Gracias a algunos esfuerzos notables por garantizar la supervivencia infantil sostenible, el mundo ha reconocido y avanzado hacia el pleno disfrute del derecho a la vida de todo niño. Sin embargo, en 2021, cinco millones de niños no llegaron a cumplir los cinco años a nivel mundial, por tanto, aún quedan desafíos pendientes en lo que respecta a la supervivencia infantil. Por desgracia, 2,3 millones de niños sucumben en su primer mes de vida y 2,7 millones de niños mueren antes de cumplir los cinco años, especialmente, en África subsahariana y en Asia meridional. Estas duras cifras ponen de relieve el enorme impacto que conllevan las desigualdades geográficas y económicas, lo que supone una grave amenaza para conseguir cumplir con el objetivo ODS 3.2 sobre mortalidad de menores de cinco años para 2030.
Mortalidad neonatal
La tasa de mortalidad neonatal hace referencia a la probabilidad de que un recién nacido muera durante sus primeros 28 días de vida por cada 1000 nacidos vivos (Mortalidad neonatal, UNICEF, 2023). Los 28 primeros días de vida —el período neonatal— es el período más vulnerable para la supervivencia de un niño. En comparación, la probabilidad de que un bebé muriese después del primer mes y antes de alcanzar el primer año de vida se estimaba en 11 por cada 1000 nacidos vivos. Por otro lado, la probabilidad de que un niño muriese después de cumplir el año y antes de alcanzar los cinco años se estimaba en 10 por cada 1000 nacidos vivos en 2021 (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
A nivel mundial, 2,3 millones de niños murieron en su primer mes de vida en 2021 (aproximadamente 6400 muertes neonatales por día). A pesar de que la tasa de mortalidad neonatal ha descendido globalmente (la tasa media global bajó un 51 %, se pasó de 37 bebés muertos por cada 1000 nacidos vivos en 1990 a 18 en 2021), existe una marcada disparidad entre regiones y países en lo que se refiere a la mortalidad neonatal.
A escala regional, la mortalidad neonatal más alta se encuentra en África subsahariana y en Asia meridional, con una tasa de mortalidad neonatal estimada en 27 y 23 bebés muertos por cada 1000 nacidos vivos, respectivamente, en 2021. Un niño nacido en África subsahariana tenía cerca de diez veces más probabilidades de fallecer en su primer mes de vida que un niño nacido en un país de ingresos altos, mientras que un niño nacido en Asia meridional tenía nueve veces más probabilidades de morir (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Mortalidad de menores de cinco años
La tasa de mortalidad de menores de cinco años hace referencia a la probabilidad de que un recién nacido muera antes de cumplir los cinco años por cada 1000 niños nacidos vivos (Informe sobre mortalidad infantil, 2022). En 2021, cinco millones de niños menores de cinco años murieron (UNICEF, Mortalidad de menores de cinco años, 2023). Alrededor de la mitad de estas muertes (2,7 millones) se produjeron en niños de entre 1 y 59 meses de edad, mientras que el resto de las defunciones (2,3 millones) ocurrieron en bebés de solamente un mes de vida (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Existe una mayor probabilidad de que los niños nacidos en países de ingresos bajos mueran antes de cumplir los cinco años. Según los datos sobre mortalidad infantil de 2021, los niños nacidos en países de ingresos bajos tenían catorce veces más probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que aquellos niños nacidos en países de ingresos altos (Child Mortality Report, 2022).
En las últimas tres décadas ha habido un enorme progreso a nivel mundial en lo que respecta a la supervivencia infantil. La tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años ha descendido un 59 %, se ha pasado de 93 niños muertos por cada 1000 nacidos vivos en 1990 a 38 en 2021. Además, el progreso para reducir las tasas de mortalidad infantil ha aumentado en la década de los 2000 en comparación con la década de los 90; la tasa anual de reducción de la tasa de mortalidad de menores de cinco años ha pasado del 1,8 % en la década de los 90 al 4 % entre 2000 y 2009 y al 2,7 % entre 2010 y 2021 (UNICEF, Mortalidad de menores de cinco años, 2023).
Desde 1990, la mayoría de las regiones del mundo y 162 de 200 países han reducido al menos a la mitad sus tasas de mortalidad de menores de cinco años. En ese mismo período, la mortalidad de menores de cinco años ha descendido a al menos dos tercios en el 42 % (92 países) de los 200 países. 39 de estos países son países de bajos o medianos ingresos, lo que demuestra que es posible mejorar la supervivencia infantil incluso en lugares con menos recursos, aunque el peso de la mortalidad infantil se encuentre distribuido de manera desigual por el mundo.
