Manchados de sangre, no de petróleo: la crisis en Yemen se desarrolla ante nuestros ojos (cerrados)

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Saná, Adén, Socotra: dos grandes metrópolis con historias cautivadoras y un archipiélago único, todos situados en un país llamado Yemen, un impresionante rincón de la península arábiga. Fascinante, aunque la mayoría de los occidentales tendrían dificultades para ubicar este país en el mapa, por no hablar de sus ciudades y su provincia insular Patrimonio de la Humanidad. De hecho, la fama y el atractivo no suelen venir a la mente al mencionar Yemen. Más bien, es la mala reputación lo que domina los intentos de las psiques occidentales de resumir por qué se conoce a este país asolado por la pobreza y relativamente privado de petróleo.   

 

Los titulares de la guerra, el hambre, el terrorismo y, más recientemente, los secuestros siguen apareciendo en los portales de los medios de comunicación, pero incluso estos títulos horrendos que llaman tanto la atención no son suficientes para concienciar al mundo occidental sobre Yemen. Se puede decir sin temor a equivocarse que Yemen es como un paciente de urgencias a quien se le ha dicho que vaya a casa y que espere a que le llame el médico.

El último conflicto en Yemen comenzó en 2015 con el estallido de una guerra civil entre unos pocos grupos opuestos que rivalizan por el poder. Con la intervención de Arabia Saudita, aumentó el número de víctimas. Avance rápido hasta 2018: casi 10,000 personas han muerto desde que estalló la guerra; en agosto, 40 niños murieron en un atentado con bomba en un autobús escolar llevado a cabo por un avión de guerra de la coalición liderada por Arabia Saudita; según ‘Save The Children’, 5.2 millones de niños están en riesgo de hambruna de los 27 millones de habitantes del país. ¡Y se podría pensar que la situación sobre el terreno no podría ser peor! En septiembre de 2018, Human Rights Watch (HRW) publicó un informe sobre 16 casos documentados de detención ilegal y tortura llevados a cabo por las fuerzas hutíes. Según Watchdog, el objetivo de la mayoría de estos secuestros ha sido extorsionar a los familiares de los secuestrados. HRW ha pedido al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que renueve el mandato del Grupo de Expertos Eminentes sobre Yemen, que puede investigar y eventualmente identificar a los autores de estos crímenes de guerra.

El informe de HRW también detalla las condiciones (a menudo inhumanas) que los detenidos deben afrontar: falta de higiene, acceso limitado a los aseos, falta de alimentos y atención médica, humillación generalizada y tortura. Según el informe, algunos se vieron obligados a defecar en sí mismos debido a que no tenían acceso a un baño. Se informa que los pocos que han sido liberados a cambio de considerables pagos por parte de sus familias, han sufrido un trauma psicológico grave. Watchdog ha pedido a las autoridades hutíes que liberen con efecto inmediato a los detenidos arbitrariamente. De no hacerlo, se debería instar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a que imponga sanciones a las personas que tienen la mayor responsabilidad por los abusos de los derechos humanos cometidos contra los detenidos. Además, si Yemen se incorporase a la Corte Penal Internacional como ha recomendado HRW, sería posible el enjuiciamiento de los crímenes de guerra cometidos por todas las partes en el conflicto. Sin embargo, queda por ver qué medidas reales adoptará la Comunidad Internacional.

El profesor de secundaria Yahiya al-Hayeg, uno de los ex cautivos entrevistados, ha contado historias de torturas insoportables y brutalidad en los centros de detención hutíes. Según su testimonio, los detenidos fueron golpeados con cables y torturados. Incluso recuerda haber visto a un antiguo alumno en su detención arbitraria, un estudiante que había “desaparecido” anteriormente durante su último año en la escuela secundaria. Los secuestradores parecen actuar de manera indiscriminada: además de hombres, también han atacado a mujeres y niños.  

Una vez más, Yemen está en el centro de atención por razones muy desafortunadas, pero no por mucho tiempo. Después de todo, no es la fama sino la oscuridad lo que ha perseguido a este país a lo largo de su turbulenta historia. Ya es hora de que nuestros hermanos y hermanas, hijas e hijos, reciban la ayuda y la atención que justificarían el sufrimiento que han soportado. No llegarán en masa a las costas de Europa y su patria no ofrece riquezas a su salvador máximo, pero sus vidas y su bienestar valen lo mismo que los de cualquier ser humano.

 

Yemen te necesita. Su gente ha resistido hambrunas y sufrimientos indescriptibles a manos de la milicia y las fuerzas gubernamentales por igual. Puede que te compadezcas por los yemeníes y te preguntes si hay algo que puedas hacer. La publicidad, el hecho de que se hable y se escuche es lo que más ansía esta nación. Solo la atención del mundo puede cambiar el destino de la gente de Yemen. Comparte este artículo, o cualquier otro que te hayas encontrado, escribe un artículo, habla con tu entorno, sé una voz para nuestros hermanos, hermanas, hijas e hijos que nacieron en este lejano rincón de la Península Arábiga.

 

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Escrito por Matyas Baan

Traducido por Ruth de Dios