El desarrollo de la primera infancia, la base de una sociedad duradera y próspera

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En Humanium ya ponemos el foco en la primera infancia, donde surgen los caminos de la vida del ser humano.

Se podría definir la primera infancia como el período que empieza al nacimiento del niño hasta los 8 años (World Vision, s. d.). Estamos frente a un período crucial del pequeño en lo que respecta a su desarrollo, puesto que es en esta etapa cuando se crean las bases necesarias para el aprendizaje y el bienestar que le acompañarán el resto de su vida. Por lo tanto, hablamos de la fase de desarrollo más importante de la vida, la que conforma el futuro de los adultos y, en consecuencia, el desarrollo de la sociedad del mañana. Proteger y mirar por el buen desarrollo durante este período se convierte en algo de capital importancia para los padres, los Estados y también para todo individuo susceptible de contribuir a construir un mundo mejor.

Entender el desarrollo de la primera infancia y su importancia

La primera infancia es un concepto que surge de la neurociencia y las ciencias que estudian el comportamiento y que lleva años desarrollándose y poniendo poco a poco de relieve la importancia de los primeros años de vida del niño en lo que respecta a su desarrollo físico, cognitivo, lingüístico y socioafectivo (Center on the Developing Child Harvard University).

De este modo, lo que viven los niños en sus primeros años da forma al resto de su vida, puesto que son estas primeras experiencias las que sientan las bases de la arquitectura neuronal del niño y determinan la robustez o debilidad de su capacidad de aprendizaje, de su salud y del comportamiento que adoptarán en la vida.

Por lo tanto, es necesario entender que estar sano desde el comienzo de nuestras vidas da a cada niño la oportunidad de desarrollarse y convertirse en adultos que contribuyan de manera positiva a la comunidad tanto económica como socialmente (OMS). Sin embargo, este comienzo se puede ver condicionado por muchos factores de orden familiar, comunitario y medio ambiental. Entonces, el niño, en sus primeros años de vida, tendrá necesidad de recibir estimulación, atención y protección en el ámbito familiar y dentro de su comunidad. Requerirá también de una alimentación sana y equilibrada (Organización Mundial de la Salud, 2007). Todos estos factores pueden contribuir a garantizar que se beneficie de un buen desarrollo y que, por lo tanto, tiene mayores oportunidades de éxito. Sin embargo, en algunas partes del mundo, garantizar que los niños tengan un buen desarrollo, sigue siendo una tarea complicada debido a un gran abanico de factores.

Los obstáculos al buen desarrollo en la primera infancia

En algunos rincones del mundo, el desarrollo de la primera infancia sigue siendo un problema, y en especial en países en vías de desarrollo, por diferentes razones.

Los padres que viven en países en vías de desarrollo tienen que hacer frente a la falta de recursos y, por lo general, no pueden proveer a sus hijos de todo lo que pueden necesitar para cubrir sus necesidades para un buen desarrollo. Muchos niños de menos de 5 años en estos países se ven expuestos a múltiples riesgos, sobre todo a la pobreza, la desnutrición, la mala salud y a entornos familiares poco estimulantes que se vuelven un obstáculo para su desarrollo cognitivo, psicomotriz y socioafectivo. La mayor parte de estos niños viven en regiones del Sur de Asia y en el África subsahariana. Según una publicación de Lancet, cerca de 200 millones de niños no alcanzan su pleno potencial debido a la pobreza, la mala alimentación y a la salud deficiente. Desagraciadamente, un mal desarrollo en la primera infancia tendrá consecuencias no solo en el corto plazo, sino también en el largo plazo de la vida de los niños. Durante la infancia, un mal desarrollo de la primera infancia puede manifestarse en las dificultades en la escuela. De hecho, los niños desfavorecidos son más susceptibles de que no les vaya bien en la escuela, y, por lo tanto, de tener menos ingresos, un índice de fecundidad elevado y de no ocuparse bien de sus hijos, contribuyendo así a la propagación de la pobreza de generación en generación (Prof S Grantham-McGregor, et al., 2007).

Sin embargo, existen numerosos medios para garantizar que cada niño tenga un buen desarrollo para que puedan ser mejores y contribuir a crear una sociedad próspera.

