Niños de Japón
Descubriendo los Derechos del Niño en Japón
Hay una isla al Este de Asia que se llama Japón. Como tercera potencia mundial, sus habitantes gozan de una vida digna y de gran esperanza de vida, además de presumir de un “estatus” privilegiado en materia de derechos infantiles. No obstante, y a pesar de esta idílica imagen, el archipiélago nipón afronta ciertos problemas relativos a la infancia.
Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño:9,25/10 Población :126,2 millón Esperanza de vida:83,6 años |
Principales problemas a los que se enfrentan los niños en Japon:
Más de un 15 por ciento de japoneses vive en la miseria. Se trata de una cifra muy chocante, sobre todo teniendo en cuenta que durante mucho tiempo Japón se ha considerado un país igualitario. Pero la situación resulta aún más preocupante entre las familias monoparentales, especialmente las formadas por madres solteras que, a menudo, se ven obligadas a desempeñar más de un empleo a la vez.
Asimismo, el incremento del número de niños pobres o de escasos recursos que se están beneficiando de becas escolares es un indicador de la expansión de la profunda pobreza que atraviesa el país. Desde el momento en que se les otorgan las ayudas, estos niños comienzan a vivir bajo una gran inseguridad y sus derechos fundamentales se ven rápidamente comprometidos.
En Japón, los casos de abuso infantil están alcanzando un nuevo récord. En los diez últimos años, las estadísticas han crecido exponencialmente: en 1990 hubo 1.000 casos de abusos (físicos y sexuales), en comparación con los 55.000 casos que se registraron en 2010.
Niños descuidados, encerrados, malnutridos o incluso apaleados son una señal clara de que el sistema de protección de los niños japoneses está al borde del colapso. Para remediar esta situación, se debería educar y sensibilizar a las familias japonesas.
En Japón existe una gran discriminación en lo que se refiere a los derechos de los niños. Esta conciliación de derechos se produce de dos formas: de raza y de género.
En cuanto a la discriminación de género, se considera que las niñas deberán ser buenas amas de casa, mientras que los niños deberán alcanzar profesiones de prestigio.
Respecto a la discriminación racial, es habitual que los niños nacidos de padres no japoneses sean discriminados. Los otros niños les rechazan incluso en el ámbito escolar y son objeto de burla. Al afrontar esta situación, los maestros y los padres casi nunca dejan que los niños sean conscientes de los problemas del racismo. Cuando lo que deberían hacer es enseñar a los niños a respetarse mutuamente y a aceptar las diferencias.
El sistema universitario japonés es muy elitista. Desde la guardería, los niños trabajan muy duro para acceder a la universidad e incluso hay guarderías en las que el simple acceso ya es competitivo.
Como cabe esperar, las consecuencias son desastrosas para los niños, pues, bajo la presión constante del «deber de excelencia», algunos terminan suicidándose como única vía de escape. Por desgracia, en Japón se registran numerosos casos de estudiantes que llegan al extremo de quitarse la vida al no poder soportar la presión que les supone la escuela.
Explotación sexual de los niños
Japón es un país conocido en la región por el tráfico de jóvenes adolescentes de Asia, Latinoamérica y Europa del Este, especialmente del sexo femenino. Les hacen creer que en Japón tendrán un buen trabajo, pero la realidad es muy diferente: las obligan a convertirse en prostitutas.
Estas víctimas se encuentran desprotegidas y, a menudo, se las considera «criminales» por haber violado las leyes de inmigración. Las jóvenes terminan siendo deportadas a su país de origen sin ningún tipo de ayuda psicológica o material. Durante algunos años, Japón ha estdo priorizando este problemas entre sus programas sociales y de inmigración, pero todavía se necesita avanzar en estas políticas.
Medioambiente
Con 4,9 toneladas de emisión de CO² por habitante al año, se podría decir que la situación de Japón en cuanto a contaminación podría mejorarse. Ésta tiene un impacto nocivo en las vidas de los niños y en sus perspectivas de futuro, ya que su derecho a vivir en un lugar saludable no se respeta. Por tanto, Japón tiene que esforzarse en reducir su huella ecológica (superficie de tierra necesaria para una persona de modo que pueda producir lo que consume y asimilar los residuos que utilice).