La vida cotidiana de los niños que trabajan en las fábricas de ladrillos

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Los niños que trabajan en las fábricas de ladrillos de la India, Nepal, Bangladesh o Afganistán viven en condiciones difíciles y peligrosas.

Los humos tóxicos, los trabajos repetitivos, las cargas pesadas que deben transportar, etc., forman parte de la vida cotidiana de los niños que trabajan en estas fábricas. Algunos de ellos empiezan a trabajar a los 5 años de edad. La inhalación constante de polvo y de carbono, que las chimeneas expulsan constantemente, provocan la aparición de enfermedades respiratorias y de cáncer.

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A esto se le añade que la falta de experiencia de estos niños, que están en plena edad de crecimiento, les dificulta todavía más el trabajo en la fábrica. El hecho de levantar cargas pesadas y repetir continuamente los mismos gestos hace que se instalen dolores y que padezcan problemas de crecimiento.

Los padres, a menudo desbordados por las deudas, se ven obligados muchas veces a pedir a sus hijos que les ayuden, incluso sabiendo los riesgos que corren. Sin embargo, no hay que acusarlos de malos tratos por hacer trabajar a sus hijos. En realidad, prefieren tenerlos cerca, bajo su protección, que enviarlos a trabajar a la calle, por ejemplo, donde no controlan lo que ocurre.

Ahora bien, cabe preguntarse qué pasará con estos niños que trabajan en las fábricas de ladrillos, en condiciones de trabajo desfavorables y privados de educación. Por suerte, existen asociaciones como Tierra de Hombres o la UNICEF que han abordado esta cuestión y han implantado programas de ayuda. Sin embargo, sigue siendo necesario luchar para que se respete el derecho a la salud y a la educación de estos niños.