Garantizar un buen desarrollo de la primera infancia

Es primordial poder garantizar el buen desarrollo de cada niño. Esto inevitablemente pasa por asegurarse desde el primer momento de que la madre y el niño tengan acceso a los cuidados médicos, además de garantizar que el niño tenga una buena alimentación y un entorno estimulante. Por entorno no entendemos solamente la familia, es decir, los padres, sino también la familia en su definición más amplia, la comunidad, e incluso el país, en el que el niño vive. Es necesario entender lo que la primera infancia requiere para su buen desarrollo de cada uno, de los padres, de la sociedad civil y de los gobiernos. En este sentido, Humanium tampoco falla en su misión. Entre nuestros activos, tenemos puestas en marcha dos iniciativas cuyos ejes son los padres, como primeros garantes del buen desarrollo de la primera infancia. En la India, Humanium, a través de su socio Hand in Hand India, da formación en microfinanzas y forma grupos de ayuda mutua, para que muchas madres desarrollen diferentes talentos y habilidades. Estas iniciativas permiten crear condiciones de vida sostenibles tanto para estas mujeres como para sus familias. Por otro lado, en Ruanda, Humanium ha creado comunidades de familias con la colaboración de su socio local AVSI Rwanda, en los que se reúnen familias para debatir y comprender mejor la primera infancia y darse cuenta de lo decisiva que esta etapa para el bienestar del niño a lo largo de toda su vida.

Garantizar el respeto de los derechos del niño tiene una gran importancia si queremos asegurar el buen desarrollo de cada niño e igualdad de oportunidades de éxito. Para ello, existe un gran abanico de instrumentos jurídicos que permite general tanto a nivel general como individual el florecimiento y desarrollo de cada pequeño. Los niños deben básicamente ser bien alimentados, poder jugar y recibir amor. A modo de ejemplo, podemos citar la Declaración universal de los derechos humanos de 1948, la Convención de los derechos del niño de 1989 o incluso la Carta africana sobre los derechos y bienestar del niño de 1990. Cada uno de estos instrumentos tiene como objetivo garantizar la dignidad y el bienestar de los niños. Cada niño, siempre que sus derechos sean respetados, se beneficiará de un entrono saludable y estará protegido de cualquier forma de explotación y maltrato de los que pueden llegar a ser objeto. Humanium, para garantizar tanto la dignidad como un mejor entorno para los niños, ha adoptado un enfoque anclado en dos ejes de la psicología en las comunidades en Ruanda que consiste en que los participantes rescaten recuerdos y sentimientos de su infancia para permitirles valorar el impacto y el valor de los derechos del niño.

Aquellos padres que no pueden cubrir las necesidades básicas de sus hijos deben poder beneficiarse de la ayuda de la sociedad civil tanto por parte de los gobiernos como de los programas de apoyo dedicados al desarrollo de la primera infancia. Para ello, es necesario precisar que nada justifica la negligencia en este período tan crucial en la vida de los pequeños. Según un estudio de la OMS, «El éxito en la promoción del desarrollo de la primera infancia no está sujeto a la riqueza de un país. […] Independientemente de su grado de riqueza, las sociedades pueden avanzar en el desarrollo de la primera infancia con tan solo asignarle un dólar por cada diez dólares que invierten en la salud y la educación» (Organización Mundial de la Salud, 2007).

Garantizar el buen desarrollo de la primera infancia se convierte así en una prioridad para los gobiernos, que en el largo plazo son los principales beneficiarios. De hecho, invertir en el desarrollo de la primera infancia se torna la inversión más rentable de un país porque puede romper el círculo vicioso de la pobreza, reducir la desigualdad, asegurar la productividad de los individuos y mejorar la competitividad económica de un país (Hansen, 2016).

Este año, además de celebrar el 30º cumpleaños de la Convención de los derechos del niño, en Humanium, creemos firmemente que cada persona debe hacer su contribución para garantizar el desarrollo harmonioso de los niños y que todos debemos participar en la mejora de la condición de vida de los niños en todo el mundo, y más en concreto en los países en vías de desarrollo. Todo el equipo de Humanium está a vuestra entera disposición para cualquier asesoramiento y puedes contactarnos a través de: contact@humanium.org.

Escrito por Habib Kouamé

Traducido por Nieves Carazo

Referencias

Center on the Developing Child Harvard University. (n.d.). The Science of Early Childhood Developement. Retrieved from developingchild.harvard.edu: https://developingchild.harvard.edu/guide/what-is-early-childhood-development-a-guide-to-the-science/

Hansen, K. (2016, Avril 14). Développement de la petite enfance: un investissement judicieux pour la vie . Retrieved from blogs.worldbank.org: https://blogs.worldbank.org/fr/education/d-veloppement-de-la-petite-enfance-un-investissement-judicieux-pour-la-vie

Prof S Grantham-McGregor, Y B Cheung PhD, S Cueto PhD, Prof P Glewwe PhD, Prof L Richter PhD, & B Strupp PhD. (2007, Janvier 6). Child development in developing countries 1. Lancet, p. 369.

World Health Organization . (2007, March). Early Child Development: a powerful equalizer. p. 76.

World Vision. (n.d.). Early Childhood Developement. Retrieved from www.wvi.org: https://www.wvi.org/education-and-life-skills/early-childhood-development-0