciudad de Pekín. El aborto selectivo (dependiendo del sexo del bebé) está prohibido por la ley, a pesar de que se practica mucho, lo que conlleva un desequilibrio importante entre el número de niñas y niños. Esta política es, por tanto, muy problemática si la relacionamos con el derecho a la vida que garantiza el artículo 6 de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN).

Tráfico de niños

Según las estadísticas del gobierno chino, cerca de 100 000 mujeres y niños son víctimas de la trata de personas en China. Se calcula que los niños representan al menos un 10% de esa cifra. La mayoría de las víctimas son niños pequeños originarios de regiones pobres y rurales del oeste del país o a veces de otros países asiáticos. Éstos niños son vendidos al mejor postor. En cuanto a las niñas, también víctimas de la trata de personas, son utilizadas a menudo para la explotación sexual. La política del hijo único es también una de las causas de la explotación sexual ya que muchos padres no dudan en vender sus hijas para tener una segunda oportunidad de tener un niño.

Derecho a la sanidad

Estos últimos veinte años, China ha logrado grandes progresos en el acceso a la sanidad, reduciendo la mortalidad infantil de 65 a 19 muertes de media por cada mil nacimientos. La esperanza de vida también ha aumentado, siendo ahora de más de 70 años.

Sin embargo, entre las diferentes regiones y etnias chinas continúan existiendo grandes contrastes en el ámbito de la sanidad. Se puede observar que los médicos escasean mucho más entre la población proveniente de regiones rurales y pobres, que los de minorías étnicas. Por ejemplo, mientras que en Shanghai la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años se eleva a menos de un 10%, en el Tíbet ésta es de un 450%.

Derecho a la educación

El objetivo fijado por China es ofrecer la escolaridad obligatoria durante nueve años a cada niño. Sin embargo, cada año, miles de niños abandonan el colegio.

En China, los métodos de enseñanza siguen siendo muy tradicionales y no fomentan la participación activa de los alumnos. Uno de los principales problemas es que sólo se enseña y se habla en clase el chino, pero no las lenguas de las minorías étnicas. Además, en China, muchos colegios de primaria no están provistos del material ni del personal cualificado que se necesita. La universidad es muy cara, lo que impide que algunos estudiantes puedan acceder a una formación superior ya que sus familias no disponen de medios para poder financiarles los estudios.

Hay que hacer hincapié en el hecho de que dos tercios de los niños no escolarizados en China son niñas. De toda la población analfabeta, las mujeres representan un 70%. Los niños discapacitados también sufren discriminación escolar: según las estadísticas oficiales, sólo un 76% de ellos tienen acceso a la educación.

Migraciones infantiles

Se calcula que alrededor de 19 millones de niños migran en China. Provenientes de regiones rurales, han seguido a sus padres, desplazándose a zonas urbanas con la esperanza de encontrar trabajo. La gran mayoría de estos niños tienen un acceso muy limitado a la educación y a la sanidad, viviendo a menudo en condiciones muy precarias.

Muchos de ellos viven en la calle: de los 150 000 niños sin techo censados en China, la mayoría son niños desplazados.

Además, son víctimas de una discriminación generalizada por su pobreza y, a veces, por su dificultad para aprender otro dialecto. Existen colegios especializados para niños desplazados, pero la mayoría no están reconocidos por lo que los diplomas expedidos no sirven de nada y la búsqueda de un empleo cualificado es casi imposible.

Libertad de expresión

Aunque la constitución china dispone que la libertad de expresión está garantizada, en la práctica esta libertad está muy limitada. Los medios de comunicación están muy controlados, los defensores de los derechos humanos son a menudo encarcelados y el gobierno ejerce una política de censura muy estricta, sobre todo en Internet.

