Niños pobres

La pobreza infantil es una realidad nefasta para millones de niños en todo el mundo y se calcula que 385 millones viven en la pobreza extrema (World Vision, s.f.). Las causas principales de la pobreza infantil siguen siendo la falta de viviendas razonables, los empleos mal remunerados y la falta de acceso a necesidades básicas como agua, comida y cuidado médico. En consecuencia, estos niños se enfrentan a una serie de consecuencias negativas, como peores resultados en su salud física y mental, menor rendimiento educativo y oportunidades limitadas de éxito en el futuro. Abordar las causas profundas y apoyar a los niños puede ayudar a aliviar la pobreza y mejorar su bienestar infantil.

Definición de pobreza infantil

La pobreza es un problema complejo que se deriva de diversos factores como el desempleo, los salarios bajos, la falta de vivienda razonable y la discriminación. Desafortunadamente, los niños se ven afectados de forma desproporcionada por el empobrecimiento, ya que aproximadamente uno de cada cuatro niños vive en la indigencia en los países desarrollados, y hasta el 90% en algunos países en desarrollo (World Vision, s.f.).

Esto significa que pueden no tener acceso a una nutrición adecuada, atención sanitaria y otros servicios y equipamientos esenciales para su desarrollo. Desde una perspectiva económica, la pobreza puede definirse de dos maneras:

  • La pobreza relativa es cuando los ingresos y recursos de una persona no son suficientes para alcanzar el nivel de vida medio de su sociedad. Esto significa que alguien puede ser considerado desfavorecido en un país, pero no en otro, dependiendo del nivel de vida medio. Suele utilizarse para medir la pobreza en los países desarrollados.
  • La pobreza absoluta es cuando los ingresos y recursos de una persona no son suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Esto incluye necesidades como la alimentación, la vivienda y la atención sanitaria. La pobreza absoluta suele utilizarse para medir el empobrecimiento en los países en desarrollo. Es una forma más grave, ya que significa que las personas no pueden satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia.

Ambos tipos de pobreza tienen consecuencias graves para las personas y las comunidades, como mala salud, oportunidades educativas limitadas y falta de movilidad social. Es crucial abordar la pobreza en todas sus formas para garantizar que las familias tengan acceso a los recursos que necesitan para llevar una vida digna (Joseph Rowntree Foundation, s.f.). Los estudios han demostrado que los niños que viven en condiciones de privación tienen un 60% más de probabilidades de sufrir malnutrición y peores resultados en materia de salud que los niños de entornos más acomodados (World Vision, s.f.).

Aunque la pobreza ha sido un problema prevalente a lo largo de la historia del mundo, está experimentando un aumento en ciertas partes del mundo. La pobreza infantil en Europa del Este y Asia Central ha aumentado un 19% debido al conflicto en Ucrania que comenzó al inicio de 2022. (UNICEF, 2022). La región, que ya sufría altos niveles de privación, ha visto un aumento en el número de niños desfavorecidos debido a la guerra y a la agitación económica.

El informe de UNICEF «Situation Analysis of Children Rights in Europe and Central Asia» también afirma que la pobreza infantil en la región ha aumentado más rápidamente que en cualquier otra parte del mundo. Esto es especialmente preocupante, ya que significa que más niños de la región se enfrentan a problemas graves, como el acceso limitado a la educación, la alimentación y la atención sanitaria (UNICEF, 2022).

Comprender las causas profundas y las consecuencias de la pobreza

Según el Proyecto Borgen, una de las principales causas de la pobreza infantil en las naciones ricas es la falta de vivienda asequible. Muchas familias luchan por encontrar una vivienda asequible, lo que puede provocar hacinamiento y condiciones de vida inestables. Esto puede causar estrés financiero, problemas de salud y dificultades académicas para los niños. Cuando las familias no pueden encontrar una vivienda estable, también puede resultar difícil para los padres encontrar y mantener un trabajo, lo que puede conducir a la pobreza a largo plazo (Watson H, 2013).

Otra causa importante de la pobreza infantil son los empleos mal remunerados. Muchos padres no pueden encontrar un trabajo con un salario digno, lo que significa que no pueden mantener a sus familias. Esto puede provocar que los niños no tengan acceso a necesidades básicas como la alimentación, la atención sanitaria y la educación.

Los bajos salarios o el desempleo de los padres pueden dificultar el pago de una atención infantil de calidad, lo que a su vez puede obstaculizar el desarrollo de los niños. Esto llama la atención sobre el hecho de que la pobreza no surge de ningún tipo de fallo personal, sino como consecuencia de una cuestión sistémica (Watson H, 2013).

Los niños que viven en países pobres se enfrentan a retos similares. Uno de los principales problemas es la falta de acceso a necesidades básicas como agua potable, alimentos y atención sanitaria. En muchos de estos países, las infraestructuras están subdesarrolladas y los recursos son escasos. Esto significa que muchos niños no tienen acceso a agua potable. En el África subsahariana, unos 300 millones de personas no tienen acceso a agua potable ni a alimentos suficientes. Según el Programa Mundial de Alimentos, una de cada nueve personas en el mundo se acuesta con hambre cada noche (ReliefWeb, 2020).

La disponibilidad limitada de oportunidades educativas es otro factor que afecta a los niños de los países subdesarrollados. En las zonas asoladas por la pobreza, las escuelas no existen o son de mala calidad. Como consecuencia, los niños no tienen la oportunidad de aprender para mejorar sus perspectivas de futuro. Muchas familias no pueden permitirse el coste de la educación, lo que puede mantener a los niños sin escolarizar y atrapados en la pobreza. Por ejemplo, en el África subsahariana, sólo el 61% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria están escolarizados (ReliefWeb, 2020).

