Derecho a la Salud

«La salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada».
“La salud es nuestro bien más preciado”

Derecho a la Salud

La salud tiene una importancia vital para todos los seres humanos. Una persona con mala salud no podrá estudiar o trabajar adecuadamente y no podrá disfrutar completamente de su vida.
Por lo tanto, el derecho a la salud constituye un derecho fundamental de todos los seres humanos.

Principales características del derecho a la salud

La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no consiste únicamente en la ausencia de enfermedad o discapacidad («Constitución de la Organización Mundial de la Salud», aprobada en 1946).
El derecho a la salud, por lo tanto, está estrechamente ligado a otros derechos humanos fundamentales y su materialización depende de la realización de estos otros, especialmente el derecho a al agua (que incluye el derecho al acceso al agua potable y a saneamiento adecuado) y el derecho a la alimentación.

La obligación del Estado de proporcionar un sistema de protección sanitaria

El derecho a la salud otorga a las personas el derecho a acceder a los servicios de cuidado médico. Sin embargo, el derecho a la salud no significa el derecho a estar sano. El derecho a tener buena salud supondría que los países deberían asegurar una buena salud a todas las personas (obligación de resultado). Esta hipótesis es inconcebible en la medida en que una buena salud depende, principalmente, de factores biológicos y socioeconómicos que son independientes de la voluntad de los países o de las personas.
El derecho a la salud obliga al Estado a garantizar a los ciudadanos la posibilidad de poder disfrutar del mejor estado de salud que posible. Esto significa que el estado de salud dependerá de cada y que el Estado deben asegurar el mismo acceso a los atención médicos al conjunto de su población (obligación de medio).

De este modo, el derecho a la salud se divide en varios derechos específicos que los países deben asegurar:

  • El derecho a un sistema de protección de la salud
  • El derecho a la prevención y a tratamientos preventivos para luchar contra la propagación de enfermedades
  • El derecho al acceso a los medicamentos esenciales
  • La promoción de la salud materna e infantil
  • El derecho al acceso a los servicios de salud apropiados
  • Por último, la educación y la concienciación sobre la salud

Además, la materialización del derecho a la salud supone que los países establezcan servicios de salud que estén disponibles en cualquier circunstancia, accesibles para todos, de buena calidad y aceptables (es decir, que se ajusten a la ética médica y sean respetuosos con las diferencias biológicas y culturales).

La importancia de la prevención para la salud de los niños

La prevención tiene un papel esencial en la protección de la salud infantil. La educación para la salud y las vacunas permiten prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.
Las vacunas son eficaces porque son poco costosas y permiten proteger a los niños contra el riesgo de muerte de las principales enfermedades infantiles (la tuberculosis, la difteria, el tétanos neonatal, la lepra, la poliomielitis, la tos ferina y el sarampión). A largo plazo, las vacunas pueden incluso acabar con una enfermedad en un determinado país.
Con la ayuda de una buena campaña de concientización, la vacunación de los niños puede reducir significativamente los riesgos de enfermedad. Así pues, la transmisión de información básica sobre la higiene, las necesidades nutricionales, etc. así como la difusión de ilustraciones simplificadas para recordar las reglas elementales son procedimientos muy eficaces para informar a la población y mejorar su comportamiento en temas de salud.

Derecho del niño a la salud

Para los niños, el derecho a la salud es vital porque son seres vulnerables, más expuestos a las enfermedades y a las complicaciones de salud. Al proteger a los niños de la enfermedad, éstos podrán llegar a la edad adulta con buena salud y contribuir así al desarrollo de sociedades más dinámicas y productivas.

Derecho del niño a disfrutar del mejor estado de salud posible

Los niños necesitan una atención para disfrutar del mejor estado de salud posible y poder desarrollarse adecuadamente durante toda su infancia y adolescencia.
En cada etapa de su desarrollo físico y mental, los niños tienen necesidades específicas y riesgos de salud diferentes. Así pues, un bebé será más vulnerable y estará más expuesto a ciertas enfermedades (enfermedades infecciosas, malnutrición, etc.) que un niño pequeño o un adolescente. Y viceversa, un adolescente, debido a sus hábitos y su comportamiento, estará más expuesto a otro tipo de riesgos (salud sexual, mental, alcohol y drogas, etc.).
Normalmente, un niño que haya podido beneficiarse de los cuidados sanitarios apropiados durante las diferentes fases de su desarrollo, disfrutará del mejor estado de salud que le sea posible alcanzar y podrá desarrollarse hasta llegar a convertirse en un adulto con buena salud.

Cuidados prenatales y postnatales

El derecho a la salud de los niños incluye asimismo los cuidados prenatales y postnatales de las madres. Un lactante tendrá muchas menos posibilidades de sobrevivir si la madre fallece debido a complicaciones surgidas durante el embarazo o el parto.
Por lo tanto, es fundamental que una mujer embarazada pueda beneficiarse de cuidados durante su embarazo así como durante y después del parto. Estos cuidados deben estar garantizados, en la medida de lo posible, por personal médico calificado para asegurar la buena salud de la madre y del niño.

