Detención de Niños Migrantes: 1ª Parte

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El daño incalculable que produce la detención de niños migrantes continúa aumentando. Este artículo indaga sobre dónde y cómo está teniendo lugar la detención de niños, en lo que es una flagrante violación del derecho internacional y en una degradación desgarradora del bienestar y la seguridad de los incontables menores afectados.  

Los medios de comunicación internacionales han puesto brevemente su foco de atención sobre las instalaciones de detención de niños, sobre todo en los Estados Unidos de América (EEUU), sacando a la luz las terribles condiciones que los niños se ven obligados a soportar. Así, el artículo se centra en EEUU y su equivalente en este tema: Australia, aunque hay muchos otros países cuyas prácticas de detención merecen atención y análisis considerable. Pero el hecho de abordar la detención de los niños no debe hacernos perder de vista la inhumanidad intrínseca del principio fundamental para la detención de los inmigrantes: la criminalización de los movimientos o flujos de personas como una premisa para su detención.

La humillación de menores por parte de los Estados Unidos de América

Las peligrosas y degradantes condiciones de los centros  detención para niños, inhumanos y con ánimo de lucro en los Estados Unidos de América se han transformado en una emergencia. Casi 20,000 niños no acompañados han sido capturados en la primavera de 2019 por agentes de control de fronteras de EEUU, independientemente de la cifra de niños acompañados detenidos (Al Jazeera, 2019). Muchos de estos niños tienen familia en el país, esperándoles, desesperados, sin noticias. Las estadísticas de Global Detention Project muestran que el número de menores no acompañados detenidos en los EEUU sobrepasa la capacidad total  detención del país (Global Detention Project, 2019).

Niño, 5 años de edad

“Me apresaron con mi padre. Los agentes de inmigración me separaron de mi padre inmediatamente. Yo tenía mucho miedo, estaba aterrorizado. Lloré. No he vuelto a ver a mi padre… He estado resfriado y he tenido tos durante varios días. Pero no he ido al médico ni me han dado ninguna medicina” (Rolling Stone, 2019)

En junio de 2019, un equipo de abogados y médicos que visitaron las instalaciones del sur de EEUU y entrevistaron a niños allí informaron a las agencias de comunicación de las pésimas condiciones en las que se encuentran los menores detenidos. También revelaron los largos periodos de tiempo que los niños son obligados a soportar esta detención. Las instalaciones, similares a las de una cárcel, no cubren las necesidades cotidianas de los niños en lo referente a salud, seguridad y bienestar. Los niños se ven privados de cosas como cepillos de dientes, ropa, jabón, camas adecuadas, mantas y un acceso regular a las duchas y visitas de familiares. Estos niños tienen edades a partir de cinco meses e incluyen a adolescentes embarazadas y madres adolescentes con bebés aun lactantes (Human Rights Watch, 2019). Muchos niños duermen sobre el piso de cemento, cubiertos con mantas térmicas y toman la misma comida, nada nutritiva cada día. Esta comida no incluye fruta, ni verdura ni leche. Aunque la ley de los EEUU debería limitar el tiempo de detención de los niños a 72 horas como máximo, se descubrió que los niños normalmente llevaban en las instalaciones semanas, sin acceso a atención médica básica o higiene (Human Rights Watch, 2019). Estaban expuestos al frío extremo, las luces encendidas las 24 horas del día, y a menudo no se les facilitaba suficiente agua o alimentos. Muchos de los niños dijeron que se despertaban en mitad de la noche a causa del hambre. Casi todas las instalaciones se encontraban extremadamente superpobladas.  

En lo que llevamos de año, siete niños han muerto mientras se encontraban bajo la custodia de las autoridades federales de inmigración de EEUU o poco después de ser puestos en libertad. Este hecho contrasta con los datos de los 10 años anteriores, en los que no se produjo ningún fallecimiento de estas características (ACLU, 2019). El equipo que visitó los centros de detención temía que la vida de más niños pudiera perderse a menos que la situación mejore drásticamente.

