La infancia y la dependencia (drogas, alcohol…)

La infancia y la dependencia (drogas, alcohol…)

La adolescencia es un período de cambios, que representa el paso de la infancia a la edad adulta. A lo largo de esta transición tan delicada, los adolescentes son especialmente vulnerables a todo tipo de tentaciones a causa de los cambios físicos, psíquicos y emocionales que atraviesan. En general, en esta fase de cambios, son característicos el gusto por los riesgos y excesos, la atracción hacia lo prohibido y el deseo de experimentar. Hoy en día, además de la precocidad en la vida sexual, este período de experimentación involucra el consumo de drogas, tanto legales como ilegales.

¿Qué sustancias consumen?

En la actualidad hay una gran variedad de estupefacientes a nuestro alcance. Entre ellos, los que más consumen los adolescentes son:

– Alcohol (cervezas, cócteles, vino, etc.)

– Tabaco (cigarrillos)

– Cannabis (marihuana o hachís), comúnmente denominada porro, maría, hierba, peta, canuto, etc.

– Anfetaminas, como el éxtasis o el MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina)

– Ketamina, un inhibidor anestésico

– GHB (gamma hidroxibutirato), comúnmente conocida como la droga «viola fácil»

En general, el consumo de alcohol y estupefacientes entre los jóvenes es consecuencia de factores sociales, como la necesidad de complacer a los coetáneos. También existen factores psicosociales, como la búsqueda de sensaciones, el deseo de transgredir, además de la necesidad de sobrellevar sentimientos de angustia o emociones negativas.

Sin embargo, todo esto expone a los adolescentes a la adicción. Un estudio, llevado a cabo en 2003, demostró que los adolescentes que consumen cannabis o alcohol, corren el riesgo de desarrollar dependencia a estas sustancias en la edad adulta. Los resultados de esta investigación probaron que un 32% de adultos jóvenes que padecían alguna dependencia, especialmente ligada a cannabis, cigarrillos o alcohol, ya consumían estas sustancias durante la adolescencia.

Alcohol

El consumo de alcohol representa un caso especial. Esta sustancia psicoativa se considera droga porque puede provocar dependencia, estimulación y depresión del sistema nervioso central. Aún así, mientras que otras drogas son ilegales, el alcohol, al igual que el tabaco, todavía es una droga legal. Es por ello que ninguna ley prohíbe su adquisición o consumo. Y, si bien en la mayoría de los países está prohibida su venta a menores, los adolescentes lo consiguen con facilidad en fiestas, gracias a amigos o parientes mayores.

Estadísticas

En la mayoría de los casos, las primeras experiencias con las drogas se producen en la adolescencia, sobre todo con las drogas legales como el alcohol o el tabaco, seguidas del cannabis, que se considera una droga blanda . En 2009 la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) estimaba que entre 149 y 272 millones de personas, en edades comprendidas entre los 15 y los 65 años, habían consumido sustancias ilegales al menos una vez en su vida. En 2001, la OMS (Organización Mundial de la Salud), la UNESCO y UNICEF indicaron un claro aumento en el número de jóvenes de entre 14 y 18 años que consumían drogas (9,5% en 2007). Según un estudio mundial más reciente, publicado en 2012, los chicos de entre 13 y 15 años parecen ser más propensos al consumo de drogas que las chicas. Los índices más altos de consumo de drogas en adolescentes se registran en países de América Latina y el Caribe.

Consecuencias del consumo excesivo de drogas

La adolescencia se caracteriza por el exceso y esto se refleja en el consumo de alcohol y estupefacientes. Se podrían nombrar, por ejemplo, tendencias tan peligrosas como el consumo intensivo de alcohol, comúnmente llamado botellón (o binge drinking en inglés) , cuyo objetivo es alcanzar rápidamente un estado de embriaguez, mediante un consumo puntual y excesivo.

Además de que puede crear dependencia, el consumo excesivo de drogas conlleva graves consecuencias y expone a los jóvenes a peligros numerosos y nada desdeñables. Ante todo, afecta directamente al desarrollo, puesto que el adolescente todavía no ha alcanzado la vida adulta. El desarrollo físico y psíquico todavía está en proceso y el uso de drogas puede tener un efecto negativo en el crecimiento . En concreto, la intoxicación crónica retrasa el funcionamiento cerebral debido a las modificaciones permanentes que sufre el cerebro.

Otras consecuencias podrían incluso ser mortales. Unicef declara que cada año fallecen 1,4 millones de jóvenes de entre 10 y 14 años. Las causas de muerte más frecuentes son los accidentes de tránsito y las caídas (en montañas, piscinas vacías, etc.) posteriores al consumo de alcohol y otras drogas. Además, el consumo de drogas puede llevar a cometer suicidio, ya sea por sobredosis o por inducción al acto.

Otra consecuencia nociva derivada del consumo de drogas es el riesgo de contraer VIH/SIDA, cuyas causas son la utilización y/o intercambio de jeringuillas contaminadas, o las prácticas sexuales de riesgo sin ninguna protección contra las ETS (enfermedades de transmisión sexual).

Acciones preventivas

Desde la óptica de protección del estado de bienestar y del interés superior del menor, nos encontramos ante un problema que requiere la intervención de los Estados y de la sociedad, siempre dentro de los límites del respeto y la aplicación de la Convención internacional sobre los derechos del niño y de la niña. El Comité de los Derechos del Niño recomienda, por tanto, que los Estados firmantes respeten ciertos artículos contenidos en la Convención a la hora de poner en práctica medidas que sean eficaces. Entre ellos destacan:

– Las leyes, políticas y programas de prevención contra el abuso de alcohol, tabaco y otras sustancias nocivas (art. 24 and 33)

– Limitar el acceso al alcohol y estupefacientes (art. 29) mediante programas “de rechazo de venta a menores“, por ejemplo

– Prohibir la promoción de sustancias como el tabaco y el alcohol, sobre todo entre un público tan vulnerable como el de la infancia y la adolescencia (art. 17)

– Proporcionar información fiable a los adolescentes para proteger y preservar su salud, de donde nace la necesidad de que exista una estrecha colaboración con los medios para promover y divulgar campañas antidroga.

Se hace un llamamiento especial a los adultos, especialmente a los padres de familia, para que creen un entorno favorable con los jóvenes, en el que haya un diálogo abierto y positivo basado en la escucha, la comprensión y la comunicación. Una buena red profesional, un círculo fiable de amigos y un ambiente familiar estable, son factores de protección indispensables para que, entre los jóvenes, exista una óptima recepción de las campañas de prevención.

 

 

 

 

Traducido por: Nieves Carazo
Revisado por: Rocío Duchén