Nueva Zelanda (Aotearoa por su nombre maorí, que significa «la tierra de la larga nube blanca») se enorgullece de regirse por los valores de igualdad y justicia; sin embargo, en su sistema educativo persisten desigualdades significativas que afectan especialmente a los estudiantes de las comunidades maorí (la población indígena del país) y pasifika (los isleños del Pacífico sur y sus descendientes) (Jiaheng, 2024). A pesar de los excelentes resultados del sistema educativo neozelandés en general, estos grupos se enfrentan a barreras sistémicas que los dejan en una posición de desigualdad que, a su vez, repercute en sus logros, oportunidades y resultados a largo plazo.
Estado actual de la desigualdad educativa
Históricamente, el sistema educativo neozelandés se ha caracterizado por destinar menos recursos a los estudiantes maoríes y pasifika (Channing, 2024). Según el censo del año 2023, las comunidades maorí y pasifika representan el 26,7 % de la población de Nueva Zelanda (Censo, 2023). Se calcula que, en el año 2040, los estudiantes maoríes y pasifika serán mayoría en las aulas de primaria y, a pesar de todo, sus resultados siempre quedan por debajo de los de sus congéneres pākehā (europeos) y asiáticos.
Recientemente, unas estadísticas han puesto de relieve esta desproporción en los resultados educativos. En el año 2023, solo un tercio de los estudiantes maoríes y pasifika asistía con regularidad a la escuela, en comparación con la mitad de los estudiantes pākehā y el 59 % de los estudiantes asiáticos (Gerritsen, 2023).
Además, la probabilidad de que un estudiante maorí abandone los estudios antes de ingresar en la universidad es 1,36 veces superior a la de un estudiante europeo. Las cifras de estudiantes que no consiguen llegar a la universidad son particularmente preocupantes: el 70 % en el caso de los estudiantes pasifika y el 78 % en el de los estudiantes maoríes (en comparación con solo el 25 % de los estudiantes asiáticos).
Estas desigualdades se ven agravadas por las dificultades socioeconómicas; en concreto, el índice de pobreza de las familias maoríes y pasifika es más elevado. Esta desventaja económica conlleva peores resultados académicos, ya que limita el acceso a recursos como la tecnología, las actividades extracurriculares o clases particulares.
Raíces históricas de la desigualdad educativa
La raíz de esta desigualdad se halla en el pasado colonial del país (Calman, 2012), cuando las autoridades confiscaron amplias extensiones de tierra a los maoríes, suprimieron su cultura y les vedaron sistemáticamente el acceso a las oportunidades económicas.
Estas injusticias provocaron graves desigualdades en las comunidades maoríes y, hoy en día, siguen repercutiendo en los ámbitos de la salud, la riqueza y la educación. Las comunidades pasifika, que emigraron a Nueva Zelanda a mediados del siglo XX en busca de nuevas oportunidades laborales, también sufrieron discriminación y fueron objeto de políticas de inmigración específicas.
En la época colonial, la educación se utilizó como herramienta de supresión cultural y no para potenciar a los alumnos. Las escuelas para nativos, creadas en el siglo XIX, dieron prioridad a las costumbres inglesas y europeas y discriminaron sistemáticamente el idioma maorí (te reo Māori) y los sistemas de conocimiento tradicionales. Este legado es la fuente de la profunda desconfianza en el sistema educativo y de la escasa representación de la cultura maorí en el sistema escolar en general.
En el año 2018, se reveló que Nueva Zelanda era uno de los países del mundo desarrollado con uno de los sistemas educativos menos equitativos (UNICEF, 2018). Un informe de UNICEF, titulado Un comienzo injusto: la desigualdad en la educación de los niños en los países ricos, puso de relieve que era menos probable que los niños maoríes y del Pacífico disfrutaran de las mismas oportunidades que los niños pākehā y asiáticos, ya que los problemas económicos y materiales inciden gravemente en su desarrollo y el sistema no es capaz de dar respuesta a sus necesidades.
Educación maorí para progresar

En respuesta a esta discriminación histórica, ha surgido una educación maorí que pretende conservar y fomentar la cultura, el idioma y los valores de esta comunidad. Iniciativas como las escuelas Kura Kaupapa Māori, creadas al amparo de la Ley de Educación Maorí de 1989, ofrecen educación en te reo Māori y siguen un programa educativo basado en principios maoríes (Calman, 2012). Estas escuelas tienen por objeto preparar a estudiantes bilingües y biculturales con estrechos vínculos con su legado.
Los datos recogidos parecen demostrar que, en los entornos donde reciben apoyo cultural, los estudiantes maoríes superan a sus congéneres de las escuelas generales (Green & Schulze, 2019). Sus niveles de alfabetización son superiores, sus resultados en el National Certificate of Educational Achievement (NCEA) son excelentes y es más probable que sigan una educación superior o consigan un empleo sólido. Además, la aparición de los Te Kōhanga Reo (jardines de infancia en maorí) y Kura Kaupapa Māori ha contribuido a un resurgir de la cultura y el idioma maoríes, dándoles más visibilidad y valor en la sociedad neozelandesa contemporánea.
No obstante, los problemas persisten. Por una parte, las escuelas maoríes están infrafinanciadas en comparación con las escuelas generales y, por otra parte, su acceso es limitado, en especial en las zonas rurales (Bolton, 2017). La escasez de profesores cualificados que dominen el te reo Māori es un obstáculo más a su expansión y, en consecuencia, las oportunidades para numerosas familias maoríes quedan restringidas.
