Niños de Zimbabue

Descubriendo los Derechos del Niño en Zimbabue

Zimbabue ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño en septiembre de 1990. Desde entonces, el gobierno ha puesto en marcha numerosas políticas para abordar la protección y la supervivencia de los niños en Zimbabue. Sus leyes han permitido mejorar el bienestar de la mayoría de los niños. Pero, a pesar de las mejoras, los niños de Zimbabue siguen sufriendo los efectos de la violencia de género, el trabajo infantil, el matrimonio infantil y otros peligros. Además, debido a la prevalencia de la pobreza en Zimbabue, muchos niños carecen de acceso adecuado al agua, la alimentación y el alojamiento.

Índice de los Derechos del Niño: 5,92 / 10
Nivel negro: Situación muy grave

Población : 14,86 millones
Pob. de 0 à 14 años : 41,9%

Esperanza de vida: 61,5 años
Mortalidad en menores de 5 años: 54,6‰

Zimbabue a grandes rasgos

Conocida oficialmente como la República de Zimbabue, antes llamada Rodesia, se independizó del dominio colonial en abril de 1980, tras un periodo de quince años de dominio blanco (BBC, s.f.). En la década de 1970, aumentaron las guerras de guerrilla contra el dominio blanco, lo que presionó a Gran Bretaña para que concediera la independencia al país. En 1987, Robert Mugabe se convirtió en el presidente ejecutivo hasta 2017 (BBC, s.f.). Sus políticas tuvieron una gran importancia en la configuración de los sectores políticos, sociales y culturales de Zimbabue. A pesar de los avances en la promoción de los derechos humanos, los derechos del niño siguen siendo muy poco respetados.

Estado de los derechos del niño [1]

La Constitución de Zimbabue aborda los derechos del niño. Su marco legal y político demuestra la voluntad de proteger a los niños y sus derechos. Las protecciones se recogen en el artículo 19 de la Constitución, y establecen «que el Estado debe adoptar políticas y medidas para garantizar que, en los asuntos relacionados con los niños, prime el interés superior de los niños afectados» (Barómetro de los Derechos del Niño, 2018). Estos derechos incluyen: alojamiento, alimentación, atención sanitaria, seguridad, entorno familiar, ausencia de abusos y educación adecuada. 

La Ley de la Infancia aborda en particular «las disposiciones para la protección, el bienestar y la supervisión de los niños y los jóvenes, así como la creación de determinadas instituciones e institutos para la acogida y la custodia de los niños» (Muchenje, s.f.). En otras palabras, los derechos de los niños en Zimbabue están plasmados en la Constitución. Sin embargo, las leyes apenas se aplican y, como resultado, los niños acaban en condiciones de vida peligrosas e insalubres en las que no se respetan ni protegen sus derechos.

Tratar las necesidades del niño

Derecho a la educación

En marzo de 2020, justo antes del inicio de las restricciones provocadas por la pandemia de COVID-19 en la educación en todo el mundo, Zimbabue modificó su Ley de Educación, que ahora prohíbe el castigo corporal y la exclusión de las niñas embarazadas de la escuela (Mavhinga, 2020). La nueva ley resultó ser un paso importante en el desarrollo del acceso a la educación en Zimbabue. Sin embargo, el resultado aún no es perfecto. Según Human Rights Watch (HRW), «ahora las autoridades de Zimbabue tienen que aplicar estos loables cambios legislativos y garantizar que se realicen los cambios infraestructurales necesarios para acomodar a los niños con discapacidades y otros” (Human Rights Watch, 2018).

El gobierno también debería poner en marcha un sistema de control para garantizar que las escuelas admitan a las estudiantes embarazadas y a las madres adolescentes, y que no rechacen a los estudiantes que no puedan pagar los costes escolares indirectos. La plena aplicación de la nueva ley contribuirá en gran medida a que más jóvenes ejerzan su derecho a la educación y completen la enseñanza básica y secundaria obligatoria en Zimbabue» (Mavhinga, 2020).

Derecho a la salud 

El artículo 25 de la DUDH garantiza que los ciudadanos puedan ejercer su derecho a la salud en Zimbabue. Sin embargo, desde principios de la década de 2000, las condiciones del sector sanitario en Zimbabue se han deteriorado mucho, hasta el punto de llegar al colapso (Mwonzora, 2019). Hay pocos médicos, una alta proporción de pacientes por médico, y la calidad de los hospitales es pobre. El gobierno de Zimbabue no asigna el dinero adecuado a su sector sanitario, lo que no respeta las perspectivas de la Declaración de Abuja, que pide que se conceda el 15% de la asignación presupuestaria a los sectores de la salud en los Estados africanos (Mwonzora, 2019).