Chica de 17 años de edad

“Me dieron una manta y una colchoneta, pero a las 3 de la madrugada los guardias me quitaron las dos cosas. Dejaron a mi bebé durmiendo en el piso. De hecho, casi cada noche, los guardias nos despertaban a las 3 de la madrugada y se llevaban nuestras mantas y colchonetas. Dejan a los bebés, incluso a bebés de dos o tres meses, durmiendo en el frío piso. Para mí, que estoy en un avanzado estado de gestación, dormir en el piso es muy doloroso, me duelen mucho la espalda y la cadera. Creo que los guardias se comportan así para castigarnos.” (Rolling Stone, 2019)


Muchos de los niños entrevistados vestían ropas manchadas con fluidos corporales, incluidos mocos, leche materna y orines (Human Rights Watch, 2019). Se ha informado de la falta de intérpretes y de que no se generan informes médicos, así como de personal que ha abusado sexualmente de los niños. También se ha informado de niños que se han autolesionado. Muchos niños lloraban mientras eran entrevistados y algunos no eran capaces de articular palabra. En unas declaraciones obtenidas en exclusiva por el programa Action News, de la cadena ABC, la doctora Dolly Lucio Sevier escribió: “Las condiciones en las que se les retiene [a los niños] se podrían comparar con instalaciones destinadas a llevar a cabo torturas» (ABC, 2019).

Contexto de las detenciones

Las detenciones de inmigrantes se dan en un contexto de neocolonialismo. Los flujos humanos que van de países que han sido históricamente colonizados, explotados y agredidos por los países occidentales han sido ahora criminalizados, privatizados, titulizados y transformados en un producto del que obtener beneficios, mientras que los flujos que parten de los países occidentales siguen siendo potenciados.

La militarización y privatización de los movimientos de personas desplazadas forzosas encuentra a los gobiernos externalizando, cada vez más, el control y la seguridad de sus fronteras a entidades privadas. Este es el caso de EEUU, así como de Europa, donde las políticas de “externalización” en la [gestión de] fronteras intentan evitar que la gente llegue a las costas europeas, y pueda acceder a, estatus legal de refugiados y a todos los derechos que este conlleva en el continente.

Las empresas de los EEUU con ánimo de lucro, como Geo Group y otras sin ánimo de lucro, como Southwest Key (el presupuesto del año pasado fue de casi 500 millones de dólares) que gestionan en la actualidad el negocio de la detención de niños obtienen hasta 775 dólares USA diariamente por cada niño, cantidad que les abona el Estado de EEUU (GQ, 2019). Una política de encarcelamiento de niños desplazados forzosos se transforma así en una decisión política deliberada. La mayoría de instalaciones en Europa también están gestionadas por empresas privadas, como lo está la militarización antinmigración de las fronteras europeas que empuja a los niños a cruzar el mar de manera peligrosa, en manos de traficantes de personas, ya que no tienen alternativas legales seguras. Además, casi todos los niños detenidos son negros o mulatos procedentes del hemisferio sur.

Los contextos políticamente intrincados en los que se encuentran inmersos los niños retenidos son pues, racistas, así como xenófobos, neoliberales y antiinmigrantes y destinados a obtener beneficios económicos.  

¿Qué podemos hacer individualmente?

EMPIECE A ACTUAR LOCALMENTE:

  • Póngase en contacto con su representante político a nivel local, pidiéndole que haga gestiones diplomáticas en su nombre ante el Ministro de Exteriores para dejar claro a sus colegas de otros países de la comunidad internacional (p. eje, EEUU/Australia) así como dentro de su propio país, que la detención de niños migrantes es inaceptable.
  • Eleve quejas directas a las empresas propietarias de centros  detención de niños.
  • Conviértase en cuidador temporal y acoja a niños refugiados no acompañados.

OFREZCA RECURSOS:

  • Pague la fianza de un niño para sacarlo de un centro  detención de inmigrantes (véase Guardian 2019).
  • Done dinero a organizaciones locales y de su comunidad que faciliten apoyo y servicios sociales (que se necesiten mucho) a los niños migrantes detenidos y que trabajen para la mejora de sus condiciones y, en último término, su puesta en libertad.
  • Ofrezca su tiempo para hacer compañía o en defensa de los niños detenidos:  
    • (Recuerde:  Humanium empezó como una simple página web con información sobre los derechos de la infancia, o la ONG Help4Refugees nació de una campaña de captación de fondos online).

VOTE:

  • Utilice su poder electoral local, nacional (y posiblemente europeo) para elegir a candidatos y gobiernos que desarrollen unas políticas humanas y que no lleven a cabo duras políticas antinmigración.

Autores: Adrian Lekrichi y Josie Thum

Traducido por Esperanza Escalona

Para saber más

Bibliografía