La destrucción del medio ambiente también erosiona los derechos de los niños

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Combatir las consecuencias de la destrucción del medio ambiente es un prerrequisito para que todos los niños puedan desarrollarse de acuerdo a sus derechos intrínsecos. La inestabilidad medioambiental no solo afecta a las presentes generaciones, sino que también pone en peligro a los niños que formarán parte de nuestro mundo en el futuro.

 

Existe un crucial equilibrio entre las necesidades sociales y las capacidades de la naturaleza

 

Si continuamos agotando y contaminando los recursos naturales, nunca lograremos alcanzar un equilibrio entre las necesidades sociales existentes y la capacidad de nuestro entorno de ser, tanto un hábitat humano adecuado, como un proveedor vital de numerosos objetivos sociales.

La escasez de agua dulce y la degradación, la contaminación del aire como consecuencia de la actividad industrial y la superpoblación, así como las amenazas generalizadas a nuestro ecosistema y a las especies que lo habitan, son tan solo unos pocos indicadores de esta presión en el medio ambiente.

Un enfoque irresponsable del deterioro de las condiciones de vida, que amenace las vidas y la salud de las personas, conducirá a una situación en la que todo aspecto fundamental del desarrollo humano esté en peligro y expuesto a los desafíos y limitaciones de un medio ambiente profundamente transformado.

La mala gestión de los recursos naturales y el grave deterioro del medio ambiente siempre se han debido a intentos del ser humano por moldear el mundo. Sin embargo, nuestra capacidad de provocar cambios dañinos e irreversibles parece ser un riesgo relativamente nuevo, y el equilibrio entre nuestras necesidades y los recursos disponibles está en juego.

 

¿Por qué es esta cuestión especialmente importante para los derechos de los niños?


Aunque hay muchas disputas en cuanto a si el derecho a un medio ambiente seguro debería definirse como un derecho humano fundamental, el respeto y la protección de los valores en que se sustenta están, sin duda, estrechamente relacionados con los derechos humanos a la vida y a la salud. La contaminación de recursos naturales como el aire, el agua y el suelo afectan especialmente a los niños, cuyos derechos fundamentales a una buena salud y un crecimiento adecuado se ven vulnerados por influencias que se encuentran fuera de su alcance y comprensión.

Ningún niño debería sufrir las dañinas perturbaciones provocadas por la actividad humana o por la ausencia de condiciones sanitarias adecuadas, y el acceso ininterrumpido a agua potable y comida sin contaminar debe respetarse en toda circunstancia.

Puesto que algunas formas de destrucción medioambiental podrían volverse pronto irreversibles, la negligencia de las generaciones previas puede poner en peligro el desarrollo de niños que todavía no han nacido.

Por desgracia, la transformación de nuestro entorno natural ya se ha convertido en una cuestión intergeneracional, y la influencia humana perjudicial no se puede mejorar significativamente en una sola generación.

Por otro lado, la protección de los derechos de los niños también podría definirse como una cuestión intergeneracional, ya que el desarrollo de un niño es inimaginable sin el apoyo y la asistencia de las generaciones previas.

Combatir la degradación medioambiental tiene el potencial de ser el elemento de apoyo de mayor alcance e influencia. No cabe duda de que la actitud responsable de las generaciones actuales en cuanto a la contaminación y el calentamiento global afectará positivamente a las generaciones venideras.

Todo niño debería disfrutar y desarrollarse en un entorno que no haya quedado gravemente dañado y degradado a causa de la apatía de las generaciones anteriores o las necesidades y objetivos que estas establecieron.

Afortunadamente, nuestra generación cuenta con un amplio acceso a recursos naturales renovables, como la energía solar, eólica e hidráulica, y su explotación a gran escala es la única manera de crear una atmósfera adecuada para los derechos y necesidades de todos los niños.

En pocas palabras, el desarrollo completo del potencial de los niños no debe verse limitado por los daños colaterales evitables de la explotación de los recursos naturales.

 


Escrito por Goran Batinica

Traducido por Laura Ibarrola Izquierdo

Revisado por Victoria Clavijo