Niños de Sri Lanka

Niños de Sri Lanka

Descubriendo los Derechos del Niño en Sri Lanka

El balance en Sri Lanka desde finales del siglo XX hasta 2009 es dramático: casi 100.000 personas muertas y el triple de desplazados por el conflicto armado, además de un tsunami que dejó casi 30.000 víctimas. Los niños esrilanqueses han sufrido mucho y apenas empiezan a soñar con un futuro mejor.

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Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño : 7.71 / 10

Nivel naranja: Problemas evidentes

Población: 21,6 millones
Pob. 0-14 años : 24,8 %

Esperanza de vida : 74,3 años
Mortalidad – de 5 años : 8 ‰

Principales problemas que afectan a los niños en Sri Lanka:

Pobreza

Casi un cuarto de la población esrilanquesa vive por debajo del umbral de pobreza. Sin duda esta situación es la consecuencia del conflicto armado de las últimas décadas. La guerra ha sido dura para la economía de las familias, que se han quedado sin alojamiento, sin comida, entre otros. La situación está mejorando poco a poco, pero todavía está siendo muy difícil para algunos hogares. Los niños, más vulnerables ante esta calamidad, han visto sus derechos restringidos por estas circunstancias económicas.

Derecho a la salud

Aunque los servicios sanitarios en Sri Lanka han mejorado mucho últimamente, todavía están lejos de ser ideales. Son particularmente escasos en las regiones rurales, por lo tanto el acceso a la atención sanitaria para los niños está restringido.

La larga guerra civil ha afectado considerablemente a los medios sanitarios, en cuestiones materiales, higiénicas y también humanas. Algunos problemas siguen existiendo hoy en día y todavía son preocupantes en Sri Lanka. Por ejemplo, el 17% de los niños presentan insuficiencia ponderal al nacer.

Niños víctimas de los conflictos

Los niños también han sufrido a causa del sangriento conflicto que ha afectado a Sri Lanka en las últimas décadas. Hasta hoy su situación está siendo afectada por esta guerra. Es así que miles de personas han desaparecido durante estos trágicos años, dejando a menudo a los niños completamente solos y abandonados a su suerte. Estos nuevos huérfanos han tenido que hacer frente a condiciones de vida muy difíciles. Y aunque los más afortunados han podido encontrar a su familia, la mayoría de ellos siguen abandonados, sin alojamiento y sin ayuda alguna.

Algunos niños también se encuentran entre las personas desaparecidas. Todavía se está investigando el tema, pero nadie puede decir lo que ha sido de ellos. Otros han sido desplazados a cientos de kilómetros de su lugar de nacimiento. La atención a estos niños se ha puesto en marcha progresivamente, pero a pesar de todo, no todos cuentan con los medios necesarios para retornar a sus casas.

Discriminación

La historia de Sri Lanka dio un trágico giro en los años 70 a causa de la discriminación y del racismo. Hoy en día la situación ha mejorado mucho, pero desgraciadamente todavía existe discriminación. Sin duda es más leve y latente que antes, pero sigue siendo real.

Los niños son las primeras víctimas de este fenómeno. Algunos grupos, como los que pertenecen a las comunidades Veddha, musulmanes y tamiles, tienen dificultades para hacer que se respete la integridad de sus derechos. La práctica de sus propias costumbres, su religión y su tradición, es percibida por algunos como hostilidad y falta de voluntad para integrarse. Por lo tanto, se vulnera un gran número de los principios de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CIDN).

Niños soldados

El reclutamiento forzado de niños en el ejército ha sido una práctica habitual, tanto en el ejército cingalés (nacional) como en los grupos rebeldes, durante el conflicto en el cual se enfrentaban ambos grupos. Incluso se dio el caso de hermanos reclutados en ejércitos enemigos y obligados por lo tanto a luchar uno contra el otro.

El conflicto terminó oficialmente en 2009, pero el problema de los niños soldados persiste. Aunque ya no están obligados a luchar, las consecuencias de haber vivido su infancia en el seno de grupos armados son múltiples. Al haber hecho frente a la violencia, a torturas y a la crueldad de la guerra, su salud y su desarrollo moral se encuentran en un estado fatal y su reinserción en la sociedad civil se presenta muy difícil.

Derecho a la educación

En Sri Lanka los 30 años de guerra han tenido graves consecuencias en la educación de los niños. Por una parte, los servicios escolares fueron perturbados por la violencia (destrucción de edificios, cierre de escuelas, saqueos, etc.). Por otro lado, los propios niños se han ido retrasando considerablemente en su escolarización.

Estas secuelas se pueden compensar actualmente un poco. Sin embargo, el sector escolar aún tiene un largo camino por recorrer para alcanzar una situación que garantice el pleno derecho a la educación a todos los jóvenes esrilanqueses.

Trabajo infantil

Se calcula que en Sri Lanka uno de cada ocho niños es económicamente activo. Este hecho lamentable se debe sobre todo a la pobreza que obliga a las familias a hacer trabajar a sus hijos para que colaboren económicamente con las necesidades de todos. Así pues, es muy común ver a jóvenes esrilanqueses trabajaando en plantaciones de té o incluso de ayuda dom en las familias más ricas.

Otros niños son explotados por traficantes que les someten a las peores condiciones de trabajo. También la explotación sexual es un problema alarmante en este país. Muchos menores se dedican a la prostitución bajo la influencia de maleantes a la cabeza de importantes negocios ilegales.

Matrimonio infantil

El número de matrimonios de niños ha disminuido notablemente en los últimos años. No obstante, sigue siendo preocupante ya que hoy en día se calcula que el 12% de las jóvenes se casan antes de cumplir los 18 años. Un matrimonio tan joven a menudo tiene consecuencias nefastas para los niños, que no entienden todo lo que conlleva este compromiso.

Además, no siempre escogen a su futuro marido. En las regiones rurales, por ejemplo, el sistema de castas y el de dote tienen una gran influencia sobre las uniones. Asimismo, según sus tradiciones, el hombre siempre debe ser cinco o seis años mayor.