La explotación infantil en el deporte: un problema extendido y sin abordar

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El deporte es parte esencial del desarrollo físico y mental de los niños, así como de su crecimiento. Lamentablemente, en el entorno deportivo, los niños sufren maltratos y abusos con demasiada frecuencia lo que continúa siendo un problema por resolver (Human Rights Watch, 2020; ACNUDH, s.f.). Entre los motivos se encuentran, la incapacidad del joven atletapara reconocer una relación abusiva y la vergüenza o el miedoa denunciarla (ACNUDH, s.f.).

Conforme al marco jurídico internacional, los Estados y las organizaciones deportivas deben actuar contra estas violaciones a los derechos humanos, sin embargo, con frecuencia esta obligación no se respeta, por lo que los abusos continúan y no se hace nada al respecto (ACNUDH, 2018).

La importancia del deporte para los niños

El deporte es unaactividad que disfrutan ampliamente personas de todas las edades, en especial los niños. Según un estudio, cada año alrededor de 60 millones de niños de entre 6 y 18 años participanen algún deporte organizado (Hospital para Cirugía Especial, s.f.).

El deporte no sólo otorga beneficios a la salud física y mental, sino que muchas personas lo disfrutan. El deporte es un “refugio” gracias al cual los niños puedenno sólo adquirir destrezas físicas, sino también desarrollar otrasimportantes aptitudes “que les servirán alolargo de la vida”, como la tolerancia y el trabajo en equipo. (UNICEF Innocenti Research Centre, 2010).

Como se menciona en la Convención de los Derechos del Niño, los niños tienen derecho al esparcimiento y al juego y Humanium es un firme defensor del derecho de los niños a «expresar su opinión acerca de la planificación y ejecución de las actividades deportivas de las que forman parte» (UNICEF Centro de Investigaciones Innocenti, 2010).

Como establece el artículo 29 de dicha Convención, todas aquellas personas implicadas en el deporte infantil, incluidos entrenadores, voluntarios y profesionales, deben «garantizar que el deporte se practique en el marco de una cultura de entendimiento, paz, igualdad de género, amistad y juego limpio para todos» (UNICEF Centro de Investigaciones Innocenti, 2010).

La vulnerabilidad de los niños

La OMS define al maltrato trato infantil como «toda forma de abuso físico, emocional o sexual, negligencia o trato negligente o explotación,tanto comercial como de otro tipo, que,en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder, dañe en modo efectivo o potencial la salud, supervivencia, desarrollo o dignidad del niño (Fortier, Parent y Lessard, 2019). El maltrato y abuso infantil sucede en muchos deportes y las niñas, las minorías y los atletas de alto nivel son las víctimas más frecuentes (Bjørnseth y Szabo, 2018). 

Además, como sostienen Bjørnseth y Szabo, si bien los entrenadores suelen ser los perpetradores, «otros compañeros de equipopodrían anticiparseal entrenador». Turner y McCrory (2004) descubrieron que, en general,en el ámbito de la natación, los delitos registrados eran cometidos por un entrenador varón hacia estudiantes mujeres, pero en el tenis, además de registrarse abusos hacia las mujeres, también había numerosos delitos de entrenadores varones hacia estudiantes varones.  

En el deporte, los niños se encuentran en una situación vulnerable, por lo quecon mucha frecuencia entrenadores e instructores se aprovechan de su vulnerabilidad para acosarlos y abusar de ellos (Wrack, 2020). Según un estudio de la Investigación Independiente sobre el Abuso Sexual Infantil, entre junio de 2016 y marzo de 2020, «de 3939 sobrevivientes de abuso sexual quehicieron la denuncia», «64 describieron un abuso sexual infantil en el ámbito del deporte» y el 91% de esos 64 declararon «haber sido abusados sexualmente por un entrenador o un voluntario de una organización deportiva» (Wrack, 2020). El deporte genera un «ambiente propicio para el contacto físico», ya que a menudo los niños se encuentran lejos de sus padres y desprotegidos (Wrack, 2020).

Otro de los problemas consiste en queel desequilibrio de poder agravaaún más la posición de vulnerabilidad en la que se encuentran los niños (ACNUDH, s.f.). Los entrenadores y otras figuras de autoridad acosan a los niños y abusan de su condición de«persona importante»para el alumno, —a saber, la de mentor y, con el tiempo, incluso la de figura paterna— (MacAuley, 1996). 

Las personas en posiciones de poder pueden representar una amenaza para los niños, principalmente, debido a las «características únicas del ámbito deportivo»: la importancia de la relación entre el entrenador y el atleta, la intensidad del deporte juvenil, las exigencias de la competición, el interés en atletas jóvenes por parte de los medios decomunicación, el tiempo que deben permanecer en centros de entrenamiento distantes, los procesos de selección de los jóvenes atletas, así como el hecho de encontrarse alejadosdel hogar o el entorno escolar(Fortier, Parent y Lessard, 2019). En general, los niños se encuentran sin supervisión y la posibilidad de un abuso en este ámbito tan riesgoso deja secuelasen los niños a nivel mental y, en ocasiones, también físico (MacAuley, 1996).

Algunos casos en los medios de comunicación

Algunos casos han recibido la atención de los medios para concientizar acerca de los problemas que sufren muchos niños. Por ejemplo, Bamba, un entrenador de baloncesto de 51 años que entrenaba jóvenes menores de 18 años en Mali, fue acusado de acosar y abusar deal menos tres jugadoras, además de obstaculizar sus carreras cuando ellas se negaron a tener sexo con él (Human Rights Watch, 2021). Para empeorar la situación, Human Rights Watch (2021) descubrió que las autoridades deportivas habían estado encubriendoelmismo patrón de abusossexuales, «permitiendo que se repitieran». 

