Introducción
La protección de los niños y la realización de sus derechos son los principales retos para los países africanos. Además de los problemas recurrentes como el matrimonio infantil y la circuncisión femenina, se está incrementando también el problema de las desapariciones de niños en países como Benín. ¿Cómo se muestra el problema y cuáles son sus causas?
Niños desaparecidos en Benín: La psicosis y las causas de este fenómeno
Durante varios meses, la gente ha visto con impotencia el dramático aumento de un nuevo fenómeno: el secuestro y la desaparición de niños. ¿Cuántos niños han desaparecido hasta la fecha? Es difícil de decir cuando sabemos que no todos los casos se dan a conocer. Desde el caso de la chica de 17 años, una aprendiz de peluquería que fue brutalmente asesinada en las afueras de Cotonou al caso reciente de un joven de 14 años de décimo grado, que fue secuestrado y luego asesinado, son muchos los ejemplos. Este fenómeno es más frecuente en el sur del país y en las ciudades y suburbios de la capital económica de Cotonou. Sin embargo, está presente en todas partes en todo el territorio nacional. Esta situación inspiró una manifestación por parte de los defensores de los derechos del niño y la redacción de una petición nacional para crear conciencia sobre el tema (Adeossi, 2016). También el Comité de Enlace de las Organizaciones Sociales para la Defensa de los Derechos del Niño (CLOSE) ha comenzado a evaluar la situación.
Indíce de delincuentes cibernéticos
El aumento de los secuestros y desapariciónes de niños en Benín se presenta en un contexto de aumento de la delincuencia informática en el país. Los estafadores en internet, en la búsqueda de dinero fácil combinan sus acciones con prácticas ocultas en las que hacen uso de sangre humana (Djogbenou, 2017). Para cometer sus crimenes contra los ciudadanos pacíficos del mundo, los ciberdelincuentes tienen una estatuilla de una deidad llamada «Kenninsi». Esta les permite llevar a cabo sus estafas en internet sin preocupaciones. El único requisito sería ofrecer sangre humana a esta deidad. Así, los ciberdelincuentes que poseen esta deidad demoníaca deben ofrecerle sangre humana al menos una vez al año. Tan pronto como empieza el período de la ofrenda a la deidad, observamos la desaparición de niños y adultos. La sangre de estas víctimas se ofrece a la deidad que, a cambio, permitiría que estos estafadores tuvieran éxito en sus crímenes de internet y que por lo tanto, obtuvieran dinero. Las víctimas son elegidas tanto en las ciudades como en los pueblos. Las víctimas preferidas de los ciberdelincuentes son los niños, ya que están indefensos y es fácil secuestrarlos, aunque los adultos también son víctimas de este fenómeno.
El temor de un modo de operación
Los secuestrados casi siempre pierden sus vidas y sus cuerpos se presentan drenados de sangre y con uno o más órganos mutilados. Estas imágenes son insoportables (Djogbenou, 2017). La sacralidad de la vida humana, incluso la de las vidas de niños, pierden su valor y la sociedad presencia con impotencia este esquívo fenómeno.
La necesidad de reaccionar
El número y la barbarie de las imágenes en las redes sociales y medios de comunicación refuerzan el temor dentro de las familias y de la comunidad. Todo el mundo pregunta quién será el siguiente. La amenaza es colectiva. Así debe ser también la reacción.
Ante esta situación, las autoridades piden a las familias que estén atentas y que la gente denuncie a los individuos sospechosos en sus barrios. El enfoque de seguridad del país está también siendo reformado, y ha incluido la «Policía comunitaria», que aspira a hacer a cada ciudadano un testigo activo (Fundación Hanns Seidel Benín, 2015). Nadie sabe cuántas personas y niños serán víctimas de esta situación en el futuro, así que tenemos que actuar ahora. Cada segundo cuenta.
Bibliografía
Escrito por Patrice Affo
Traducido por J. M. McBirnie
Revisado por Tania Rama López
