Un gran número de niños y niñas son víctimas de Boko Haram en Nigeria

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Desde 2009, el grupo terrorista armado Boko Haram no cesa de causar estragos en Nigeria, a pesar de los esfuerzos realizados por el gobierno y los países vecinos para frenarlo. Este movimiento, cuyo nombre significa «el libro prohibido», intenta aplicar la sharia (ley islámica) por cualquier medio. Entre sus prácticas más salvajes se encuentra el uso de niños como «bombas humanas».

 

Una secta ideológica particularmente mortífera

El grupo Boko Haram nació a partir de unas antiguas protestas islámicas en Nigeria y empezó a ocupar titulares en la década del 2000. Su principal objetivo es instaurar una ideología fundamentalista, y es ante todo conocido por sus ataques terroristas, especialmente mortíferos. Entre ellos destacan el atentado contra el edificio de las Naciones Unidas en Abuya en 2011, con 25 víctimas, y el ataque contra un lugar de culto cristiano en el que 150 personas perdieron la vida durante las fiestas de Navidad. Desde su creación se le atribuyen un total de 20 000 muertes en todo el país. El estado de Borno, al noreste, es la zona más afectada.

 

La escalada del horror

Si ya de por sí estas cifras son alarmantes, el grupo terrorista ha llegado más lejos aún al recurrir a niños para perpetrar sus atentados. El primer ataque suicida de este tipo que se ha registrado, cometido por un niña de 10 años con un chaleco explosivo, se remonta a julio de 2015. Por desgracia, desde entonces estos ataques se han convertido en algo habitual.

El año 2017 ha constituido un punto de inflexión en este tipo de prácticas, como denuncia un comunicado reciente de UNICEF, una organización especializada en los derechos de los niños. Y es que, solamente en este año, un total de 83 niños han sido utilizados como «bombas humanas» por el grupo terrorista. En este mismo informe también se indica que la cifra se ha multiplicado por 4 con respecto al total del año 2016.

 

Estos niños no son culpables, sino víctimas

Entre los menores involucrados se encontraban 28 chicos, de entre los cuales uno era un bebé, y 55 chicas, la mayoría de ellas menores de 15 años. Tras uno de los ataques cometidos en enero de 2017, en el que una chica joven se hizo explotar al pasar por un control de seguridad para acceder a un mercado nigeriano, un testigo afirmó estar seguro de que las bombas se habían detonado a distancia. Esto demostraría que los niños no son conscientes del peligro que representan. Es más, se ha establecido que su reclutamiento en el seno del grupo terrorista se realiza de manera forzada.

 

Una vez liberados, el calvario continúa

Aunque consigan escapar del grupo armado, estos menores se enfrentan a la creciente desconfianza de la población, lo cual no facilita su situación, ya de por sí increíblemente compleja. De hecho, cuando vuelven se encuentran con numerosas dificultades a la hora de integrarse en una comunidad, y sus oportunidades de alcanzar una apariencia de vida normal disminuyen.

Por ello, y con el fin de mitigar su sufrimiento, UNICEF proporciona ayuda tanto psicológica como social a estos niños y niñas, trabajando con las familias y las poblaciones locales para fomentar la aceptación y la tolerancia ante este problema.

 

Escrito por: Sara Azevedo Rodrigues

Revisado por: Estelle Ahoua

Traducido por: Laura Ibarrola Izquierdo

 

 

Referencias

https://www.unicef.fr/contenu/espace-medias/augmentation-de-l-utilisation-d-enfants-comme-bombes-humaines-dans-le-nord-est-du-nigeria

https://www.humanite.fr/boko-haram-utilise-des-fillettes-comme-bombes-humaines-562348

http://information.tv5monde.com/afrique/nigeria-boko-haram-c-est-qui-c-est-quoi4931