El abuso de sustancias en los niños es un problema prevalente y multifacético que en algunos casos depende de factores genéticos o del entorno familiar, pero que generalmente inicia con la exposición a drogas y alcohol durante la adolescencia. Otros factores como la pobreza, la falta de conciencia con respecto a las consecuencias del consumo, así como la presión social, contribuyen aún más al problema. Por tanto, es decisivo que se haga frente a este problema de manera eficaz reconociendo las señales de alerta rápidamente. El personal sanitario, los profesores y los padres deberían participar en la educación de los niños, apoyarlos y proveerlos de la ayuda necesaria.

Definición e implicaciones del abuso de sustancias
En este contexto, el término “sustancia” hace referencia a cualquier compuesto psicoactivo capaz de provocar problemas tanto sociales como de salud, entre ellos la adicción. Entre ellas se incluyen una gran cantidad de sustancias legales, como el alcohol y el tabaco, e ilegales, como la heroína y la cocaína, así como las sustancias controladas que están recetadas con fines médicos por profesionales licenciados (McLellan A. T, 2017).
En 2010, la media del consumo global de alcohol por persona a partir de los quince años era de 6,2 litros de alcohol puro, quedando aproximadamente un cuarto de este consumo sin registrar. Aproximadamente, un 16% de los individuos de quince años o más que toman alcohol se embarcan un intenso consumo episódico (OMS, s.f.). Según el portal de estadísticas para datos de mercado, investigaciones de mercado y estudios de mercado, se estima que el volumen global del mercado de bebidas alcohólicas aumentará de manera constante entre el 2023 y el 2027 (Statista, 2023).
Tendencias a nivel mundial y nuevas inquietudes sobre el consumo de sustancias
Los países con más recursos económicos tienden a tener tasas de consumo de alcohol más altas y menos abstemios, siendo los países de altos ingresos los que muestran el mayor consumo de alcohol per cápita y la prevalencia un intenso consumo episódico entre los bebedores (OMS, s.f.). En Estados Unidos, el alcoholismo en la adolescencia constituye una acuciante preocupación, siendo los adolescentes los que están involucrados en el consumo frecuente de alcohol, en particular por los atracones, cuando consumen más de cinco bebidas de una vez (Oficina de Asuntos de Población, s.f.).
Asimismo, la popularidad emergente de los dispositivos de vapeo, que se utilizan para inhalar nicotina o marihuana, impone nuevos retos. No obstante, las consecuencias para la salud de estos aparatos aún no están totalmente claras, lo que hace que resulte más complejo abordar y comprender la situación (Oficina de Asuntos de Población, s.f.).
La Unión Europea también muestra una seria preocupación por la explotación de individuos jóvenes por parte de bandas de narcotraficantes y comparan su situación con la de los niños soldados. La Dirección General de Migración y Asuntos de Interior (HOME) hizo hincapié en el implicación cada vez mayor de jóvenes en un narcotráfico brutal que prospera, con estadísticas que revelan que la mitad de los homicidios y crímenes violentos en la Unión Europea están relacionados con las drogas (O’Carroll L, 2023).
Aunque los datos sugieren una tendencia a la estabilidad o disminución del consumo ilícito de drogas entre los jóvenes, los estudios recientes revelan un aumento significativo de las muertes por sobredosis, en particular entre adolescentes de catorce y dieciocho años.
Este aumento en las muertes se atribuye sobre todo al fentanilo ilícito, una sustancia sintética potente que se encuentra en medicamentos falsificados parecidos a productos farmacéuticos recetados como los TDAH y los opioides. Por desgracia, a los jóvenes no se les suele informar de la presencia potencialmente letal del fentanilo en esas pastillas (Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, 2022).
Tipos de adicciones en los niños
Se pueden clasificar las adicciones en varios tipos, y cada uno afecta a los niños de una manera distinta. Reconocer esos tipos puede ayudar a los cuidadores, a los educadores y a los profesionales de la salud a identificar problemas concretos y personalizar los tratamientos según corresponda.
1. Adicciones a sustancias
Alcohol
El alcoholismo en menores es un problema prevalente entre los adolescentes, a menudo impulsado por la presión social, la influencia de las redes sociales y el deseo de experimentar. El consumo habitual de alcohol a una edad temprana puede conllevar la dependencia, afectando de manera negativa a la salud física y mental. La adicción al alcohol en los adolescentes está asociada a un bajo rendimiento académico, a los comportamientos de riesgo, y a posibles problemas de salud a largo plazo como el daño hepático.
Tabaco y nicotina
El auge del vapeo y los cigarrillos electrónicos ha introducido formas nuevas y accesibles de nicotina a la gente joven, por lo general comercializadas con sabores y diseños atractivos. Aunque a veces los cigarrillos electrónicos se consideran menos dañinos que el cigarrillo tradicional, siguen pudiendo conllevar la adicción a la nicotina, con posibles consecuencias a largo plazo como los problemas respiratorios, los problemas cardiovasculares, y una mayor probabilidad de pasar al cigarrillo convencional.
