Ya sea como simple pasatiempo o a nivel profesional, el deporte se enfrenta a una crisis muy real: la violencia sexual de la cual los niños, que se perciben como presas fáciles, suelen ser las primeras víctimas.
Independientemente de la edad, la práctica de uno o varios deportes se considera como un factor relevante para la realización personal. Entre los niños, sin embargo, cuenta con más validez aún, ya que para ellos el deporte representa los valores de aprendizaje y respeto cuya transmisión es primordial desde una edad temprana.
Puesto que los niños suelen ver a su entrenador como un ejemplo o modelo a seguir, tales abusos son inadmisibles. Las consecuencias de la violencia sexual cometida por los pedófilos en el ámbito deportivo son más trágicas aún porque se oponen a los principios mismos que el deporte intenta transmitir, tanto en el plano psicológico (tristeza, ansiedad, depresión) como en el plano social (aislamiento, retraimiento, irritabilidad), escolar (notas, atención) o incluso físico (fatiga, trastornos del sueño y alimenticios, dolores de cabeza).
Sin embargo, este asunto todavía suele considerarse un tabú, y al día de hoy la palabra representa la mejor arma para romper la ley del silencio.
¿Qué entendemos por violencia sexual?
Si es tan importante definir lo que se considera violencia sexual, es porque un gran número de víctimas se niegan a denunciar a sus agresores. En algunas ocasiones, ni ellas mismas son capaces de decir si lo que han sufrido se trata de violencia sexual.
En su Informe mundial sobre la violencia y la salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) precisa que no solo se considera violencia sexual el acto sexual en sí mismo, sino también la tentativa de realizar dicho acto.
Es posible dividir la violencia sexual en las siguientes tres categorías:
- Las agresiones sexuales: son agresiones cometidas por el agresor utilizando la fuerza, amenazas, coacción, o sorprendiendo a la víctima (por ejemplo, la violación o los tocamientos).
- Los abusos sexuales: son actos cometidos tras un proceso de condicionamiento de la víctima, durante el cual el abusador sitúa a su víctima en un estado de dependencia mediante la creación de un vínculo de confianza. Como consecuencia de este engaño , el niño pierde sus puntos de referencia y, por tanto, no se defiende y sencillamente no comprende lo que le sucede; una incomprensión que en ningún caso significa que consienta al acto sexual.
Estas dos primeras categorías implican un acto sexual cometido con violencia (agresión sexual) o sin ella (abuso sexual).
El acoso sexual: en este caso, aunque haya violencia, no tiene lugar un acto sexual. El acoso sexual se caracteriza por el hecho de imponer a un niño de manera repetida proposiciones o comportamientos con una connotación sexual, o incluso de chantajearle, ya sea repetidamente o no, con el objetivo de obtener favores sexuales
Penas agravadas, el ejemplo de Francia
En cualquier caso, es conveniente recordar que todos estos actos están prohibidos por la ley y severamente sancionados. Además, estas penas se ven agravadas si la víctima es menor de edad o si el autor es una persona que ha abusado de la autoridad que le confieren sus funciones (por ejemplo, un entrenador de deporte).
A modo de ejemplo, la violación es un crimen castigado con 20 años de prisión cuando la víctima del crimen es menor de 15 años (artículo 222-24 2º del Código Penal francés). Se impone esta misma pena en caso de que la violación se haya cometido por una persona que haya abusado de la autoridad concedida por sus funciones, independientemente de la edad de la víctima (artículo 222-24 5º del Código Penal francés). Es importante precisar que el autor de una tentativa de violación se expone a la misma pena que el autor de una violación (artículo 121-4 del Código Penal francés).
La agresión sexual que no es violación es un delito castigado con 10 años de prisión y 150 000 € de multa cuando la víctima es menor de 15 años (artículo 222-29-1 del Código Penal francés) y 7 años de prisión y 100 000 € de multa en caso de que el agresor haya abusado de su autoridad (artículo 222-28 del Código Penal francés).
Por otra parte, el abuso sexual cometido por una persona mayor de edad sin violencia, coacción, amenazas, ni sorprendiendo a su víctima es un delito castigado con 5 años de prisión y 75 000 € de multa cuando la víctima es menor de 15 años (artículo 227-25 del Código Penal francés). El abuso sexual se castiga con 10 años de prisión y 150 000 € de multa cuando la persona abusa de su autoridad (artículo 227-26 del Código Penal francés), que se reducen a 3 años de prisión y una multa de 45 000 € si la víctima es menor de edad pero tiene más de 15 años (artículo 227-27 del Código Penal francés).