Es crucial recordar que los niños de los países pobres son especialmente vulnerables y necesitan una atención especial, ya que tienen más probabilidades de sufrir pobreza extrema, hambre y falta de acceso a las necesidades y servicios básicos. Necesitan soluciones integrales que aborden las causas profundas de la pobreza y no sólo sus síntomas.

Acabar con la pobreza infantil

Acabar con la pobreza infantil es un reto complejo y polifacético, pero hay varias prácticas e ideas clave que han demostrado su eficacia. Por ejemplo, las familias de renta baja de Estados Unidos han pasado apuros económicos debido al escaso o nulo aumento de los salarios y la inflación.

Aumentar el salario mínimo puede ayudar a las familias y a los niños a salir de la pobreza. Cuando las familias tienen más dinero, pueden disponer de una vivienda y un transporte más estables, lo que puede ayudar a reducir la tensión familiar. Más dinero en la familia también puede ayudar a los niños a ir mejor en la escuela. Como resultado, incluso un pequeño aumento de los ingresos puede suponer una gran diferencia (James H. Duffee et al, 2016).

Mejorar el acceso a la atención sanitaria de los niños con rentas bajas es un factor importante para acabar con la pobreza infantil. La falta de atención médica puede empeorar los problemas de salud y obstaculizar el potencial de los niños. Financiar programas que satisfagan las necesidades de salud física y mental de los niños puede fomentar el aprendizaje y conducir a mejores resultados.

Dar prioridad a la cobertura médica para todos los niños, independientemente de sus ingresos, puede prepararlos para el éxito (James H. Duffee et al, 2016).  Garantizar que los niños estén sanos y sean capaces de aprender puede conducir a mejores resultados educativos, oportunidades de empleo y bienestar general.

Poner fin a la guerra también puede desempeñar un enorme papel en la mitigación de la pobreza, ya que la pobreza y la guerra a menudo van de la mano. Al poner fin a los conflictos, no sólo se pueden reorientar los recursos hacia los servicios públicos y la reducción de la pobreza, sino que las comunidades vulnerables también corren menos riesgos.

Un excelente ejemplo de esta correlación puede verse en Siria, donde la tasa de pobreza pasó del 12% en 2007 a un asombroso 83% en 2019 debido a la crisis en curso. Por otra parte, en Nepal, la conclusión de una guerra civil de una década en 2006 dio lugar a un impulso significativo del sistema financiero. Al promover la paz, no sólo se puede fomentar el crecimiento económico, sino que también puede conducir a una mejor calidad de vida (Concern Worldwide, 2022).

Acción comunitaria y gubernamental en favor de las familias pobres

Una de las formas más eficaces en que la comunidad y el gobierno pueden ayudar a los niños pobres es aplicando políticas favorables a la familia.

Estas políticas pueden incluir permisos parentales retribuidos, horarios de trabajo flexibles y guarderías asequibles. Por ejemplo, en Canadá, el gobierno ofrece un año de permiso parental retribuido, y los padres pueden dividir el tiempo entre ellos. Esto garantiza que los niños tengan un entorno familiar estable y que los padres puedan permitirse cuidarlos. Según un estudio del Centro Canadiense de Políticas Alternativas, esta política ha contribuido a reducir la pobreza infantil en un 10% (ONU, 2021).

Otra forma de ayudar a los niños pobres es facilitándoles el acceso a la educación y a oportunidades de formación. La educación es un factor crucial para salir de la pobreza, pero por desgracia muchos niños pobres no tienen acceso a ella. Los gobiernos pueden contribuir a garantizar que todos los niños tengan acceso a la educación proporcionando escolarización gratuita o a bajo coste, e invirtiendo en programas que ayuden a los niños de entornos desfavorecidos a tener éxito en la escuela.

Por ejemplo, en los Estados Unidos, un programa llamado «Head Start» proporciona servicios integrales de educación, salud, nutrición y participación de los padres a niños con bajos ingresos y a sus familias. Este programa ha ayudado a mejorar la preparación escolar y se ha demostrado que reduce la pobreza entre los niños. Según un estudio del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., los niños que participaron en «Head Start» tenían más probabilidades de graduarse en la escuela secundaria y menos probabilidades de vivir en la indigencia en la edad adulta (ONU, 2021).

Las comunidades también pueden desempeñar un papel importante en la ayuda a los niños necesitados. Crear redes sociales a través de organizaciones comunitarias, como grupos de padres, programas de mentores y clubes juveniles, ayuda a proporcionar apoyo a las familias empobrecidas.

Estas organizaciones también proporcionan un sentimiento de pertenencia, apoyo y estímulo tanto a los padres como a los hijos. Además, crean oportunidades para que los niños participen en actividades extracurriculares, lo que puede aumentar su autoestima, mejorar sus habilidades sociales e inculcar un sentido de propósito (UNICEF, 2018).

Escrito por Lidija Misic

Revisado internamente por Aditi Partha

Traducido por Emily Kitchen

Revisado por Adrian Cuellar Correa

Última actualización el 28 de enero de 2023

Bibliografía:

Bevan Foundation (2015), Seven ways to reduce child poverty. Retrieved from https://www.bevanfoundation.org/views/seven-ways-reduce-child-poverty/, accessed on January 28, 2023.

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James H. Duffee et al. (2016), Poverty and Child Health in the United States. Retrieved from https://publications.aap.org/pediatrics/article/137/4/e20160339/81482/Poverty-and-Child-Health-in-the-United-States?autologincheck=redirected, accessed on May 8, 2023.

Joseph Rowntree Foundation (n.d.), What is poverty? Retrieved from https://www.jrf.org.uk/our-work/what-is-poverty, accessed on January 28, 2023.

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