Sustancias ilícitas
Esta categoría incluye una variedad de sustancias como la marihuana, la cocaína, la heroína y, cada vez más, las drogas sintéticas como el fentanilo. La experimentación con esas drogas puede exponer a los adolescentes a graves riesgos para la salud, a las adicciones y hasta la muerte. La implicación en el consumo de drogas podría aumentar la exposición al crimen y a la violencia, con traficantes que a menudo se dirigen a jóvenes vulnerables.
Medicamentos recetados
Los medicamentos como los opioides (para aliviar el dolor) o los estimulantes (para los trastornos de atención) se recetan por razones médicas legítimas, pero su mal uso puede conllevar rápidamente la adicción. Los adolescentes pueden tener acceso a estos medicamentos a través de los amigos o las recetas para familiares y pueden utilizarlas de manera recreativa o como ayuda para el estudio. Su mal uso puede provocar graves consecuencias para la salud, dependencia, y riesgo de sobredosis, concretamente de opioides.
2. Adicciones conductuales
Adicción al gaming
El gaming excesivo puede tener repercusiones significativas en el desarrollo de un joven, conllevando la disminución del interés en los estudios, el retraimiento social y los problemas de salud físicos como la fatiga ocular o la mala postura. La adicción al gaming se suele caracterizar por la obsesión por los videojuegos, la dificultad de controlar el tiempo que se pasa al jugar, y seguir jugando a pesar de las consecuencias negativas.
Adicción a Internet y a las redes sociales
Los smartphones y las redes sociales son una parte integral de la vida de muchos adolescentes, pero su uso excesivo puede conllevar conductas adictivas. Esta adicción puede repercutir de forma negativa a la salud mental, a la autoestima y a las relaciones en la vida real. Puede que los adolescentes se sientan presionados a publicar sus vidas para obtener validación online, lo que provoca ansiedad, depresión, y sentimientos de aislamiento.
Ludopatía
Aunque la ludopatía es menos frecuente en los niños pequeños, los adolescentes están cada vez más expuestos a los juegos de azar, como las apuestas deportivas y los juegos con cajas de botín que imitan los juegos de azar, tanto online como offline. Esto puede conllevar un ciclo de pérdidas y dependencia, lo que repercute en el bienestar mental y, en algunos casos, da lugar a problemas económicos.
3. Adicciones a la comida
Excesos en la comida y atracones
Para algunos adolescentes, la comida se convierte en una forma de lidiar con las emociones, lo que puede conllevar comer en exceso o atracones. Esta conducta puede dar lugar a la obesidad, a la baja autoestima, y a otros problemas de salud física, como la diabetes y los problemas cardiovasculares. Entender los factores psicológicos que dan lugar a la alimentación emocional, como el estrés y la falta de mecanismos de afrontamiento, es importante para desarrollar una relación más sana con la comida.
Trastornos alimenticios
Las enfermedades como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, así como el trastorno por atracones, suelen surgir durante la adolescencia, provocadas por la presión social, los problemas de salud mental, y las percepciones distorsionadas de la imagen del propio cuerpo. Estos trastornos tienen consecuencias graves, que hasta ponen la vida de la persona en peligro. Entre ellas se encuentran la desnutrición, el daño orgánico, así como los problemas de salud mental graves.
4. Trastornos de control de impulsos
Compras compulsivas
Las compras compulsivas, que también se conocen como adicción a las compras, son la necesidad incontrolable de ir de compras y de gastar dinero, por lo general en objetos que no son necesarios ni asequibles. En los niños y los adolescentes, esto puede manifestarse en las compras frecuentes de juguetes, ropa y artículos, muchas veces más allá de lo que necesitan o pueden utilizar. Este comportamiento a veces se utiliza como una forma de lidiar con emociones como el aburrimiento, la tristeza y el estrés.
Acumulación compulsiva
La acumulación compulsiva es el amontonamiento excesivo y la incapacidad de deshacerse de los objetos, independientemente de su verdadero valor. Aunque es menos frecuente en los niños, algunos pueden empezar a mostrar tendencias a la acumulación a temprana edad, lo que puede hacer difícil la vida diaria. Por ejemplo, pueden acumular juguetes, papeles, u objetos al azar, llegando a un punto en el que el amontonamiento satura su espacio vital e interrumpe su habilidad para concentrarse y organizarse.
Perspectivas con respecto al uso indebido de sustancias entre los jóvenes

La adolescencia, una etapa transicional que expone a los individuos a varias tentaciones, entre las que se encuentran el alcohol y las drogas, suele implicar un deseo de experimentar y rebelarse. No obstante, es posible que muchos jóvenes no perciban el peligro subyacente, lo que puede conducir a una posible adicción al alcohol y la drogadicción. Estadísticas alarmantes revelan que el 24% de personas entre los once y los quince años han experimentado con drogas y alcohol (Albuquerque N, 2023).