Retos actuales del sistema educativo
Ciertamente, el sistema educativo neozelandés ha adoptado medidas para afrontar la discriminación que sufren los estudiantes maoríes y pasifika; sin embargo, estos siguen siendo víctimas de los problemas estructurales y sistémicos que los ponen en situación de desventaja:
- La estructura competitiva del sistema educativo neozelandés fomenta la segregación étnica y socioeconómica. Las escuelas más ricas y con más recursos atraen a los estudiantes pākehā, mientras que las escuelas de las comunidades menos acomodadas están infrafinanciadas.
- Numerosos estudiantes maoríes y pasifika manifiestan haber sufrido acoso y racismo en las escuelas. El informe Education Matters to Me (La educación me importa) elaborado por el Office of the Children’s Commissioner (comisario de la Oficina para la Infancia) puso de manifiesto que muchos estudiantes sienten que el profesorado y sus compañeros no entienden y minusvaloran su cultura.
- A pesar de los esfuerzos por integrar la cultura maorí en el sistema educativo en general, numerosas escuelas no consiguen reflejar adecuadamente los valores, las tradiciones o la historia maoríes. Esta desconexión cultural puede generar desinterés y contribuir a empeorar los resultados académicos de los estudiantes de esta comunidad.
- Las escuelas maoríes tienen problemas de financiación, lo que repercute en su capacidad para mantener las infraestructuras, contratar profesores cualificados y proporcionar material educativo.
- La falta de profesores que dominen el idioma te reo Māori limita la calidad y el acceso a la educación en maorí, lo que restringe las oportunidades de los estudiantes que participan en estos programas.
Iniciativas e inversiones de la Administración
En virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño, todos los niños tienen derecho a recibir una educación que los ayude a desarrollar su personalidad, talento y capacidades y que, además, los enseñe a comprender sus derechos y a respetar los derechos, las culturas y las diferencias de los demás (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1989). Asimismo, el gobierno de Nueva Zelanda reconoce las obligaciones del Tratado de Waitangi por las que debe garantizar que se imparta una educación equitativa a los maoríes (Tratado de Waitangi, 1840). Las últimas medidas adoptadas en este sentido reflejan el creciente compromiso para tratar estas disparidades:
- El Gobierno neozelandés asignó cuatro millones de dólares del presupuesto del año 2024 para reforzar la educación maorí. (Gabel, 2024).
- La financiación anual del kōhanga reo recibió una fuerte inyección del 57 %, incrementando, de este modo, su importe a 8,3 millones de dólares (Ministerio de Educación, 2024).
- Se ha invertido en contratar y formar a educadores en lengua maorí, así como en proporcionar formación a profesores del sistema general para disminuir sus prejuicios y mejorar su competencia cultural.
Estas medidas son muy adecuadas; sin embargo, si nos basamos en las evaluaciones y los comentarios de la comunidad que se han recibido, es preciso seguir trabajando para desmantelar las barreras sistémicas y crear un sistema educativo más equitativo.
Pasos prácticos para apoyar a los estudiantes marginados en Nueva Zelanda
Para lograr la igualdad de los estudiantes maoríes y pasifika, es preciso adoptar un enfoque multidisciplinar, cuyas principales recomendaciones son las siguientes: (Bolton, 2017):
- Crear más escuelas maoríes en zonas donde su presencia sea insuficiente, en especial en las zonas rurales, y reforzar el acceso a la educación de nivel superior desde la enseñanza maorí.
- Asegurar que las escuelas maoríes reciban la misma financiación que las demás escuelas para dar respuesta a las necesidades de infraestructura, tecnología y programas extracurriculares. Asignar recursos para elaborar material de enseñanza de alta calidad y con un contenido cultural adecuado.
- Fomentar la formación de profesores en la comunidad maorí mediante la asignación de becas y programas de tutoría y la concesión de incentivos financieros. Prestar especial atención al problema de escasez de profesores mediante el apoyo a la formación profesional continua de los educadores tanto en las escuelas maoríes, como en las escuelas del sistema general.
- Introducir el idioma te reo Māori como asignatura obligatoria e incorporar las costumbres, la historia y la visión maoríes en el programa educativo nacional. Impartir una formación antirracista obligatoria a maestros y administradores puede ayudar a abordar los prejuicios en las aulas.
- Implantar medidas como comedores escolares gratuitos, subvenciones al transporte y acceso a los servicios de atención sanitaria. Estas iniciativas pueden reducir el impacto de la pobreza en los resultados educativos.
- Supervisar el avance hacia una mayor equidad e informar de ella, y asegurarse de que el Ministerio de Educación se responsabilice. Colaborar con las comunidades, organizaciones y empresas para tutelar y proporcionar recursos a los estudiantes maoríes y pasifika.
La equidad en la educación no solo es un imperativo moral, sino también social y jurídico. La inclusión de prácticas que tengan en cuenta los aspectos culturales, den respuesta a las desigualdades sistémicas y prioricen la justicia en el sistema educativo neozelandés hará que todos los estudiantes prosperen. Los estudiantes maoríes y pasifika tienen derecho a recibir una educación de alta calidad que ponga a su cultura en el lugar que se merece y los prepare para tener éxito en un futuro en el que haya una verdadera igualdad de oportunidades para todos.

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Artículo escrito por Kathleen Tereposky (autora no indígena que vive en territorio tradicional no cedido y no sometido del pueblo anishinabe algonquino)
Traducido por Carolina de la Cruz Montserrat
Bibliografía:
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Calman, Ross. (June 20, 2012). ‘Māori education – mātauranga’, Te Ara. Retrieved from the Encyclopedia of New Zealand at http://www.TeAra.govt.nz/en/maori-education-matauranga/print, accessed on December 30, 2024.
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