Ruanda: Rompiendo la espiral de violencia

Posted on Posted in Derechos del Niño, Derechos Humanos

Coaching para comprender de forma intuitiva los derechos de los niños

«¡No tienes derecho a pegarle a tu mujer!» Arndt Soret, fundador y presidente de la junta directiva de Humanium e.V., repite esta frase a menudo cuando trabaja con grupos en Ruanda. «Desde el genocidio de 1994, la violencia y la culpabilidad se transmiten de generación en generación como una patata caliente, y seguirá siendo así si no hacemos nada al respecto», afirma.

Pero, ¿qué se puede hacer? ¿Cómo se puede explicar la «no violencia» a un joven padre de familia que, de niño, presenció cómo sus padres fueron ejecutados? ¿Cómo enseñar a una joven madre a respetar a su hija, si ella misma ha experimentado un brutal menosprecio?

Para responder a estas preguntas, Humanium ha desarrollado un nuevo enfoque en grupos de trabajo con un trasfondo terapéutico profesional. ¡Utilizando la intuición y las experiencias propias, los participantes pueden romper la espiral de violencia!

 

¿Experiencias propias contra la violencia? ¿Cómo funciona?

 

Por una parte, funciona porque Arndt y el equipo de Humanium combinan el coaching y el liderazgo con conocimientos sobre psicología y superación de traumas en un enfoque único que permite percibir los derechos de los niños de forma intuitiva en vez de trasmitirlos a nivel intelectual. Y, por otra parte, porque, según nuestros datos, no hay ninguna otra ONG de los derechos de los niños que combine las disciplinas de esta forma. Esta nueva técnica permite a los participantes de los grupos de trabajo recordar sentimientos y compartirlos. Aprenden a diferenciar entre el universo emocional propio y el común, y comprenden en qué medida se han visto influidos por los recuerdos de su infancia. Reconocen, en el presente, el círculo de violencia que surgió en su infancia y que todavía existe cuando, por ejemplo, los padres no pueden alimentar a su familia y su frustración desemboca en violencia, ante la cual las mujeres se enfrentan con impotencia. Las víctimas de esta tóxica mezcla de violencia e impotencia son casi siempre los niños. Y así es como se perpetúa la espiral de violencia, hasta que en los grupos de trabajo cada individuo toma conciencia y se crea resiliencia, atención, alegría y empatía por los demás.

 

Alcanzamos a las personas a través de los líderes locales

 

Los talleres de Ruanda están organizados en grupos, pero se aplican a las personas, a sus realidades y experiencias individuales. Lo vivido cambia su percepción e influye en su comportamiento. Durante el trabajo en grupos, Humanium establece responsables locales bajo el lema “todos somos líderes”, con lo que se crea un circuito positivo. Su conciencia y fuerza atrae a otros a participar y hace surgir una motivación que los responsables transmiten a todos. Puesto que muchos de los responsables locales trabajan con otras personas, y sobre todo con niños, este enfoque va creciendo como una bola de nieve y alcanza cada vez a más personas. Personas que experimentan la no violencia y respetan los derechos de los niños, ¡no en el futuro, sino ahora!

Para que la experiencia se introduzca en el día a día de manera sostenible, es importante repetirla. Por eso, durante un periodo de tres o cuatro años, se organizan talleres anuales con los mismos participantes. “Solo así es posible generar un cambio pacífico y satisfactorio a largo plazo en la vida de innumerables personas”, alega Arndt para explicar la continuidad de este enfoque.

 

¡Esto es importante, tomémoslo en serio!

 

“La gente tiene muchísimas ganas de hablar y expresar sus sentimientos, al contrario que en el mundo occidental”, comenta Arndt, y describe la historia del alcalde de un pueblo que participó en un taller por las mañanas. Estaba tan entusiasmado con la experiencia que, por las tardes, recorría un camino polvoriento durante horas para explicar a los otros participantes que lo que pasaba en los talleres era realmente importante y que era imprescindible que se lo tomaran en serio.

 

¿Qué pasa exactamente en estas sesiones en grupo?

 

Humanium forma grupos de hasta 25 participantes con la ayuda de nuestro socio local AVSI (Associazione Volontari per il Servizio Internazionale). Durante cuatro horas, los y las participantes solo sienten, no piensan. AVSI les conoce bien, pues sus trabajadores sociales visitan a los participantes y a sus familias cada semana. AVSI es socio de Humanium desde 2014. Como organización local de ayuda a la infancia, conoce muy bien la coyuntura del lugar, a su gente y su historia.

