Probablemente, la fecha del viernes 15 de noviembre de 2013 no signifique nada para nosotros. Sin embargo, para muchos niños – aunque aún no lo sepan – esta fecha supone un gran cambio. Como parte de una serie de reformas, el gobierno chino ha decidido relajar la política del hijo único, con la condición de que alguno de los dos padres sea hijo único.
La ley que determinaba que las parejas en la República Popular China podían tener un único hijo (había algunas excepciones) se adoptó en 1979 con el objetivo de limitar el crecimiento masivo de la población china, la más rápida a nivel mundial en extenderse, y acabar así con la amenaza que esto suponía para el desarrollo económico del país.
Esta política restringía drásticamente el derecho fundamental de los padres a procrear y era la causante de numerosas prácticas de dudosa ética. Por ejemplo, muchas mujeres se han visto obligadas a someterse a tratamientos de esterilización, las que ya eran madres se veían obligadas a abortar y otras muchas familias han sido penalizadas económicamente por el Estado.
No obstante, las autoridades chinas avisaron de los numerosos problemas que la política estaba creando, como el desequilibrio entre géneros y el acuciante envejecimiento de la población.
El desequilibrio entre ambos géneros se debe a que el aborto voluntario de fetos de sexo femenino es una práctica común entre las mujeres embarazadas, que quieren garantizar la sucesión con un hijo varón.
La supremacía del varón forma parte de las costumbres chinas, pero está claro que el «sexo fuerte» no puede garantizar la sucesión por sí solo. A pesar de contar con una población de 1340 millones de personas, y siendo uno de los países más poblados a nivel mundial, la población activa ha disminuido considerablemente en los últimos años.
De hecho, con esta política se produciría un aumento del número de personas ancianas y jubiladas, generando una importante caída de la masa laboral al no poder producirse el remplazo generacional.
La política de un único hijo por pareja no ha sido abolida de manera total en China, pero ahora la ley no será tan estricta. Los problemas derivados de esta política no se han resuelto, pero se ha dado un paso hacia delante muy importante, por lo que abolir de manera total esta ley puede estar cada vez más cerca.