Asimismo, la genética contribuye de manera significativa, la cual corresponde a un porcentaje del 40% al 70% del riesgo asociado con el desarrollo de problemas de salud relacionados con la adicción. Los factores ambientales, tales como el consumo familiar de sustancias, el entorno comunitario, así como el ambiente educativo, también influyen en esta susceptibilidad. Por otra parte, los riesgos son aún mayores en caso de enfermedad mental, experiencias adversas en la infancia y condiciones precarias de vida (McLellan A. T, 2017).
El consumo de sustancias en la niñez resulta particularmente devastador para los más pequeños debido a su impacto profundo y duradero. Sus peligros asociados durante la infancia abarcan un amplio espectro de riesgos para la salud que afectan no solo a su bienestar inmediato, sino también al desarrollo a largo plazo y a la calidad de vida en general (Albuquerque N, 2023).
Identificar los primeros signos de alerta de uso indebido de sustancias
Identificar la adicción en los niños implica prestarle atención a los indicios de que pueden estar involucrados en drogas o alcohol. Entre estos signos se incluyen un declive en el rendimiento académico, absentismo frecuente en el colegio, cambios físicos tales como ojos rojos o irritados, cambio de amistades, alteración en los hábitos de sueño y alimentación, así como malestares como náuseas o fatiga (Albuquerque N, 2023).
Varias alteraciones en la conducta de los adolescentes, tales como cambios repentinos de humor o de comportamiento, también indican con frecuencia un posible consumo excesivo de sustancias.. Es posible que los jóvenes también muestren conductas impredecibles o violentas, falta de motivación, inestabilidad emocional, y que adopten hábitos inusuales (Ali S et al., 2011). Tomar inmediatamente medidas con respecto a estos temas podría facilitar un pronto y significativo proceso de recuperación.
Asimismo, el aliento a alcohol o cannabis y la detección del olor de otras sustancias pueden indicar un posible consumo de estas. Identificar y reconocer esas señales de alerta con rapidez es crucial, ya que la adicción en los niños no se trata de una simple etapa (Albuquerque N, 2023). Si se observa alguna de esas señales, es esencial buscar ayuda y apoyo para ayudar al joven a recuperarse de los problemas relacionados con las sustancias.
Medidas e intervenciones proactivas
Los gobiernos nacionales han tomado algunas medidas para hacer frente a este problema. Estas incluyen iniciativas contra el tráfico de cocaína, tales como centrarse en el reconocimiento temprano de indicadores de reclutamiento, establecer un sistema europeo de alertas de droga y mejorar el intercambio de inteligencia entre los puertos. Además, se está trabajando en una colaboración con las naciones de Latinoamérica y América Central para hacer frente a las redes de delincuentes, negociar acuerdos con respecto al intercambio de información, y unir fuerzas con los Estados Unidos para enfrentar las amenazas de las drogas sintéticas y desmantelar los carteles de narcotráfico (O’Caroll L, 2023).
Sin embargo, existe una necesidad imperiosa de que los gobiernos aumenten aún más sus esfuerzos de manera individual. Tienen que participar de manera activa y priorizar la lucha contra tan crítica realidad en sus propios países. Hacen falta estrategias más firmes, destinar más recursos, así como lograr esfuerzos colaborativos más firmes a nivel nacional para enfrentar eficazmente las complejidades relacionadas con las actividades delictivas asociadas a las drogas.
Además, hay que subrayar la importancia de que tutores, docentes y proveedores de atención médica reconozcan los signos de alerta. Adoptar un enfoque completo que involucre a los médicos de atención primaria y prestar atención a las posibles vulnerabilidades, la demografía, y las condiciones de vida es esencial para abordar esta acuciante preocupación. (Ali S et al., 2011).

Incorporar este enfoque general en la gama más amplia de medidas implementadas por los gobiernos nacionales es vital para combatir de manera eficaz el abuso de sustancias y las actividades delictivas relacionadas. Es fundamental afrontar la adicción a las sustancias entendiendo las causas subyacentes y promoviendo la rehabilitación profesional guiada por expertos en salud mental (Carolina Center for Recovery, 2020; el nombre puede ser traducido como “Centro de Recuperación de Carolina”).
Finalmente, alinear las estrategias gubernamentales generales con los esfuerzos de las familias puede contribuir a concebir un enfoque más unificado en la resolución de problemas relacionados con el consumo de sustancias entre los jóvenes. Es fundamental ser conscientes de la importancia de la participación de los padres, dados los riesgos relacionados con una supervisión inadecuada y un insuficiente vínculo con los cuidadores.
Al fomentar la comunicación efectiva, establecer límites claros, y prestarles atención a los posibles riesgos, hay más posibilidades de guiar a los jóvenes hacia alternativas más saludables (Scott M. et al., 2019).
Escrito por Lidija Misic
Corregido de manera interna por Aditi Partha
Traducido por J.R.
Revisado por Gisela E. Valdés
Editado por última vez el 7 de diciembre de 2023
Bibliografía:
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