La lucha contra las prácticas culturales perjudiciales para la salud de los niños

Las prácticas culturales son las prácticas heredadas del pasado y aceptadas y respetadas por una comunidad.
Desafortunadamente algunas de estas prácticas son nefastas para los niños pues perjudican su salud física o mental y, por tanto, ponen en peligro su vida o su desarrollo. Estas prácticas, por lo tanto, son contrarias a los Derechos Humanos.

Hay muchos tipos de prácticas tradicionales que tienen efectos perjudiciales sobre la salud de los menores. Las más extendidas son las mutilaciones genitales femeninas y los matrimonios, ya sean forzados, concertados o entre dos menores.

Mutilaciones genitales femeninas (MGF):

También conocida como circuncisión femenina, la MGF consiste en quitar una parte o la totalidad de los órganos genitales externos de la niña o de la mujer o mutilarlas de cualquier otra manera, por razones culturales o de cualquier otro tipo que no sean terapéuticas.

La MGF puede practicarse en mujeres de cualquier edad, pero es más frecuente en niñas menores de 15 años. Los cortes que se realizan necesitarían la intervención de personal médico calificado. Sin embargo, los cortes, que suelen formar parte de ritos, se efectúan sin anestesia alguna, lo que provoca dolores agudos y traumas psicológicos a las niñas. Estas prácticas incluso pueden ocasionar hemorragias o infecciones y esto puede ocasionar la muerte de la niña.

Estas mutilaciones se practican debido a varias razones, especialmente religiosas o culturales. Pero estas prácticas inhumanas y degradantes son en realidad un método salvaje para preservar la virginidad de las niñas. Se suelen considerar ritos de iniciación a la vida adulta y los padres, y en especial las madres, aunque hayan pasado por el mismo sufrimiento y humillación, se sienten obligados a someter a sus hijas a este ritual para asegurar su integración social y la de toda su familia. El rechazo a someterse a estos rituales puede causar la exclusión de la niña e incluso la de toda su familia de la sociedad. En algunos casos extremos, este rechazo puede llegar a ocasionar la muerte de la niña.

Matrimonios concertados, forzados y precoces

En algunos países los matrimonios concertados son una tradición cultural en la que las familias eligen a un esposo o esposa para una persona. Muy frecuentemente, la joven o el joven se casan sin haber dado su consentimiento. Se trata entonces de un matrimonio forzado.

El matrimonio forzado constituye una violación a los Derechos Humanos, porque impide a las personas disponer libremente de sus cuerpos y decidir sobre su futuro. Por lo tanto, esta práctica es totalmente contraria a la naturaleza del matrimonio, que es la consagración, libremente consentida, de la unión de dos personas. Las niñas son las más afectadas, pero los niños también son víctimas de esta práctica.

Los matrimonios forzados suelen ser llamados matrimonios «precoces» o «infantiles», es decir, la unión forzada de dos menores. Las niñas son las más afectadas: desde una edad temprana, incluso desde su nacimiento, su familia elige el hombre con el que se casarán en cuanto hayan alcanzado la pubertad y puedan tener hijos. Los matrimonios de menores constituyen una violación de los Derechos del Niño y, en particular, de los derechos de las niñas que no tienen la posibilidad de disfrutar de su infancia y no tienen la madurez ni el criterio suficiente para aceptar y comprender tal compromiso.

Estos matrimonios tienen consecuencias graves sobre la salud de las niñas, que no están preparadas psicológicamente ni comprenden todas las obligaciones y las consecuencias que supone. Así pues, suelen ser violadas en la noche de bodas y víctimas de violencia sexual durante las siguientes relaciones. Además, estas niñas no están preparadas mental ni físicamente para vivir un embarazo y un parto. Por lo tanto, muchas de ellas tienen un parto prematuro y dan a luz a un niño que tendrá menos posibilidades de sobrevivir. La larga y difícil experiencia del parto puede tener consecuencias fatales tanto para la joven madre como para el bebé.

En medios desfavorecidos, las familias pobres ven el matrimonio de sus hijos como una estrategia económica (dote para satisfacer las necesidades de su familia y poner a su hija al abrigo de las necesidades). En los medios más acomodados de los países en vías de desarrollo, estos matrimonios tienen como objetivo preservar y transmitir las costumbres y reforzar los lazos entre las grandes familias.

Otras prácticas tradicionales perjudiciales para la salud de los niños

Existe un gran número de otras prácticas tradicionales que tienen efectos negativos sobre la salud de los niños. Prácticas que suelen ser muy conocidas en todo el mundo pero que siguen siendo espantosas y contrarias a los derechos humanos y a los derechos del niño.

Traducido por: Cristina Rodriguez-Doblado
Corregido por: Alexandra Gil Táboas