La prevalencia del VIH, el SIDA, la malaria, la tuberculosis, la fiebre tifoidea y el cólera en Zimbabue hace que la situación del sector sanitario sea especialmente grave (Mwonzora, 2019). La mortalidad materna e infantil es elevada, con una tasa de 651 por 100 000 y 69 por 1000 nacidos vivos, respectivamente (UNICEF, s.f.). Las complicaciones debidas a la prematuridad suelen ser la causa de muerte de los niños menores de cinco años.

La gestión de la pandemia de COVID-19 pone aún más de manifiesto los problemas que desde hace tiempo tiene el sector sanitario. El director del programa africano de la CIJ, Arnold Tsunga, sostiene que «la pandemia de COVID-19 ha expuesto las fisuras de los sistemas sanitarios y ha planteado a los gobiernos de todo el mundo retos sin precedentes. Sin embargo, la respuesta del gobierno debe seguir estando impregnada de las obligaciones recogidas en la Constitución y en los instrumentos jurídicos internacionales de los que Zimbabue es parte» (Tsunga, 2020). En un futuro próximo, el sector sanitario de Zimbabue debe aumentar su dotación de personal, su equipamiento, la formación de los trabajadores sanitarios y mejorar el trato a los pacientes. Al hacerlo, se cumplirá el derecho a la salud.

Derecho al agua

Para los niños de Zimbabue, el acceso al agua potable y limpia no es una garantía. Menos del 40% de los residentes tienen acceso seguro a esta (UNICEF, s.f.). El gobierno ha colaborado con UNICEF y otras organizaciones para garantizar una mejor higiene y promover la seguridad del agua, pero los niños y las familias rurales siguen teniendo problemas con el agua (UNICEF, s.f.).

Derecho a la alimentación

Los niños de Zimbabue están muy afectados por el hambre. Un tercio de los niños están desnutridos. El informe de Evaluación de la Vulnerabilidad de Zimbabue «muestra que el porcentaje de niños que reciben la dieta mínima aceptable necesaria para el crecimiento y el desarrollo disminuyó del 6,9% en 2019 al 2,1% en 2020» (Chingono, 2020). Las sequías, la hiperinflación, la inestabilidad monetaria, la escasez generalizada de electricidad, la escasez de combustible y alimentos, y el deterioro económico han afectado especialmente a las tasas de malnutrición en Zimbabue.

Según los datos de enero de 2020, cerca de 100000 niños menores de cinco años sufren desnutrición y «más de un millón de niños pequeños no se alimentan lo suficientemente bien como para prosperar» (Mutsaka, 2020). Los índices han empeorado especialmente con el aumento de los confinamientos por la pandemia de COVID-19, que han reducido el acceso de los niños a la leche, el pan y otros suplementos. Además, «muchos de los niños carecen de hierro, y los trabajadores sanitarios les dan suplementos vitamínicos durante el tratamiento» (Chingono, 2020).

Las agencias de la ONU han hecho un llamamiento a la acción para dar prioridad a este problema, pero los casos de desnutrición siguen siendo intensos. Las madres tampoco están recibiendo suficiente comida. «Solo el 19% de las mujeres en edad fértil consumieron este año una dieta que cumplía el límite nutricional mínimo, frente al 43% de 2019» (Chingono, 2020). Como resultado, las proyecciones «indican que el número de zimbabuenses hambrientos habrá aumentado en casi un 50%, hasta los 8,6 millones» (Chingono, 2020).

Derecho a la identidad

En Zimbabue, los padres están obligados a inscribir a sus hijos en el registro nacional del país. La nueva Constitución establece que los certificados de nacimiento, los documentos de identidad y los pasaportes deben ser fácilmente accesibles para los ciudadanos de Zimbabue. A pesar de esta ley, muchos niños de las zonas rurales de Zimbabue siguen sin estar identificados, porque algunos nacen en casa y otros no pueden pagar las tasas. En 2015, la organización Justice for Children Trust descubrió que 718 niños se quedaron sin certificado de nacimiento (Mazvarirwofa, 2017).