Otro ejemplo es la violencia y el abuso extendido a niños atletas japoneses. La violencia física como forma de entrenamiento está generalizada en Japón, y «con frecuencia se la considera como un elemento esencial para alcanzar la excelencia en las competencias y la personalidad» (Human Rights Watch, 2020). Así, los entrenadores y los padres no siempre consideran la violenciauna forma de abuso, debido a la tradición y a la creencia de que favorece el entrenamiento de los niños (Human Rights Watch, 2020).

Sin embargo, esto es perjudicial para los niños e incluso ha provocado autoagresiones. Ejemplo de ello es el jugador de baloncesto de 17 años quese suicidó en Osaka a causa de los abusos de su entrenador (Human Rights Watch, 2020). Debido a las acusacionesy la presión de cara a los Juegos Olímpicos de 2020, el gobierno japonés y varias organizaciones deportivas realizaron algunas reformas, como la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia en el Deporte de 2013 y las normativasgubernamentales de 2019 para las federaciones deportivas nacionales (Human Rights Watch, 2020). No obstante, dado que estas reformas no abordan el abuso de niños en el deporte de forma específica ni «son de carácter vinculante», se cuestiona su efectividad (Human Rights Watch, 2020).

Por último, otro caso que alcanzó resonancia yrecibió una gran cobertura mediática el año pasadofue la historia de Simone Biles, una medallista de oro olímpica estadounidense y una de las mejores gimnastas del mundo. Fue abusada sexualmente por el doctor Larry Nassar, quien había sido médico de U.S.A Gymnastics (Shabad, 2021).

Cuando Biles testificó ante el Comité Judicial del Senado, afirmó que los abusos se habían cometido porque las organizaciones como U.S.A. Gymnastics y el Comité Olímpico y Paralímpico Estadounidense, ambas creadas por el Congreso de Estados Unidos para proteger a los atletas, «no habían hecho su trabajo» (Shabad, 2021). 

Un informe del inspector general del Departamento de Justicia publicado en julio de 2021 estableció que algunos gimnastas realizaron denuncias por abuso sexual al FBI por primera vez en 2015, pero Nassar continuó atendiendoa las gimnastas del equipode una escuela secundaria, deun club de gimnasia y dela Universidad Estatal de Michigan hasta fines de 2016 (Shabad, 2021).

El abuso sexual entre losdeportistas jóvenes de EE.UU. está “sorprendentemente generalizado” con alrededor deun 13 % de estudiantes atletas sobrevivientes a agresiones sexuales; aproximadamente uno de cada 12 atletas ha sido abusado sexualmente por un “funcionario deportivo o un compañero de equipo”, situación que podría ser aún peor debido al “patrón de subregistros” (Rivers-Cochran & Hamilton, 2021).

Un problema que persiste y necesita ser abordado

Según Hartill, «hay cuatro barreras a la hora de denunciar un abuso sexual en el deporte organizado: (1) la falta de procedimientos para denunciar un abuso sexual; (2) la percepcióndel abuso como problema del individuo, no de la institución; (3) la naturaleza cerrada de las instituciones; y (4) el sistema de creencias que rodea a las instituciones» (Bjørnseth y Szabo, 2018).

Los deportes pueden «proveer un espacio propicio para pedófilos» y, en muchos casos, los abusadores pueden mantenerse impunes durante años antes de ser procesados (Turner y McCrory, 2004). Además, las organizaciones deportivas «suelen ser reacias a aceptar que el abuso infantil podría estar sucediendo bajo su jurisdicción» y la mayoría no cuenta con mecanismos paraprocesar quejas o denuncias de abuso (Turner y McCrory, 2004). Incluso cuando los responsables son declarados culpables y reciben una sentencia, no se soluciona el problema, ya que, en general, siguen cometiendo abusos una vez liberados (Turner y McCrory, 2004).

El maltrato y abuso infantil sonun problema relacionado con el desequilibrio de poder; los niños son vulnerables y, en general, no son conscientes de lo que les está sucediendo, debido alacoso ejercido por los perpetradores desde una edad temprana (Fortier, Parent y Lessard, 2019). Además, el miedo de los niños a no ser creídos, los sentimientos de vergüenza y de culpa son otros de los factores que impiden que lodenuncien, a lo que se sumael hecho de no tener a nadie con quien hablar (Wrack, 2020).

Es necesarioestablecerno sólo mecanismos de denuncia, sino también políticas efectivas para la protección de los niños en el deporte (Human Rights Watch, 2021). También es esencial el entrenamiento de «todos los individuos que se encuentren bajo la autoridad de instituciones deportivas» e imponer verificaciones sistemáticas de antecedentes de las personas que trabajen con niños, así como educar a los atletasen el tema (ACNUDH, 2018; Bjørnseth y Szabo, 2018). Finalmente, un mayor estudio y concientización acerca del abuso físico y sexual de los niños en el deporte es fundamental para seguir tratando eltema. 

Humanium condena enérgicamente el abuso de jóvenes atletas y defiende el derecho de los niños al esparcimiento y el juego. Trabajamos para crear un mundo en que los niños puedan ejercer sus derechos gracias a la concientización acerca de estos problemas y la colaboración con otras ONG para lograr cambios. Si desea contribuiranuestra causa, considere hacer una donación, ser voluntario o hacerse socio.

Escrito por Margot Thompson-Wells

Traducido por Clara Roncoroni

Revisado por Gisela E. Valdés

Bibliografía:

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