En China, un número significativo de padres son encarcelados debido a actividades delictivas, dejando a sus hijos marginados dentro de las comunidades y a menudo sin la atención adecuada. Esta ausencia de supervisión de la responsabilidad parental por parte del gobierno deja a los niños en una situación vulnerable. Sin embargo, para que estos niños experimenten un cambio positivo, es crucial brindarles apoyo y facilitar la comunicación con sus padres.
Bienestar infantil en medio de la población carcelaria de China
Los hijos de la vasta población encarcelada se enfrentan a una situación preocupante Sin una normativa legal clara para su cuidado, estos niños a menudo se encuentran sin apoyo. Si bien algunos son acogidos por familiares, muchos quedan abandonados o incluso directamente rechazados. Como consecuencia, muchos de estos jóvenes viven en la pobreza, carecen de cuidados y protección adecuados, y enfrentándose al estigma social causado por las circunstancias de sus padres (Fan, 2006).
Un grupo limitado de niños se beneficia del cuidado que ofrecen las ONG chinas, que normalmente están gestionadas por individuos altruistas de la comunidad. Sin embargo, según las estadísticas del Ministerio de Justicia, los prisioneros en China tienen aproximadamente 600,000 menores de 18 años. Lamentablemente, en toda la nación no hay más de nueve o diez establecimientos como estos que acogen, en total, unos 1,000 niños (Fan, 2006).
Apoyo para niños vulnerables
Según un informe de 2016 del Ministerio de Justicia, aproximadamente un 70% de los niños con padres presos acabaron delinquiendo, con el 82% dejaron los estudios tras el encarcelamiento de sus padres. Sin embargo, a pesar de esta tendencia alarmante, no hay ninguna normativa legal para su cuidado (Yin, 2019).
Entre la falta de estabilidad y cuidados parentales, los niños con padres condenados a muerte o a largas penas de prisión no tienen otra opción que buscar acogida en refugios de todo el país. Allí reciben apoyo vital, incluida orientación sobre habilidades para la vida diaria y apoyo emocional, que les ayudará a gestionar sus complicadas circunstancias (Al Jazeera, 2018).
Actualmente, sólo una pequeña fracción de las ONG opera de manera sostenible y depende en gran medida de recursos de segunda mano o donados. Estas organizaciones recurren a métodos innovadores, como empresas agrícolas, para generar ingresos para financiar los gastos operativos, incluyendo las necesidades educativas y médicas de los niños que están bajo su cuidado(Yin, 2019).
Estos niños deben aprender a enfrentarse a la vida sin la orientación de los padres y prepararse para los desafíos de la sociedad, como superar el estigma y el prejuicio. Esto subraya la importancia de crear más refugios para dotar a estos jóvenes de las habilidades y la resiliencia necesarias para su futuro (Det Danske Filminstitut, 2015).
Desafíos emocionales y psicológicos
Los niños viven un viaje angustioso marcado por profundos sentimientos de abandono e impotencia. Ser testigo de cómo se llevan a sus padres delante de ellos deja una huella profunda, a la vez que luchan contra la incertidumbre de si sus padres aún se preocupan por ellos. En última instancia, soportan las consecuencias emocionales de las decisiones tomadas por adultos, y se ven obligados a lidiar con circunstancias que están más allá de su control (The Administration for Children & Families, 2013).
La niñez es un período crucial en la configuración del desarrollo psicológico, lo que enfatiza la importancia de promover un comportamiento positivo entre los niños. Este comportamiento forma la base para una salud mental robusta y unas relaciones sanas, lo que afecta a su capacidad de adaptación. Por lo tanto, la sociedad debería respaldar esta faceta del crecimiento de los niños, y el entorno familiar debe servir como factor fundamental en su bienestar general (Guo et al., 2022).
Estos niños también son más propensos a comportamientos delictivos, ya que la falta de orientación de los padres los hace vulnerables a las malas influencias. Al reconocer el profundo impacto de las relaciones familiares en el bienestar de los niños, los trabajadores sociales, los expertos en cuidado infantil y las ONG se han esforzado por restablecer los vínculos entre los niños y sus padres encarcelados (Dong, 2016).
Intervenciones legales y sistémicas
Sin embargo, en China, la política oficial de correo penitenciario es considerablemente más estricta en comparación con la de, por ejemplo, Estados Unidos. La frecuencia de las visitas a menudo depende más de la discreción del personal de custodia que de las leyes establecidas. Si bien los prisioneros chinos ordinarios considerados seguros para el estado pueden recibir cartas y visitas regularmente, el proceso está sujeto a diversos grados de discreción y control (Dui Hua, n.d.).
Es por eso que las organizaciones chinas se están centrando en intervenciones sistemáticas, como alentar a los niños a visitar a sus padres a prisión en persona para reconstruir estas relaciones fracturadas. Al facilitar la comunicación frecuente, estos esfuerzos luchan por cumplir con las responsabilidades de los padres y evitar que los niños se desvíen del buen camino (Dong, 2016).
Construyendo futuros prometedores
Los esfuerzos para ayudar a los niños afectados por el encarcelamiento de sus padres en China requieren la colaboración entre el gobierno y las organizaciones no gubernamentales para garantizar su bienestar. Esta urgencia pone de relieve la necesidad de mejorar las políticas de bienestar infantil, ampliar las organizaciones benéficas, establecer programas de atención residencial y desarrollar sistemas integrales de apoyo adaptados a sus necesidades. (Xia & Lam, 2020).
Además, los trabajadores sociales deben comprender las percepciones y los conocimientos sobre salud mental de la comunidad del sudeste asiático para capacitarlos para utilizar los servicios disponibles. Sin embargo, existe una reticencia dentro de la población del sudeste asiático a hablar abiertamente sobre el encarcelamiento de los padres, lo que genera mayores problemas de salud mental. Abordar este tema requiere una identificación proactiva de los niños necesitados dentro de la comunidad (Vang, 2021).
Tras ratificar en 1992 la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado de derechos humanos mundialmente aclamado, China cumple ahora más de 30 años desde que se comprometió a proteger y promover los derechos de su población infantil. Si bien son encomiables logros notables como la reducción de las tasas de mortalidad infantil, la implementación de la educación obligatoria y la eliminación del analfabetismo aún queda mucho por hacer (UNICEF, 2012). Los niños con padres encarcelados merecen un acceso igualitario a una atención y apoyo de alta calidad.
En Humanium, defendemos el derecho de todos los niños a una infancia sin preocupaciones, proporcionándoles herramientas esenciales durante sus años de formación para poder prosperar en el futuro. Si compartes nuestra visión y quieres contribuir a nuestra causa, nos puedes apoyar a través de donaciones, voluntariado o haciéndote socio. Juntos, podemos marcar la diferencia en las vidas de muchos niños en todo el mundo.
Escrito por Lidija Misic
Traducido por Sandra Contreras
Revisado por Lorraine Valarino
Bibliografía:
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