Niños de Turkmenistán
Descubriendo los Derechos del Niños de Turkmenistán
Turkmenistán es uno de los países más cerrados al mundo. Tras la caída de la antigua Unión Soviética en 1991, se convirtió en una dictadura muy estricta. El presidente Niazov permaneció a la cabeza del país hasta su muerte. A su llegada al poder en 1985, se otorgó el título de «Turkmenbachi» (padre de los turkmenos) y se proclamó presidente vitalicio. Instauró el culto de la personalidad a cuenta del Estado y restringió la mayoría de los derechos y libertades a sus propios ciudadanos. En lo que respecta a los niños, su situación es bastante preocupante.
Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño : 6,97 / 10 Nivel rojo: Situación difícil Población : 5 millones Esperanza de vida : 65,5 años |
Principales problemas que afectan a los niños en Turkmenistán
En Turkmenistán, alrededor del 50% de la población vive todavía por debajo del umbral de pobreza. Desde la independencia del país, las condiciones de vida de los turkmenos no han dejado de degradarse.
La economía de Turkmenistán depende principalmente de la explotación de gas natural (su reserva ocupa el quinto puesto mundial), así como de petróleo. A nivel agrícola, Turkmenistán es el décimo productor de algodón del mundo.
No obstante, está claro que de las ganancias obtenidas no se beneficia la población, ya que tan solo los altos cargos ostentan el monopolio.
Reorganización del sistema educativo
Tras la independencia de Turkmenistán, el nivel educativo se ha deteriorado considerablemente.
En Turkmenistán, el acceso a la educación es gratuito para todos los niños. No obstante, los niños que viven en pueblos más apartados a menudo no tienen la posibilidad de ir al colegio.
Hoy en día, aunque el sistema educativo turkmeno se parezca al que había sido instaurado por la Unión Soviética, el gobierno ha decidido realizar cambios para que los niños tengan acceso a un mejor nivel educativo. Los ciclos de primaria y secundaria se están reestructurando según los modelos occidentales. El alfabeto árabe ya no es el único que se enseña debido a que se ha reintroducido el alfabeto latino. Las clases se imparten en turkmeno, ruso e inglés.
Gracias a estos cambios el gobierno espera que, como consecuencia, los niños se conviertan en trabajadores cualificados y otorguen al país la posibilidad de desarrollarse en el panorama internacional.
Le ‘Rukhnama’
Durante la reorganización del sistema educativo, el antiguo presidente Saparmourad Niazov, fallecido en 2006, impuso la lectura de su libro denominado el ‘Rukhnama’, que en Turkmenistán es el único manual escolar. El presidente lo consideraba «nacido de su corazón por la voluntad del Todopoderoso». El pueblo turkmeno debe seguir todos sus principios al pie de la letra. Fue incluso reconocido por los imanes turkmenos como equivalente al Corán, la Biblia o la Tora.
Este libro se convirtió en el pilar principal del sistema educativo del país. Tanto en el instituto como en la universidad, los estudiantes deben saber de memoria los pasajes del Rukhnama.
El sistema educativo turkmeno ha cambiando tanto desde que se basa en el aprendizaje del Rukhnama que los expertos tienen grandes temores en lo que se refiere a la calidad de la enseñanza y el futuro de la nación turkmena. De hecho, el sistema actual está creando una generación en la que los conocimientos se limitarán a la biografía del presidente Niazov.
La ONG International Crisis Group publicó en 2005 un informe en el que denunciaba el impacto del sector algodonero en los derechos de los niños. Dicho informe revelaba las drásticas condiciones en las que trabajan los niños en los campos de algodón.
Todos los años, durante las cosechas (entre septiembre y diciembre), cierran los colegios de las zonas rurales. Tanto los niños como los estudiantes son forzados a trabajar en los campos de algodón sin obtener una remuneración a cambio.
En Turkmenistán, el 85% de la población la componen los turkmenos. El resto pertenece a etnias minoritarias (uzbecos, kazajos, armenios, ucranianos, tártaros, azeríes). Debido al fenómeno de la «turkmenisación» durante el gobierno del presidente Niazov, los derechos de las minorías se vieron reducidos.
Con el fin de otorgar al país un «rostro turkmeno» y de borrar los vínculos históricos con la antigua Unión Soviética, el presidente impuso el turkmeno como lengua oficial del país, a pesar de que la Constitución recoge la igualdad entre todas las lenguas de la antigua URSS.
Los niños de las minorías, al igual que los adultos, están por tanto, obligados a aprender el turkmeno y a practicarlo frente a sus lenguas maternas. Casi todos los colegios en los que las clases se impartían en la lengua de las minorías étnicas han sido cerrados. La enseñanza de estas lenguas queda a menudo a cargo de los padres.
Además, aquellos que pertenecen a minorías étnicasse consideran ciudadanos de segunda categoría. Están excluidos socialmente y son objeto de constantes discriminaciones Al no tener acceso al mismo nivel de formación que los turkmenos, sus oportunidades de entrar en la universidad son escasas y como consecuencia, se ven necesariamente excluidos del mercado laboral.
Derecho a la no discriminación
En cuanto a la religión, el 89% de la población turkmena es musulmana. El gobierno no reconoce las religiones minoritarias. Según Amnistía Internacional, muchas de las personas de etnia turkmena que han expresado creencias religiosas diferentes a las reconocidas oficialmente se han visto forzadas al exilio o trasladadas contra su voluntad a otra región del país, e incluso han sido torturadas o maltratadas por la policía.
En Turkmenistán, los matrimonios concertados entre niños son una práctica común que tiene como objetivo asegurar la compatibilidad entre las familias. El padre de familia recibe una dote (ya sea de dinero, camellos u ovejas). También a veces el padre se casa con sus propias hijas por orden de edad.
Tras el matrimonio, las jóvenes deben identificarse por completo con su nueva familia y de ellas se espera que conciban un hijo en el año siguiente a su casamiento.
Estos matrimonios forzados constituyen una violación evidente de los derechos de los niños. Por una parte, porque ni siquiera tienen la edad legal para casarse, y por otra, porque esta práctica les impide decidir libremente sobre su futuro.
Desgraciadamente, en Turkmenistán, como en la mayoría de otros países, los matrimonios concertados están anclados en las tradiciones y resulta difícil escapar de ellos.
Aunque el sistema sanitario turkmeno sea gratuito para todos los ciudadanos, no es eficaz en la práctica.
Los niños se encuentran entre los más afectados por la ineficacia de los servicios de sanidad. La elevada tasa de mortalidad infantil (45‰) se debe principalmente a la malnutrición, al pésimo sistema de sanidad, a la violencia familiar y a la falta de higiene.
Los médicos no están cualificados y no disponen de equipamiento adecuado. Tampoco cuentan con medicinas básicas. Las infraestructuras sanitarias son deficientes y demuestran la ineficacia de los servicios de salud. Además, las personas que viven en el medio rural no tienen acceso a la sanidad.
Debido a la mala calidad de los servicios de sanidad, muchos turkmenos han decidido volver a la medicina tradicional con tratamientos a base de hierbas, oraciones, etc.
Turkmenistán se enfrenta a un creciente número de jóvenes que se prostituyen para cubrir sus necesidades. Tanto en la calle como en las zonas productoras de algodón, es común ver a escolares vender sus servicios a hombres.
Algunos padres van incluso a abrir casas de citas en sus viviendas para ofrecer los servicios de sus propias hijas.