Hace ya cuatro años que Siria es el escenario de un conflicto y el número de refugiados no deja de aumentar. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una cuarta parte de los veintidós millones de habitantes del país se ha visto obligada a desplazarse dentro o fuera del país. Y esta cifra no deja de aumentar, ya que el conflicto, a día de hoy, sigue sin solucionarse. Los países fronterizos, Jordania, Líbano, Turquía e Irak están desbordados ante la llegada de los refugiados sirios, la mitad de los cuales son niños que alcanzan sus fronteras tanto acompañados por su familia, como solos.
Un sufrimiento inigualable para los niños
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el número de niños sirios refugiados asciende a más de un millón, de los cuales ochocientos mil son menores de 11 años. Estos niños, no solo han perdido sus hogares o a miembros de sus familias, sino también una parte de su infancia y su futuro corre peligro.
Los trastornos físicos, el miedo, el estrés, los traumas que estos niños refugiados padecen solo son la punta del iceberg. ACNUR y UNICEF han denunciado otras amenazas que se ciernen sobre ellos, como el trabajo forzado, los matrimonios a una edad temprana o el riesgo de explotación sexual y de trata.
Según ACNUR, en el campo jordano de Zaatari, la mayoría de los comercios emplean a niños y, en el país, alrededor de uno de cada dos matrimonios de refugiados sobrevive gracias al salario de un niño.
Los refugiados sirios en el Líbano
La mitad de todos los niños sirios refugiados se encuentra en el Líbano. Este es el caso de Ahmad. En Siria, Ahmad acudía todos los días a la escuela, mientras que hoy, desde hace ya tres años que vive en el Líbano, no va a la escuela. Actualmente, se dedica a su nuevo trabajo: la venta de patatas fritas al borde del camino. Solo uno de sus cinco hermanos, todos niños, puede ir a la escuela.
El sistema escolar libanés está desbordado y no tiene capacidad para atender a todos los niños refugiados. De hecho, en el Líbano, el número de niños sirios supera al de libaneses. El gobierno del país se lamenta de no poder pagar más profesores. Por consiguiente, ACNUR financia un servicio de enseñanza destinado en su totalidad a educar a los niños refugiados.
Asimismo, dado que la educación en el Líbano es bilingüe (francés y árabe o inglés y árabe), los niños sirios, que solo hablan árabe, tienen problemas para seguir los cursos. Debido a los traumas que padecen, algunos niños no pueden escribir o leer, lo que frena considerablemente su aprendizaje y su enseñanza. Por otra parte, no están integrados en la sociedad, ni disponen de modelos.
¿Quién ayuda a los niños refugiados sirios?
ACNUR y UNICEF son una gran fuente de ayuda. A título de ejemplo, estas organizaciones han iniciado una campaña de vacunación contra el sarampión entre los niños que se encuentran en las comunidades de refugiados. Asimismo, les ofrecen ayuda psicosocial, así como la oportunidad de proseguir sus estudios. Además, ambas organizaciones han registrado un millón de niños, permitiéndoles así disponer de papeles en regla. A pesar de todos estos esfuerzos y de la ayuda de numerosas ONG, el presente de los niños refugiados sirios sigue siendo doloroso y su futuro oscuro.
Si el mundo no actúa rápidamente, una generación de niños inocentes será sacrificada ante el altar de la guerra. Una generación perdida, desesperada y sin futuro.
Escrito por : Ivana Hajzmanova Traducido por : Carolina de la Cruz Montserrat Releído por : Maria Elena Ramirez |