Por ello, los niños no pueden inscribirse en la escuela ni realizar los exámenes nacionales que les prepararían para los futuros niveles educativos. En su artículo para Global Press Journal, Kuzai Mazvarirwofa sostiene que «sin documentos de identidad, los niños de Savhuka están destinados a la pobreza» (Mazvarirwofa, 2017). Como solución a este problema, muchas organizaciones sin ánimo de lucro han tratado de informar y educar a los padres de que no registrar a un niño es un delito, y les animan a inscribir a los bebés y a los niños en el registro nacional, escribiendo cartas para exigir que los hospitales y las clínicas dejen de denegar el registro debido a la situación económica de los padres (Mazvarirwofa, 2017).

Factores de riesgo → Desafíos específicos del país

Trabajo infantil

Aunque Zimbabue ratificó el convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece los 18 años como edad mínima para los trabajadores que realizan trabajos peligrosos, muchos niños de Zimbabue se ven afectados por las peores formas de trabajo infantil. La Agencia Nacional de Estadística de Zimbabue informó de que «en 2019, de los 50000 menores de 16 años encuestados, el 71% trabajaba en la agricultura, la silvicultura y la pesca, y el 5,4% en los sectores de la minería y las canteras» (Chingono, 2020).

Debido a la incapacidad de sus familias para mantenerlos adecuadamente, los niños no tienen más remedio que trabajar. Además, los cierres por la pandemia de COVID-19 han hecho que la situación económica sea nefasta y, como consecuencia, los niños se han visto en posiciones vulnerables. Como ejemplo, miles de niños se han involucrado en el sector minero, participando en la extracción artesanal de oro, y muchos más se han incorporado al mundo laboral con el confinamiento por el  COVID-19 y el cierre de las escuelas (Chingono, 2020).

Los niños creen que no tienen otra opción que realizar este trabajo para llevar comida a la mesa. En 2018, Human Rights Watch publicó un informe sobre el aumento del trabajo infantil en las explotaciones de tabaco, que amenaza «su salud y seguridad o interfiere en su educación». En el campo, los niños trabajadores se enfrentan a peligros para la salud: «Los niños trabajadores están expuestos a la nicotina y a los pesticidas tóxicos, y muchos sufren síntomas consistentes con la intoxicación por nicotina al manipular las hojas de tabaco» (Human Rights Watch, 2018).

Los efectos de la intoxicación por nicotina (náuseas, vómitos, dolores de cabeza y mareos) son serios y graves para el desarrollo de la salud física de los niños. En 2017, el presidente Mugabe abogó por una política económica basada en la agricultura. Como tal, la producción de tabaco es crucial en el país. Human Rights Watch descubrió que las políticas que prohíben el trabajo infantil en las empresas tabacaleras multinacionales apenas se supervisan y, por tanto, se incumplen muy fácilmente (Human Rights Watch, 2018).

Matrimonio infantil

El matrimonio infantil en Zimbabue es un problema importante. Muchos menores se ven envueltos en matrimonios precoces. Es probable que un tercio de las niñas de Zimbabue se casen antes de cumplir los 18 años. Los matrimonios consuetudinarios registrados y no registrados a menudo «ignoran las leyes sobre el matrimonio infantil y obligan a niñas jóvenes a casarse» (Allbery, 2020). Además, la Ley de Matrimonio y la Ley de Matrimonios Consuetudinarios no establecen una edad mínima para el consentimiento del matrimonio, aunque la decisión del Tribunal Constitucional de 2016 declaró los 18 años como la edad mínima para el matrimonio infantil (Allbery, 2020).

Sin embargo, las leyes apenas se aplican, sobre todo en las iglesias apostólicas indígenas, que acogen creencias evangélicas y cristianas tradicionales (Mavhinga, 2021). Además, muchas familias buscan beneficiarse económicamente del matrimonio infantil. Aunque algunas organizaciones sin ánimo de lucro, como GirlChild Network y UNICEF, han trabajado para reducir la prevalencia del matrimonio infantil, y el gobierno de Zimbabue se propone acabar con el matrimonio infantil para 2030, aún deben realizarse muchos esfuerzos con urgenciapara reducir más la violencia (Allbery, 2020).