Mortalidad entre niños, adolescentes y jóvenes (5-24 años)
Cerca de un millón de adolescentes murieron en 2021 y, a nivel mundial, alrededor del 43 % de las defunciones de personas entre los 5 y 24 años se produjeron en adolescentes. En todas las regiones, la probabilidad de morir entre los 5 y 24 años es inferior a la de menores de cinco años. En 2021, con 17 muertes por cada 1000 niños de cinco años, la probabilidad de morir entre niños y jóvenes de 5 a 24 años representaba aproximadamente la mitad de la tasa de mortalidad mundial de menores de cinco años, pese a que la exposición al riesgo de muerte es cuatro veces mayor en el grupo de mayor edad (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Desde 1990 hasta 2021, la tasa de mortalidad de niños y jóvenes de 5 a 24 años se redujo un 46 %, de 31 a 17 muertes por cada 1.000 niños de 5 años, mientras que la mortalidad de los adolescentes disminuyó un 43 %, durante el mismo período, de 13 a 7 muertes por cada 1.000 adolescentes de 10 años (Datos de mortalidad de niños y jóvenes entre 5 y 24 años, UNICEF, 2023).
Las probabilidades de supervivencia de niños, adolescentes y jóvenes de entre 5 y 24 años varían considerablemente según la región y el país. África subsahariana y Asia central y meridional confirman su tendencia negativa también en esta materia. Por ejemplo, alrededor del 70 % de todas las muertes entre personas de 5 a 24 años se produjeron en África subsahariana (46 %) y en Asia central y meridional (24 %). Si se mantienen las tendencias actuales, se estima que cerca de 19 millones de niños, adolescentes y jóvenes de entre 5 y 24 años morirán entre 2022 y 2030 y que más de un 70 % de esas muertes ocurrirán únicamente en dichas regiones (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Causas de la mortalidad infantil
La mayoría de las muertes neonatales (75 %) se producen en la primera semana de vida del bebé y, en 2019, alrededor de un millón de recién nacidos murieron en las primeras 24 horas de vida. Los partos prematuros, las complicaciones relacionadas con el parto (asfixia o falta de respiración al nacer), las infecciones y las anomalías congénitas provocaron la mayoría de las muertes neonatales en 2019. Desde que finaliza el período neonatal y a lo largo de los cinco primeros años de vida, las principales causas de muerte son la neumonía, la diarrea, las anomalías congénitas y la malaria (Mortalidad de los recién nacidos, OMS, 2022).
Los niños desnutridos, especialmente aquellos que padecen desnutrición aguda severa, corren un mayor riesgo de morir por enfermedades infantiles comunes tales como la diarrea, la neumonía y la malaria. Los factores relativos a la nutrición causan cerca del 45 % de las muertes de niños menores de cinco años (Mortalidad de menores de cinco años, OMS, 2022).
Los conflictos bélicos y la emergencia climática —incluyendo la pandemia de la COVID-19— continúan siendo una amenaza para la supervivencia infantil. La tasa de mortalidad de menores de cinco años en los 37 países clasificados como frágiles y afectados por el conflicto triplicó la tasa del resto de países. Si bien los datos disponibles sobre el impacto de la COVID-19 no muestran evidencias sistemáticas de un exceso de mortalidad infantil, es necesario realizar un seguimiento continuado de este problema dada la información limitada existente y el impacto potencial de la pandemia en el acceso a la atención sanitaria y a la prestación de servicios (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Al desaparecer las enfermedades infecciosas propias de la infancia, surgen nuevos peligros que se convierten en las primeras causas de muerte y discapacidades de por vida entre los niños de entre 5 y 14 años: los accidentes y traumatismos (incluyendo las lesiones por accidentes de tráfico, los ahogamientos, las quemaduras y las caídas), las conductas autolesivas y la violencia interpersonal (Mortalidad entre los niños de 5 a 14 años, OMS, 2019).
Estos patrones de muerte de los niños más mayores y de los adolescentes jóvenes reflejan los perfiles de riesgo subyacentes de los grupos de edad. Las diferencias en función del sexo en las tasas de mortalidad se hacen evidentes en la adolescencia con tasas de muerte más elevadas entre los chicos que se enfrentan a las condiciones mencionadas anteriormente, así como también a la violencia colectiva y a la intervención policial (Adolescente mayor, OMS, 2022).
Desigualdades geográficas y económicas como causas de la mortalidad infantil
Los obstáculos más notables a los que se siguen enfrentando los niños son las desigualdades generalizadas a nivel regional y económico, que afectan a su supervivencia. Los datos indican que más del 80 % de las muertes infantiles se producen en solo dos regiones: África subsahariana y Asia meridional. África subsahariana continúa siendo la región con la tasa más alta de mortalidad de menores de cinco años (73 niños muertos por cada 1000 nacidos vivos).
En 2021, uno de cada catorce niños de África subsahariana murió antes de cumplir los cinco años —el riesgo de muerte es 15 veces mayor que en el caso de los niños nacidos en países de ingresos altos y, además, esta región lleva 20 años de retraso en comparación con la media mundial, pues esa misma tasa de uno de cada catorce niños ya se alcanzó en 2001.
