Una escuela que está cambiando el mundo

Posted on Posted in Derechos del Niño, Educación

‘Cambiar el mundo’ – grandes palabras, impactantes palabras, palabras que podrían hacer que nos preguntemos si están justificadas. Después de todo, solo estamos hablando de una escuela.

En septiembre de 2019 llegué a Kasese, Uganda. Había tenido este viaje en mente desde principios de 2016, cuando entré en contacto con Robert, el director de la escuela, por primera vez. Pero mi viaje siempre se veía pospuesto por el limitado tiempo de mis vacaciones y las limitadas posibilidades financieras de las que disfrutaba. Ahora estaba en Kasese no por las impresionantes Montañas Rwenzori que se alzan al oeste de la ciudad o las estupendas reservas de gamos de la zona, ni siquiera para hacer turismo en primer lugar.

Estaba allí para trabajar como profesor voluntario en una escuela humanista,en la Kasese Humanist School. Según el director de la escuela, Robert, el humanismo no trata de denunciar la religión, sino de ponerla de perspectiva, considerándola como lo que es: un sistema de creencias, y anteponiendo la ciencia y la razón a la superstición y las creencias. En el humanismo todos somos iguales, tenemos los mismos derechos humanos, como el derecho a la educación, el derecho a la libre determinación, el derecho a amar o el derecho a la religión.

“La homofobia es una mala práctica” – dice un cartel, colocado entre muchos otros, en una pared exterior del edificio de la escuela. En Uganda, las prácticas homosexuales pueden provocar que acabes en la prisión, incluso pueden acarrear la cadena perpetua.  La sociedad ugandesa está adoctrinada para discriminar a las personas LGBTQ, pero en esta polvorienta ciudad ugandesa al lado de la frontera congoleña, hay una escuela en la que se anima a los niños a aceptar a los demás como iguales.  

Phiona, una de las responsables de la escuela, me cuenta que había luchado contra viento y marea desde que abrieron la escuela en 2012. Explica que gente del pueblo pensaban que la escuela sacrificaba a los niños a una serpiente gigante que tenían encerrada en secreto en una sala de sus instalaciones. Un día, algunos escépticos le pidieron que abriera la sala para ver a la serpiente. Ella accedió. Por supuesto, no había ninguna serpiente. También menciona cómo en varias ocasiones la habían echado de algunas tiendas ya que los propietarios no querían aceptar su dinero “maldito”– el sueldo que le pagan en la escuela. Afortunadamente, señala, eso ya se acabó y ahora la gente la respeta por su duro trabajo, decisión y su dedicación a sus estudiantes.  

Solomon lleva los últimos cinco años de profesor voluntario – sin un sueldo – en la escuela. Tiene unas firmes creencias. Cree en el poder de la educación, en cómo solo mediante la educación podemos transformar una sociedad. Ha visto el fruto de su trabajo, ha sido testigo de cómo tanto alumnos como compañeros se benefician de la sabiduría que él comparte y – quizás inconscientemente– irradia a pesar de tener solo 30 años. Es un filósofo, si yo creyera en la reencarnación, sugeriría que es Sócrates reencarnado. Se une a las conversaciones e ilustra a la gente, plantea preguntas donde la mayoría podrían no tener ninguna duda, alimenta la mente y el corazón de los que tiene alrededor.

Junior es un alumno de 7º curso con un carácter excepcional. Es generoso, amable, trabajador y cariñoso. Como muchos otros chicos, como Brian, que está en 5º curso y que me dijo que cree que aprender a ser amable con los demás es la lección más importante en la vida. Raimon, alumno 6º curso, me habló del mundo con tanta profundidad, que me hizo preguntarme cómo un muchacho de doce años que ha pasado toda su vida en este remoto lugar sin acceso a Internet puede adquirir tanto conocimiento. He conocido a muchos alumnos increíbles a los que mencionaría uno a uno con gusto si no fuera porque debo mantener este artículo dentro de una extensión razonable.  

Si ha filosofado usted alguna vez sobre lo que “el mundo” es, lo que es para usted y para otras personas, puede haber considerado la idea de que todas las personas vemos el mundo de una manera ligeramente diferente, a través de sus propios ojos y, básicamente, todos tenemos nuestros propios mundos. El mundo parece bastante diferente para un musulmán, un cristiano o un ateo, para un demócrata o un republicano, para un conservador o un liberal, para un hombre o una mujer, para un niño o un adulto, para una persona con discapacidad o sin ella.

En vista de todo lo dicho, me gustaría explicar mi primera frase: en septiembre de 2019 fui voluntario en una escuela que cambia el mundo, a corto plazo para los que estudian y trabajan allí, y a largo plazo para la sociedad en su conjunto en Kasese y más allá. Esta escuela merece el reconocimiento del Mundo, por el coraje, la dedicación y el entusiasmo de los que allí estudian y trabajan.  

No es necesario decir que su misión está llena de obstáculos. Se enfrentan a poderosas iglesias de la región, cuyos líderes no han escatimado esfuerzos para no acoger a sus hermanos humanos, y para acabar con el proyecto de la escuela. Kasese Humanist está ganado esta guerra por medio de los corazones y mentes de los que confían en ellos para que faciliten a sus hijos una educación libre de prejuicios y castigos corporales. Una educación que asume los derechos humanos y el conocimiento, opuestos a la propagación del miedo y a la superstición.  

La Kasese Humanist School necesita urgentemente ayuda financiera. La escuela depende, en su mayor parte, de las donaciones que, como suele ocurrir, fluctúan y facilitan una fuente de ingresos inestable. Esto provoca que los trabajadores no cobren su sueldo a su debido tiempo, la escuela no pueda reparar y poner al día infraestructuras básicas, como un suministro de agua y de electricidad fiable, y que toda la escuela en su conjunto, peligre. No muchos de nosotros podemos ser voluntarios durante cinco años, como Solomon. La manera que yo tengo de apoyar a la escuela es patrocinando a dos alumnos con talento, de los muchos que tuvo la fortuna de conocer, y escribiendo este artículo. Será más que bienvenido si quiere enviar un mail a Robert , director de la escuela, para preguntar cómo puede contribuir.  

Autor: Matyas Baan

Traductora: Esperanza Escalona