En agosto de 2021, tras la muerte de Memory Machaya, una niña de 14 años de la zona rural de Marange, después de dar a luz en un santuario de la iglesia, las Naciones Unidas votaron para condenar el matrimonio infantil en Zimbabue (Reuters, 2021). La activista feminista y de derechos humanos Everjoice Win se pronunció en las redes sociales: «Lo que se ve hoy, es decir, una joven obligada a casarse, quedarse embarazada y morir, no es una aberración. Forma parte de la misma continuidad. Las personas de sexo femenino no están consideradas plenamente humanas, con derechos individuales, con capacidad de elección, con derecho a controlar nuestro propio cuerpo» (Reuters, 2021).

El matrimonio infantil está vinculado con las violaciones sexuales, los abusos sexuales y otras formas de violencia. De hecho, las jóvenes casadas en Zimbabue se enfrentan a un mayor riesgo de sufrir violencia de género y abusos. Como resultado, «las niñas suelen sufrir abusos sexuales, son golpeadas por sus maridos y suegros, confinadas en sus casas, obligadas a quedarse embarazadas y a dar a luz, expuestas a graves riesgos de salud reproductiva, incluido el riesgo de muerte, y se les niega la educación» (Human Rights Watch, 2021).

Desigualdad de género

La actual Constitución de Zimbabue aboga por la igualdad de género. De hecho, el artículo 56 prohíbe la discriminación por razón de sexo o género y aboga por la promoción de la igualdad de oportunidades para niñas y niños (UNICEF, s.f.). Las niñas representan más de la mitad de la población de Zimbabue, pero sus derechos siguen siendo muy cuestionados. De hecho, en comparación con los niños, pocas niñas asisten a la escuela secundaria debido a las tasas escolares, el matrimonio precoz y el embarazo. Según UNICEF, una cuarta parte de las niñas de entre 15 y 19 años están casadas (s.f.). Además, las niñas sufren más castigos físicos y violencia sexual que los niños.

A lo largo de los años, la disparidad de género se ha reforzado aún más, a pesar del aumento de las leyes que abordan los derechos de las mujeres. En 2006, los legisladores prohibieron la violación conyugal, y en 2009, ilegalizaron la violencia doméstica (Barómetro de los Derechos del Niño 2018). Aunque esto parece optimista, la mayoría de las leyes son estatutarias y, como resultado, a menudo son ignoradas.

Discriminación contra los niños LGBTQI+

Los jóvenes queer de Zimbabue luchan por ser reconocidos como personas LGBTQI+. De hecho, Zimbabue no es un país que acepte a los homosexuales. La revisión de 2006 del código penal del país amplía la pena por sodomía para incluir actos que «serían considerados por una persona razonable como un acto indecente» (Solomon y Hove 2017).

Robert Mugabe, el presidente de Zimbabue que ocupó el cargo desde 1987 hasta 2017, se mostró partidario de las leyes estrictas contra la homosexualidad al intervenir en una Asamblea General de la ONU: «Rechazamos igualmente los intentos de prescribir nuevos derechos que son contrarios a nuestras normas, valores, tradiciones y creencias. No somos homosexuales» (Solomon y Hove 2017). Aunque la homosexualidad no es ilegal en Zimbabue, sí lo es realizar actos homosexuales. Debido a las leyes homófobas tradicionales, los gays de Zimbabue se enfrentan a una intensa discriminación social, aunque la actitud está cambiando entre los jóvenes.

Desafíos ambientales

Los niños de Zimbabue también han experimentado más dificultades con las consecuencias económicas y sanitarias derivadas de los desastres naturales. Por ejemplo, en 2019, el ciclón Idai afectó la vida de muchos niños de Chimanimani (Mupfumira 2019). Muchos hogares y espacios comunales fueron destruidos. Esto llevó a UNICEF y otras organizaciones, como Childlike Zimbabwe, a proporcionar apoyo psicosocial, apoyo al duelo y asesoramiento sobre el trauma. 

Escrito por Leah Benque

Traducido por Kyle Estment-Shah

Revisado por Laura Ibarrola

Última actualización el 3 de diciembre de 2021

Referencias:

Allbery, Hannah, (October 2020), “Women’s Rights in Zimbabwe: On the Road to Progress,” retrieved from Borgen Project, accessed on 15 November 2021. 

BBC (March 2019), “Zimbabwe profile – Timeline,” retrieved from BBC UK, accessed on 15 November 2021.

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[1] Este artículo no pretende de ninguna manera dar una descripción completa o representativa de los derechos del niño en Zimbabue; de hecho, uno de los muchos desafíos es la escasa información actualizada sobre los niños de Zimbabue, gran parte de la cual no es fiable, no es representativa, está desactualizada o simplemente no existe.