Por último, los casos de acoso sexual constituyen delitos castigados con 3 años de prisión y 45 000 € de multa si se han cometido por una persona que ha abusado de su autoridad o si la víctima es menor de 15 años (artículo 222-33 del Código Penal francés).
La necesidad de alzar la voz para romper la ley del silencio
Al igual que los escándalos de pedofilia en la Iglesia, la violencia sexual en el deporte continúa siendo un tema tabú, alimentado por dos hechos: el entorno deportivo protege a los culpables y no se da credibilidad a la palabra de las víctimas.
Esta ley del silencio solo sirve para aumentar el sufrimiento psicológico de los niños que ya han quedado considerablemente debilitados por los comportamientos reprensibles recibidos en contra de su integridad..
La responsabilidad de las personas que han sido testigos de actos de violencia sexual contra niños es especialmente importante porque éstos son más vulnerables debido a su edad y al vínculo de proximidad y obediencia que han formado con su agresor.
La vulnerabilidad es, asimismo, una noción jurídica. En Francia aparece en el artículo 434-3 del Código Penal francés, el cual dispone que “el hecho de no informar a las autoridades judiciales o administrativas en caso de tener constancia de privaciones, malos tratos o agresiones o abusos sexuales infligidos a un menor o a una persona que no esté capacitada para protegerse debido a su edad, enfermedad, discapacidad, deficiencia física o psicológica o estado de embarazo está castigado con tres años de prisión y 45 000 euros de multa”.
Adicionalmente, cuando se trata a un crimen cometido a un menor, no denunciar tal crimen está castigado con 3 años de prisión y 45 000 euros de multa (artículo 434-1 del Código Penal francés).
Del mismo modo, no asistir a una persona en peligro y abstenerse voluntariamente de impedir la realización de un crimen o delito contra la integridad física de una persona está castigado con 5 años de prisión y 75 000 euros de multa (artículo 223-6 del Código Penal francés).
¿A quién dirigirse?
Es primordial que las víctimas de violencia sexual, así como aquellos que hayan sido testigos de dichos actos, acepten hablar de lo que han sufrido con personas cercanas o con las autoridades correspondientes
En el caso de Francia, los poderes públicos han puesto un número especial a disposición de las víctimas y testigos de tales hechos . Se trata de una línea telefónica en la que se puede hablar con libertad (08 842 846 37), denominada «AZUR». La llamada tiene el mismo coste que una llamada local y es anónima, y la línea está disponible de 9am a 9pm los 365 días del año.
De igual manera, en el resto del mundo, existe un gran número de asociaciones dispuestas a ayudar a las víctimas y acompañarlas en el proceso.
Si bien no es posible citarlas a todas, la asociación francesa «Colosse aux pieds d’argiles», creada por Sébastien Boueilh y Mathieu Crucé, ambos víctimas de actos de pedofilia, está especialmente dedicada a prevenir y sensibilizar sobre el riesgo de la pedofilia en el ámbito deportivo. Se puede visitar la página en este enlace o llamar al siguiente número para obtener tanto información como ayuda : 07 50 85 47 10.
En España, la Fundación ANAR ofrece una línea telefónica equivalente para ayudar a niños y adolescentes: 900 20 20 10. Además de atender casos de abusos sexuales, se ocupan de otros tipos de problemas como trastornos de la alimentación, cyberbullying , etc. El número de teléfono es gratuito y confidencial y se encuentra disponible las 24 horas al día durante todo el año.
Otros teléfonos similares en Latinoamérica son los siguientes: Argentina (0800 222 1717) Chile (800 730 800), Colombia (106), Guatemala (155), México (3601-8700), Paraguay (147), Perú (100).
Escrito por : Emilie Choux Revisado por : Ingrid Hernández Garrido Traducido por: Laura Ibarrola Izquierdo |
http://ile-de-france.drjscs.gouv.fr/sites/ile-de-france.drjscs.gouv.fr/IMG/pdf/dosddpresseharceltsexuel.pdf
http://sports.gouv.fr/IMG/pdf/guidejuridique.pdf
http://www.irbms.com/download/documents/agressions-sexuelles-en-milieu-sportif.pdf
http://www.anne-jolly.com/publications/articles/Rapport_2009.pdf