Niños de Malasia
Descubriendo los Derechos del Niño en Malasia
El gobierno de Malasia promueve una imagen del país en la que los diferentes grupos étnicos viven en paz y harmonía. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Además de los problemas que los niños se encuentran como resultado de pertenecer a minorías étnicas o religiosas, de manera general, sus derechos no son respectados correctamente.
Índice de Cumplimiento de los Derechos del Niño : 7.73 / 10 Nivel naranja: Problemas evidentes Población: 29,6 millones Esperanza de vida : 75 años |
Principales problemas que afectan a los niños en Malasia
Los niños de Malasia sufren condiciones de pobreza.De hecho, aún cuando el país se ha esforzado por mejorar la situación, UNICEF estima que más de 72.000 niños menores de 15 años viven todavía en condiciones difíciles porque no tienen con qué cubrir sus necesidades básicas.
La organización trabaja además en colaboración con el país para luchar contra la pobreza y sus efectos en la vida de los niños.
En Malasia, la educación es obligatoria de los 6 a los 15 años y las escuelas públicas son gratuitas. Las asignaturas se imparten principalmente en malayo y en inglés. Sin embargo, también es posible seguir las clases en chino o en tamil.
Cerca del 90% de los niños van a la escuela. No obstante, debido a las diferencias que existen entre las regiones rurales y urbanas, los niños procedentes de regiones recónditas (a menudo de poblaciones indígenas) no tienen acceso a la educación. Por otro lado, del 90% de los niños que van a la escuela, apenas un 25% termina el instituto.
También es lamentable que los padres que no tienen la ciudadanía malaya tengan que pagar tasas adicionales para escolarizar a sus hijos.
Por último, a menudo se les priva a las niñas del derecho a la educación por razones culturales, aunque las políticas de escolarización han permitido mejorar su situación, al igual que la igualdad de sexos a este nivel.
Las autoridades malayas no autorizan el registro de un niño nacido de padres inmigrantes o solicitantes de asilo. Además, al intentar registrar a sus hijos, los solicitantes de asilo corren el riesgo de que les detengan por inmigración ilegal.
Por otro lado, los matrimonios entre musulmanes y no musulmanes oficialmente son considerados nulos, por lo que las parejas que nacen de dichas uniones tienen dificultad para registrar el nacimiento de sus hijos.
Los niños sin certificado de nacimiento son considerado apátridas y ven como sus derechos a una identidad y a laeducación son burlados debido a que se les prohíbe la admisión en escuelas públicas y privadas.
Derecho a la no discriminación
Discriminación a los niños de minorías étnicas
Malasia se compone principalmente de tres etnias: los malayos (60%), los chinos (25%) y los indios (10%).
Hace muchos años, las autoridades malayas desarrollaron un programa de discriminación positiva para favorecer de manera injusta a los malayos. Temiendo que las minorías étnicas fueran un obstáculo para la unidad del país, el Estado ha procurado favorecer a la comunidad malaya en detrimento de las comunidades minoritarias.
Debido a esta política, los niños procedentes de minorías chinas, indias u otras, no han tenido acceso a las mismas ventajas que los niños malayos, principalmente a nivel de educación.
Discriminación a los niños de minorías religiosas
En Malasia, el Islam es la religión del Estado. El 60% de los malayos son musulmanes y, aunque las minorías religiosas no sufren ningún tipo de persecución, sí que son objeto de discriminación. De hecho, si bien es cierto que en teoría se respeta la libertad de culto, en la práctica, debido a la radicalización en Malasia, esto no es así. Por ejemplo, las autoridades malayas han confiscado libros cristianos para niños en base a que las ilustraciones de los profetas como Moisés y Abraham violan la ley islámica (sharia).
Los hindúes, los cristianos, los budistas y otros grupos religiosos presentes en Malasia se encuentran en una posición cada vez más débil y se les priva de su derecho a practicar libremente su religión.
Discriminación a las niñas
La igualdad de sexos no siempre se respeta y las niñas no pueden beneficiarse de la misma atención que se les presta a los niños. Sin embargo, se están haciendo esfuerzos importantes a nivel de escolarización para ellas.
La mutilación genital femenina (MGF), también conocida como circuncisión femenina, a menudo se practica entre los musulmanes malayos. La mayoría de las veces son practicadas en niños de pocos meses de edad por médicos o por comadronas.
Aunque las mutilaciones genitales a menudo se realizan en condiciones más higiénicas que en algunos países de África, representan riesgos importantes para la salud y la vida de las niñas. A pesar de la crueldad de este acto, y del intenso dolor que conlleva, se sigue practicando la circuncisión femenina de generación en generación debido a las tradiciones culturales.
En la religión islámica, la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años en el caso de los varones y de 16 años en el caso de las féminas. De este modo, los musulmanes menores de 16 años que deseen casarse deben obtener la autorización de un tribunal religioso.
Es obligatorio que todos los musulmanes que quieran casarse se sometan a una prueba del VIH/SIDA antes del matrimonio. Esta es la razón por la que el gobierno ha registrado un gran número de niños con la intención de casarse. Sin embargo, parece que el tribunal religioso es cada vez más estricto a la hora de dar su aprobación y los matrimonios infantiles son por lo tanto cada vez menos frecuentes que antaño.
