Lonza entrevista a Humanium: hacer del mundo un lugar mejor para los niños

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Recientemente fui entrevistado por mis colegas en Lonza Basel, donde trabajo como abogado de protección de datos por un par de días a la semana. Estaban muy interesados en descubrir más sobre nuestra misión y proyectos, y tuve la oportunidad de compartir más detalles sobre nuestro proyecto más reciente en la India donde, junto con nuestro socio local Hand in Hand India, recientemente inauguramos el Centro Residencial de Entrenamiento Especial en Madhya Pradesh.
¡Disfruten la entrevista!

Con una sonrisa,
Arndt Soret, CEO Fundador

Conozca a Arndt Soret del equipo jurídico de Lonza Basilea. En paralelo a su trabajo en Lonza, también es cofundador y CEO de Humanium, una ONG internacional dedicada a poner fin a las violaciones de los derechos de los niños en todo el mundo.

Arndt, ¿podría contarnos un poco más sobre Humanium?

En 2008, co-fundé Humanium en Ginebra con un único propósito: el bienestar de los niños en todo el mundo. Nuestra asociación lucha por una mejora concreta de sus condiciones de vida y sus derechos básicos. Los objetivos de Humanium abarcan cuatro enfoques complementarios:

  • Concienciación sobre los derechos de los niños y las niñas a más de cinco millones de personas cada año en todo el mundo.
  • Asistencia legal a las víctimas de violación de los derechos infantiles.
  • Realización de talleres de liderazgo interactivos sobre los derechos infantiles. 
  • Respaldo a socios locales con proyectos para ayudar a los niños y las niñas.

¿Cómo y por qué se involucró en el mundo de los proyectos sin ánimo de lucro?

Cuando yo era más joven, cada día morían 42 000 niños por razones que podían haberse evitado. En la actualidad, hay «sólo» 15 000 muertes al día. Pero un solo niño sigue siendo demasiado.
Cuando tenía siete años, me puse en huelga de hambre pensando que si yo no comía los que lo necesitaban tendrían más. Cuando mis padres me llevaron al médico, supe tristemente que mi recién establecido método no resolvería nada.
Ese sentimiento de necesidad de ayudar continuó hasta el final de mi adolescencia, por lo que hice unas prácticas en la ONU en 2000. Después de eso, creé un grupo de personas con ideas afines en Ginebra, la ciudad donde, desde 2006, vivo y trabajo para hacer que nuestra causa se convierta en una realidad en las vidas de muchos niños y niñas, pero también de las personas que los rodean: desde sus familias y profesores, hasta los gobiernos locales. Trabajamos esencialmente para los lugares y las comunidades más pobres, ya que mi mayor deseo es asegurar que el 90% de los fondos se inyecten donde más se necesitan. Ésta es la razón por la que dirigir mi «propia» organización sin ánimo de lucro tiene sentido para mí.

La prioridad de Humanium es asegurar la protección de niños y niñas, y su bienestar. ¿Cuáles son sus proyectos actuales?

Desde que empezamos nos hemos concentrado en la India. En los últimos cinco años, también hemos iniciado proyectos en Ruanda. En estos dos países, hermosos pero pobres, promovemos los derechos de los niños las niñas, y organizamos talleres para niños, por supuesto, pero también para profesores, familias y otros líderes locales con el fin de sensibilizarlos para que tengan menos hijos y los críen adecuadamente.
Como consecuencia, las generaciones futuras partirán de una salud física y mental mucho mejor y, cabe esperar, que sigan haciendo de este mundo un lugar más seguro para todos. Para nosotros, en Humanium, es crucial construir resiliencia de una manera sostenible.

En julio de 2019 inauguraremos un internado sólo para niñas en la India, situado en la región Madhya Pradesh, donde será la primera vez que intervendremos. Erradicar el trabajo de niños y niñas, y acabar con el matrimonio infantil es nuestra máxima prioridad Veintiséis de las niñas ya inscritas (de entre 12 y 14 años) iban a ser dadas en matrimonio con hombres mucho mayores que ellas por sus familias. Como puede imaginar, el primer paso, que dimos, incluso antes de abrir la escuela, es el más importante: «enseñar» a esas familias que la educación es la respuesta, ya que para ellos parecía una inversión a muy largo plazo.

¿Por qué un internado?

A menudo, niños y niñas tienen que viajar de dos a tres horas en autobús para llegar a la escuela. Este obstáculo es demasiado grande para que muchos lo superen. Por eso un internado, sobre todo un internado femenino, ayuda a los padres a superar el miedo a una agresión sexual. Además, instalaremos cámaras y sólo habrá maestras en la escuela.

Con respecto a los padres, ¿cómo consiguieron prepararlos para enviar a las niñas al internado cuando las suelen necesitar para trabajar?

Éste es un aspecto importante. Solemos oír: «Necesitamos comer ahora. Nuestros hijos tienen que trabajar»
Uno de los primeros pasos consiste en concienciar de la existencia de ayudas gubernamentales gratuitas, así como de socios que pueden trabajar con los padres para encontrar las soluciones mejor adaptadas para cada familia. Por este motivo nos complace tener a Hand-in-Hand como socio local. Su energía no tiene límites: hablar con los padres, explicarles las diferentes oportunidades, abrir nuevas perspectivas sobre los beneficios de la educación, por nombrar sólo unas pocas actividades. El problema rara vez viene del niño: normalmente procede de los padres, que necesitan motivación. Para inspirar y motivar a padres desilusionados, por ejemplo, celebramos continuamente con ellos talleres sobre los derechos infantiles. Es sorprendente ver su avance.

Su energía es impresionante y es una gran inspiración para todos nosotros.Sin embargo, ¿cómo se las apaña para compaginar su vida entre Humanium y Lonza?

Es una inversión de tiempo 50/50%. Pienso en ello como que los Derechos Humanos son el paraguas, ya que yo soy Asesor legal senior en Lonza. Libertad de expresión es como se denomina en las Convenciones de derechos humanos y derechos de niños y niñas. Nosotros tenemos nuestros socios locales en India y en Ruanda que hacen el trabajo diario y nuestros equipos de voluntarios que trabajan desde aquí, y en la zona sólo una o dos veces al año.
Por cierto, en 2016 Lonza patrocinó la construcción de tuberías en Ruanda. Unicef había construido escuelas y yo me preguntaba por qué estaban vacías. La razón era fácil, los niños trabajaban y transportaban agua encima de la cabeza durante horas al día. Por tanto: primero las tuberías, luego los niños pueden ir a la escuela, y empezamos nuestros talleres y programas educativos.

Para acabar con una nota alta, ¿cuál es su mejor recuerdo de su trabajo con Humanium?

Creo que digo esto en honor de todos los padres: ser testigo de que los niños crecen y evolucionan. El momento en el que miles de niños felices saltan sobre nosotros para darnos la bienvenida: ahora me conocen como Muzunghu («Hombre blanco» en el idioma local de Ruanda). Un momento particularmente conmovedor fue cuando, hace 10 años, pagué de mi propio bolsillo una operación de corazón para un niño indio, pasé horas con él en el hospital… Y verle ahora ir a la universidad ha hecho que todo, que el viaje completo, merezca la pena.

Olivier Soret (cofundador de Humanium con Arndt), Sandip y su abuela. Junto con Arndt, conocieron a Sandip cuando estaba en el hospital y financiaron su operación. En la actualidad, Sandio va a la universidad.