Senegal: abusos sexuales silenciados en el entorno escolar

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El derecho a la educación es fundamental para garantizar el futuro de todos los niños; sin embargo, dicha educación tiene que respetar al niño y su integridad. En Senegal, a pesar de todos los esfuerzos llevados a cabo en el país para fomentar la educación, sigue habiendo problemas. Este es el caso, por ejemplo, de numerosas niñas que son víctimas de acoso y abusos sexuales por parte de sus profesores y del personal educativo. Esta situación ha sido denunciada por Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado recientemente, titulado «Ce n’est pas normal: Exploitation, harcèlement et abus dans des écoles secondaires au Sénégal» (No es normal: explotación, acoso y abusos en las escuelas secundarias del Senegal) [1]. El informe ha sido elaborado principalmente gracias a la cooperación de la asociación senegalesa “Youth Women for Action” (Mujeres Jóvenes en Acción), con los testimonios de alumnas, padres, personal docente, cuerpo educativo y demás personas integrantes de la sociedad civil.

 

Una violación grave de los Derechos del Niño

En la mayoría de los casos, los docentes abusan de su posición de poder para que las alumnas accedan a mantener relaciones sexuales a cambio de buenas notas o incluso «dinero, alimentos, teléfonos móviles, ropa…». Y aunque el código penal senegalés castiga estos actos [2]sigue habiendo demasiadas violaciones y demasiados casos quedan impunes.

La mayoría de las veces, la impunidad se debe a que las jóvenes senegalesas víctimas de abusos o violaciones no los han denunciado, ya que hoy en día el acoso sexual sigue siendo un tema tabú, o al temor a sufrir represalias.

Por otra parte, HRW ha detectado que en torno a estas infracciones existe una cultura del silencio. Por ejemplo, la comunidad respeta a los profesores, ya que estos educan y, por lo tanto, aportan bienestar al pueblo. Así, los mismos padres de las niñas que han sido víctimas de acoso o violación las animan a que no denuncien por miedo a dividir a la comunidad. Esta cultura del silencio va acompañada, además, de una cierta reticencia de los padres a denunciar los abusos, ya que les preocupa la opinión de la comunidad. En un testimonio recogido en el informe, se señala que “La gente te mira de forma diferente… nuestras costumbres prohíben a las jóvenes quedar embarazadas [fuera del matrimonio]”. Esta presión de la comunidad influye en el hecho de que las familias no presenten una denuncia. Así, “cuando los padres descubren que una niña o una joven ha quedado embarazada sin estar casada, prefieren solucionar la situación con el padre del niño o bien organizar una boda entre ellos”. Este acuerdo “amistoso” permite evitar la justicia y, por consiguiente, el riesgo de tener una mala reputación en la comunidad.

El informe, en el que se incluyen testimonios no solo de las niñas, sino también de los padres, expertos en educación, psicólogos y activistas, se centra en este grave problema, que tendría que dejar de ser silenciado. También denuncia la acción del gobierno, que también tiene que hacer su papel en este problema.

 

Necesidad de que las escuelas y el gobierno tomen medidas

En las escuelas algunos directores han organizado campañas de sensibilización dirigidas a los profesores para respetar la profesión y sus valores éticos. Sin embargo, a pesar de estas advertencias, los alumnos siguen informando de comportamientos fuera de lugar y de casos de “relaciones” entre alumnas y profesores.

En paralelo, el gobierno ha lanzado una iniciativa para educar a las niñas y a los profesores. Varios miembros de esta iniciativa han manifestado que los abusos sexuales que padecen las alumnas han disminuido mucho desde que las niñas han recibido una buena formación sobre los Derechos del Niño y la violencia contra los niños.

Al tratarse de protección a la infancia, el Estado senegalés le ha dedicado muchos esfuerzos a esta tarea. Así, el gobierno ha creado una estrategia nacional global de protección de la infancia. Según el informe, este nuevo sistema “implementa unos comités de protección de la infancia que se han creado para reunir a un conjunto de representantes del mundo educativo, la justicia y los gobiernos locales con ONGs y otras partes interesadas que proporcionan servicios a las niñas afectadas por la violencia”. Gracias a este sistema ha mejorado la coordinación entre todos los interesados para prevenir las diversas formas de violencia y los abusos contra las niñas, y facilitar las denuncias en caso de violación de los Derechos del Niño.

Sin embargo, a pesar de estas innovaciones, el gobierno no ha destinado recursos suficientes para que esta iniciativa se pueda implantar de forma efectiva. Por otra parte, no es el único factor que influye en el fracaso de la iniciativa, ya que cabe mencionar varios factores más. Así, por ejemplo, muy a menudo los mismos directores tienen una gran influencia en que se denuncie o no un caso a la policía o a los servicios de inspección. La falta de denuncia puede deberse a varios motivos: a menudo el director prefiere solucionar el problema de puertas para adentro y evitar de esta manera que las autoridades intervengan; el director teme perder personal; en el reglamento escolar no existe una definición de abusos sexuales y, también, a menudo la cultural local extendida de que “las niñas tienen la culpa”, es decir, la percepción cultural en Senegal de que las niñas y las jóvenes son responsables del acoso de sus profesores.

Debido a todos estos problemas, es muy difícil aplicar las medidas gubernamentales y dar una solución a la violencia sexual. Sin embargo, el informe publicado por Human Rights Watch contribuye a denunciar esta situación y a hablar sobre este tema, que sigue siendo tabú en la sociedad senegalesa.

 

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Escrito por: Eddy Malouli

Traducido al español por: Carolina de la Cruz

 

Referencias:

[1] https://www.hrw.org/sites/default/files/report_pdf/senegal1018fr_web.pdf

[2] El abuso del poder y de la autoridad propios ejercidos contra un niño, en especial con fines sexuales, es un delito que está castigado con penas que pueden llegar hasta los 10 años de cárcel.