Estas restricciones impiden a los niños chinos ejercer su derecho a la información y a expresarse libremente, violando, así, el artículo 13 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Justicia de menores

Las estadísticas han mostrado que la delincuencia juvenil en China tiende a aumentar. El Estado, por tanto, ha introducido un régimen de derecho penal de menores muy estricto; el 99% de los casos que pasan por la justicia terminan con una condena. Las condiciones en las que se detienen a estos menores son criticadas por las ONG activas en este asunto ya que los niños, en la mayoría de los casos, son arrestados en las mismas prisiones que los adultos, sin ningún tipo de separación, al contrario de lo que indica el CIDE (Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación).

Los niños que son condenados con ciertas medidas de reeducación, en los que llaman colegios de “trabajo y educación”, no tienen derecho a ser representados por un abogado durante el procedimiento, ni de recurrir la sentencia. En estos reformatorios, los jóvenes delincuentes son obligados a trabajar en fábricas o factorías, y no tienen derecho a comunicarse con sus familiares.

La violación de los derechos infantiles del Tíbet

Discriminaciones

En el Tíbet, el pleno cumplimiento de los derechos de los niños está lejos de ser alcanzado. Los niños tibetanos son víctimas de muchas discriminaciones, particularmente al nivel de formación. Cerca del 49% de los jóvenes tibetanos son analfabetos o incapaces de leer y escribir correctamente. Muchos niños que viven en regiones apartadas no tienen ni siquiera acceso a un colegio. Algunas familias no tienen medios para financiar la escolaridad de sus hijos.

El gobierno chino invita a sus residentes extranjeros a que colonicen el Tíbet a cambio de atractivas ofertas salariales, poniendo en peligro, de esta forma, la economía tibetana y causando una gran situación de pobreza entre los indígenas. Los niños son los primeros que sufren este cambio.

Derecho a la salud

Por otro lado, el acceso a los servicios sanitarios está muy limitado, haciendo del Tíbet la peor región de China para vivir en cuestiones de salud. Los hospitales están concentrados en las zonas urbanas, mientras que cerca de un 40% de la población tibetana aún es nómada o seminómada. Además, los médicos les aplican tarifas prohibitivas a los tibetanos. La tasa de mortalidad infantil de China es una de las más elevadas del mundo. Los médicos que practican medicina tradicional en los pueblos no saben ni siquiera curar las infecciones y enfermedades más básicas de los niños (como por ejemplo, la rubéola o incluso los problemas dentales).

Derecho a la alimentación

La alimentación de algunos niños tibetanos es muy poco variada ya que el clima no favorece la agricultura. Comen muy poca o casi nada de verdura, lo que les crea carencias alimenticias importantes. Son muchos los niños que sufren desnutrición.

Libertad de culto

Son sobre todo los niños tibetanos los que sufren violaciones a su libertad de culto. Las autoridades chinas intentan controlar la religión budista tibetana. El caso del onceavo Panchen Lama, el jefe espiritual más importante tras el Dalaï-Lama, ilustra bien este problema: unos días después de ser reconocido como la nueva reencarnación del Panchen Lama, el joven designado es raptado y encarcelado por las autoridades chinas que nombran a otro chico en su lugar. Todavía hoy, persiste el misterio sobre qué le habrá pasado al que los tibetanos consideraban el “verdadero” Panchen Lama.

Otro problema es el de la edad con la que algunos niños son introducidos en el monasterio. En el Tíbet podemos encontrar pequeños monjes que apenas tienen 5 años. Las razones que llevan a las familias a confiar sus hijos tan pequeños a los religiosos son muchas (pobreza, razones históricas, etc.), pero sí es verdad que el derecho de estos niños a elegir entre esta vida o a expresarse sobre esta elección es totalmente ignorado.

Además, estos pequeños monjes son a menudo arrestados por oponerse al gobierno e incluso, ciertos informes de las ONG, establecen que algunos de ellos son torturados.

Por tanto, la situación de los derechos humanos en el Tíbet está aún bastante tensa. Las ONG tienen problemas para ofrecer su ayuda ya que las autoridades chinas están muy reticentes y sólo lo ven como una injerencia.