La subregión de Asia meridional sufrió 1,3 millones de muertes de menores de cinco años en 2021 (alrededor del 26 % del total mundial frente al 27 % de niños nacidos vivos en 2021). La subregión de Asia meridional registró el 98 % de muertes de menores de cinco años de la región de Asia central y meridional en 2021 (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Además, los niños que viven en zonas frágiles y afectadas por el conflicto son especialmente vulnerables. Con 75 niños muertos por cada 1000 nacidos vivos en 2021, la tasa de mortalidad de menores de cinco años en los 37 países clasificados como frágiles y afectados por el conflicto era tres veces más elevada que en el resto de los países (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Supervivencia infantil y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
El objetivo ODS 3.2 sobre la mortalidad infantil tiene como finalidad erradicar, para 2030, las muertes evitables de recién nacidos y menores de cinco años. Todos los países tienen como objetivo reducir la mortalidad neonatal a al menos 12 por cada 1000 nacidos vivos, así como también bajar la mortalidad de menores de cinco años a al menos 25 por cada 1000 nacidos vivos (OMS, 2023).
Las desigualdades geográficas y económicas que contribuyen al riesgo de muerte infantil representan una amenaza para el logro de los ODS a nivel global (Informe sobre mortalidad infantil, 2022). En más de un cuarto de todos los países, es necesario actuar con urgencia para acelerar la reducción de la mortalidad infantil y, así, alcanzar los objetivos ODS relativos a la erradicación de las muertes evitables de niños para 2030. De los 200 países analizados, 133 han alcanzado ya el objetivo ODS sobre la mortalidad de menores de cinco años, y se espera que 13 países cumplan este objetivo para 2030 si la tendencia actual se mantiene.
Es necesario que aumenten los esfuerzos para agilizar el progreso en los 54 países restantes (casi tres cuartas partes se encuentran en la región de África subsahariana) con el fin de alcanzar el objetivo ODS relativo a la mortalidad de menores de cinco años para 2030. De estos 54 países, 37 necesitarán duplicar con creces su tasa actual de progreso o invertir una tendencia reciente al alza para cumplir con el objetivo ODS para 2030 (Supervivencia infantil y los ODS, UNICEF, 2023).
Incluso más países corren el riesgo de no cumplir con el objetivo ODS sobre la mortalidad neonatal que con el objetivo sobre la mortalidad de menores de cinco años. En las tendencias actuales, 63 países tendrán que acelerar su progreso para alcanzar el objetivo relativo a la mortalidad neonatal para 2030, mientras que 55 países tendrán que duplicar con creces su tasa actual a la baja o invertir una tendencia reciente al alza para cumplir con el objetivo a tiempo (Supervivencia infantil y los ODS, UNICEF, 2023).
Al cumplir a tiempo con el objetivo ODS sobre mortalidad de menores de cinco años en aquellos países en riesgo de no alcanzarlo, se evitarían casi 10 millones de defunciones de menores de cinco años en comparación con las tendencias actuales. Si se mantienen las tendencias de ahora, alrededor de 40 millones de menores de cinco años morirán antes de 2030, siendo la mitad recién nacidos. Más de la mitad de estas muertes (59 %) se producirán en África subsahariana (24 millones) y otro 24 % en Asia meridional (9 millones) (Supervivencia infantil y los ODS, UNICEF, 2023).
Posibles soluciones para garantizar la supervivencia infantil sostenible
Para evitar la trágica pérdida de millones de niños y adolescentes que se prevé si este statu quo continúa, el mundo tiene que acelerar sus esfuerzos por reducir la mortalidad infantil por medio del cuidado continuado infantil, comenzando con la atención prenatal (Informe sobre mortalidad infantil, 2022). Según la Organización Mundial de la Salud, es esencial promover la lactancia materna inmediata y exclusiva, así como también formar a los involucrados en el cuidado prenatal, natal y postnatal con el fin de atajar las causas más evitables de muerte entre menores de cinco años.
El acceso a una nutrición adecuada y el consumo de micronutrientes también desempeñan un papel muy importante en la esperanza de vida de los niños, junto a las condiciones medioambientales en las que el niño vive (acceso a agua y saneamiento) y al reconocimiento de la familia de síntomas peligrosos en la salud del niño (World Vision, 2016). Aunque el número de defunciones infantiles en el mundo es muy elevado, es posible garantizar la supervivencia de todos los niños con las inversiones, la voluntad y las políticas apropiadas (Informe sobre mortalidad infantil, 2022).
Escrito por Arianna Braga
Revisado internamente por Aditi Partha
Traducido por Celia Martínez Coronado
Revisado por Cristina Morillo Berral
Última modificación el 22 de octubre de 2023
Bibliografía:
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