Tras la celebración pública de un matrimonio ntre una joven de 14 años y un profesor de 23 en diciembre de 2010, se ha abierto un debate en el país sobre el matrimonio de los menores. La Ministra de mujeres, familia y desarrollo entonces declaró que el matrimonio entre menores. era moral y socialmente inaceptable.
A pesar de los esfuerzos realizados por el país en cuanto a prevención, el VIH/SIDA está aumentando el Malasia y los recursos existentes no son suficientes para hacer frente a los problemas derivados.
El comité de derechos de los niños está alarmado en cuanto al número creciente de huérfanos del SIDA y espera que se implementen programas de protección y de ayuda para poder ayudarles.
Sería igualmente juicioso implementar programas a nivel nacional para sensibilizar a la población sobre los medios existentes para protegerse contra este virus. De hecho, el SIDA sigue siendo un tema cultural y religiosamente muy sensible en Malasia, lo que impide la puesta en marcha de una buena política de comunicación para su prevención, tanto para los adultos como para los niños.
En Malasia, no está prohibida la torturaComo castigo complementario a la cárcel, el derecho penal prevé también los golpes (el hecho de ser azotado). Este castigo se practica en los hombres adultos y también en los niños pequeños que tienen como mínimo 10 años, siempre que se trate de delitos no violentos. En el caso de los niños, el castigo consiste en 10 golpes dados con una pequeña vara de mimbre. Por su parte, en algunos estados, a las mujeres y a las niñas se les dispensa de estas prácticas.
Pena de muerte de niños
Desgraciadamente, la pena de muerte aplicada a los niños también es legal en este país, lo que evidentemente atenta contra el derecho a la vida. Sin embargo, la Constitución sólo la prevé para ciertos delitos: un niño puede ser efectivamente condenado a la pena de muerte si comente un acto que va en contra de la seguridad. Estos actos incluyen la utilización de armas de fuego, de munición o de explosivos, la alteración a la seguridad interna y del orden público y el terrorismo. Sin embargo, desde hace años no se ha aplicado la pena de muerte a menores.
Cadena perpetua
Para aquellos delitos en los que no se aplica la pena de muerte en el caso de niños, la cadena perpetua se ha convertido en la solución alternativa.
En principio, los niños menores de 14 de años no pueden ser condenados de por vida. Sin embargo, si se les asocia con personas que poseen armas de fuego o explosivos, que hayan alterado la seguridad interna o el orden público o que estén vinculadas con actos de terrorismo, los niños pueden ser condenados a permanecer en prisión de por vida.
Explotación sexual
Prostitución infantil
En las regiones rurales, es frecuente la explotación sexual de los niños Aquellos niños que viven o trabajan en la calle a menudo son víctimas de esta explotación. Malasia es el destino de muchas mujeres y niñas procedentes de Indonesia, de Tailandia, de Filipinas, de Camboya, de Vietnam, de Myanmar, de Mongolia o de China. Aunque pensaban encontrar un trabajo apropiado o acceder a una vida mejor la mayor parte de ellas se ven obligadas a ejercer la prostitución.
El tráfico de niños es por lo tanto muy frecuente en el país y alimenta la explotación sexual de niños con fines comerciales.
Los niños que se prostituyen son considerados con más cada vez frecuencia delincuentes o inmigrantes ilegales y no lo que son en realidad: víctimas.
Abusos sexuales
En Malasia es común que en el seno de su propia familia, los niños sean víctimas de abusos sexuales perpetuados por un miembro de su familia. Esto se llama incesto.
La Ley prevé una pena de entre 6 y 20 años de cárcel y golpes de bastón para las personas condenadas por incesto. Sin embargo, no se acepta el testimonio de los niños si no existen pruebas de ello. Ahora bien, la mayoría del tiempo, el niño es el único testigo de los actos que ha sufrido.
La ley prohíbe trabajar, a los niños menores de 14 años, aunque sí que se les autoriza a participar en las empresas familiares. También es legal que los niños trabajen n actividades relacionadas con la diversión pública, para el gobierno dentro de las escuelas o como aprendices.
En ningún caso debe un niño trabajar más de 6 horas al día, más de 6 días a la semana o por las noches. Sin embargo, estos requisitos son ya bastante exigentes y van en contra de los intereses de los niños.
En el centro del estado de Sabah, cerca de 15000 niños nacen de padres en situaciones ilegales de inmigración y viven en la calle. Estos niños no tienen la ciudadanía porque, según la ley, no pueden sus nacimientos no pueden ser registrados.
Tampoco tienen acceso a ninguna ayuda del gobierno y a menudo son víctimas de tráfico de personas. Se les fuerza a la prostitución, a participar en actividades delictivas o a trabajar trabajar para cubrir sus necesidades.
Los niños refugiados y sus familias se encuentran en una situación más o menos similar a la de los niños de la calle. De hecho, no son bien acogidos, incluso reciben menos protección y no tienen acceso a la educación. A menudo son objeto de tráfico de menores y se les convierte en esclavos.
Malasia no ha ratificado el Convenio de los Refugiados, ni su protocolo, ni dispone tampoco de un sistema jurídico de protección a los refugiados. Debido a esto, los refugiados pueden ser expulsados y devueltos a sus países de origen incluso si sus vidas están en peligro.