Hacer justicia a los olvidados en los debates sobre el clima: la salida de la oscuridad para los niños

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IMG_5983La primera Cumbre sobre el Clima, organizada por las Naciones Unidas, tuvo lugar el pasado 23 de septiembre en Nueva York. Por varias razones, esta cumbre es excepcional y de una importancia capital. El cambio climático y el desarrollo sostenible son primordiales y definirán el modo de vida y el futuro de nuestra sociedad en los próximos años. Quienes no son conscientes de ello son los tres mil millones de personas que todavía utilizan combustibles sólidos para cocinar y calentar sus hogares y los 1.6 mil millones de personas que ni siquiera tienen acceso a fuentes de energía. 600 millones de estas personas provienen de África Subsahariana, donde solamente el 15% de la población total tiene acceso a electricidad. Como ejemplo, el 50% de la población de Nigeria, el 85% de Tanzania y el 99.5% de Liberia no tiene acceso a electricidad. Del mismo modo, este fenómeno afecta de forma grave al continente asiático, donde tan solo el 40% de la población tiene acceso a electricidad.

La pobreza energética se puede definir como la falta de acceso a energías modernas para satisfacer nuestras necesidades primarias de luz, calefacción y para cocinar. Los dos indicadores de pobreza energética son la falta de acceso a la electricidad y el uso de energías tradicionales para cocinar. Debemos ser conscientes de que esta falta de energía va de la mano con las necesidades cotidianas de las personas, afecta a las escuelas, los comercios e incluso a los hospitales y centros de salud.

Es triste decir que los más vulnerables a esta pobreza son los niños y, como resultado, muchos de sus derechos no pueden ser respetados y el ciclo de pobreza en el que están encerrados no puede ser interrumpido más que a través de un esfuerzo internacional para garantizarles otro derecho: el de la energía moderna. Según la Organización Mundial de la Salud, cuatro millones de personas mueren cada año debido a enfermedades causadas por el uso de combustibles sólidos como el carbón para cocinar en el interior de los hogares. 50% de las causas de mortalidad de los niños menores de cinco años están relacionadas con estas enfermedades.

El logro de un mundo mejor que respete los derechos de aquellos que sufren de pobreza extrema se estipula en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Para los niños de todo el mundo, pero especialmente los de las zonas más afectadas, cada uno de estos objetivos representa un paso adelante hacia su realización, pero la falta de electricidad supone un paso hacia atrás. La Agencia Internacional de la Energía ha llevado a cabo un estudio sobre el impacto del uso de la electricidad sobre estos objetivos, a los cuales hemos añadido el impacto concreto en los niños:
Objetivo 1-Erradicar la pobreza extrema y el hambre

El acceso a fuentes de energía modernas permitirá a las familias aumentar su productividad en la agricultura o incluso poder realizar actividades que generen ingresos. La pobreza es la principal causa por la que no se respetan los derechos de los niños y al reducirla se consigue dar a los niños las oportunidades que nunca antes habían podido tener, como educación, salud e incluso diversión.

 

Objetivos 2 y 3–Asegurar la educación primaria para todos y promover la igualdad de sexos

Millones de niños y, en especial, las niñas pequeñas pasan horas todos los días yendo a buscar leña para hacer fuego y realizando las actividades domésticas. El acceso a las energías modernas reducirá este tiempo que pueden aprovecharlo en la escuela. Además, la electricidad podría mejorar su rendimiento aunque tengan que hacer sus deberes al regresar a casa por la noche. La instalación de alumbrado público en las calles también será un avance considerable a favor de la seguridad de estas niñas.

 

Objetivos 4, 5 y 6 – Reducir la mortalidad infantil y materna, combatir el VIH-SIDA, el paludismo y la tuberculosis

La energía moderna puede mejorar la calidad de la alimentación de los niños, hervir el agua de forma más rápida para eliminar las bacterias, eliminando al mismo tiempo el riesgo de infecciones respiratorias causadas por las energías tradicionales como el carbón. Alrededor del 30% de los centros de salud en África Subsahariana no cuentan con electricidad, por lo que ésta mejoraría su rendimiento, permitiendo, por ejemplo, la instalación de refrigeradores para conservar las vacunas y los medicamentos y recibir a los pacientes en mejores condiciones, ya entrada la noche.

 

Actualmente, el continente más poblado es Asia y en los próximos años la explosión demográfica en África alcanzará su punto más alto. Según UNICEF, de aquí al año 2050, tres de cada cinco niños serán africanos. En estos dos continentes, las necesidades de energía van a aumentar, pero desafortunadamente en estos dos continentes abunda la pobreza extrema más crónica. Hay soluciones para estos niños y los debates sobre el clima no deben reflejar sólo los problemas en estos países, sino también sus potencialidades. Proveer ahora de fuentes de energía para favorecer energías limpias y renovables no es sólo una cuestión de respeto de los derechos de los niños, sino también es lo mejor para el planeta y es una inversión económica sostenible para los países.

Antoine de St-Exupéry dijo, «No heredamos la tierra de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos». Los debates sobre el desarrollo sostenible deben estar centrados equitativamente entre la reducción de nuestro consumo de energía y el acceso a la energía para estos millones de personas con el fin de asegurar que transmitamos a estos niños el mundo que se merecen.

Sources:

“Energy Poverty : The Hidden energy crisis”, Practical Action , February 2009

“Seven graphics to explain energy poverty and how US can do more”, Todd Moss, Madeleine Gleave, Center for Global Development, March 2014

“Energy Poverty, how to make modern energy access universal?”, OECD/IEA, 2010

« Multiplicité des liens entre l’énergie utilisée par les ménages et les objectifs du Millénaire pour le développement », site internet de l’Organisation Mondiale de la Santé, http://www.who.int/indoorair/mdg/energymdg/fr/

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Escrito por: Aina Andremanisa

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Traducido por: Aida Carrazco

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Revisado por : Amanda Calvo

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