El objetivo del trabajo en grupo es acabar con la violencia doméstica y explicar los derechos humanos y, por supuesto, los de los niños. El desarrollo concreto depende de la composición del grupo y de lo que surja en el momento: “Animamos a todos a involucrarse y expresar aquello de lo que no se habla. De este modo, cada grupo adquiere una dinámica que no es posible prever”, explica Arndt. A esta habilidad la llama “bailar en el momento”, es decir, adaptarse a la situación, a los participantes y a aquello que sea necesario en ese instante. El papel más importante de los guías o asesores profesionales de Humanium y AVSI en ese momento es mantener el espacio y ofrecer seguridad. Solo entonces los participantes se animan a compartir sus experiencias y desarrollar empatía. Ambos son prerrequisitos para confiar en las relaciones subyacentes y para que haya sinceridad. Así es como, para muchos participantes, por primera vez en su vida surge la posibilidad de mostrar sus sentimientos. Aunque cada taller es diferente, se pueden identificar cinco pasos que definen el enfoque de Humanium:

 

  1. Sacar sentimientos a la luz: Los participantes pueden recordar sentimientos de su infancia y articularlos en un espacio seguro, sin tener miedo de ser (pre)juzgados.
  2. Compartir sentimientos: Con la ayuda de los guías, los participantes pueden compartir sus sentimientos con el grupo, y aprenden en qué medida han determinado su vida y la de su familia y entorno.

  3. Juego de roles: Este paso es el núcleo del trabajo en grupos. Los guías sugieren un intercambio de papeles: las mujeres asumen el papel de los hombres y viceversa. Aquí ocurren a menudo cosas sorprendentes. Al cambiar de perspectiva, los participantes empatizan con los otros por primera vez. Arndt relata cómo un participante aseguró haber comprendido por primera vez, gracias a este intercambio de papeles, lo que le hacía a su mujer cuando la pegaba. Es, pues, muy probable que estas experiencias provoquen un cambio en el comportamiento.

  4. Intercambio: El éxito en el juego de roles cambia la conciencia de los participantes a largo plazo. Tras este paso tiene lugar una intensa conversación en la que los participantes comparten sus experiencias. Al escuchar a los demás con atención, las relaciones entre los participantes se fortalecen y surge una percepción más profunda del sistema social que se encuentra detrás de los problemas de los individuos, de sus familias y de sus pueblos.

  5. Fijación: Los cambios en el comportamiento deseados se intensifican aún más en el proceso de integración. Con la ayuda de enfoques bien establecidos como el denominado “Echosharing”, los sentimientos y la conciencia adquirida al escuchar activamente se comparten con un compañero. Este paso es muy importante para fijar las experiencias y transformarlas en nuevas actitudes y comportamientos.

 

 

Y en cuanto a nuevas actitudes y comportamientos, le preguntamos a Arndt: “¿No oyen a veces que todo esto está muy bien y es muy bonito, pero que seguramente no cambie nada de la dura realidad en Ruanda, más allá de su moderna capital, Kigali?”. “Claro”, confirma Arndt. Ya han oído estas cosas y otras similares, pero cuando visitan de nuevo a los participantes de estos grupos, experimentan una y otra vez cómo estos (pre)juicios están equivocados. Los trabajadores regionales de AVSI también confirman que, a largo plazo, el trabajo provoca un comportamiento (más) libre de violencia y un trato diferente entre los habitantes. Y estos ejemplos son contagiosos. Los casos documentados de violencia doméstica en las regiones de Ruanda visitadas se reducen de manera significativa.

Además de las visitas anuales, también hay encuentros regulares denominados “Friends of Family”, en los que los miembros de estos grupos intercambian opiniones y experiencias. “Solo el hecho de que haya un grupo que escucha y comprende, donde antes solo había silencio y violencia, es tanto un estímulo como una alegría para la mayoría de los participantes”, explica Arndt, que el mes que viene viajará de nuevo a Ruanda. “Volveremos a trabajar con un grupo de madres menores de edad, tengo muchas ganas”, dice y aclara que, aunque al principio es lo más difícil, es precisamente el trabajo con los miembros más débiles de la jerarquía del pueblo lo que al final resulta especialmente enriquecedor y eficaz a largo plazo.

Para este programa, con el que hemos alcanzado a unos 82.000 niños a través de las familias y los pueblos, Humanium ha recibido apoyo principalmente de la fundación AIR FRANCE. Sin embargo, necesitamos más ayuda aún para alcanzar nuestros objetivos.

Esperamos que te guste nuestro enfoque y nos puedas apoyar con una donación (https://www.humanium.org/es/donacion/), apadrinando a un niño (https://www.humanium.org/es/apadrinar-a-un-nino/) o realizando unas prácticas (https://www.humanium.org/es/ofertas-de-practicas-a-distancia/). ¡Muchas gracias!

¿Te gustaría saber más sobre nuestra forma de trabajar? Escríbenos a contact@humanium.org

 

 

 

Escrito por Andrea Goffart

Traducido por Laura Ibarrola