Proteger a los niños y las niñas atletas de élite: un desafío multidimensional

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En el Foro de diálogo mundial sobre el trabajo decente en el mundo del deporte de la Organización Internacional del Trabajo celebrado en 2020, los Estados miembro enfatizaron la necesidad de brindar una «protección especial» para los jóvenes atletas debido a la intensidad de su entorno laboral. Con un consentimiento limitado, los jóvenes atletas se ven frecuentemente presionados a realizar un entrenamiento físico extremo que podría causarles lesiones graves o crónicas, problemas de salud mental y la pérdida de oportunidades.

La importancia del deporte

En teoría, el deporte proporciona a la infancia un entorno para estimular el crecimiento físico y el desarrollo psicológico. La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) incentiva todo tipo de educación que promueva un desarrollo saludable de la mente, el cuerpo y el talento de los niños (artículo 29, CDN). El deporte también anima a los niños y las niñas a participar en actividades físicas con regularidad en un mundo cada vez más saturado de alimentos poco saludables y estilos de vida sedentarios. Por lo tanto, las autoridades sanitarias nacionales alientan a practicar deporte organizado como herramienta contra el aumento de la obesidad infantil (Demorest, 2004).

Sin contar el deporte recreativo, el aumento de los medios de comunicación deportivos y de la industria del deporte profesional han creado un mar de oportunidades para los y las jóvenes atletas (Demorest, 2004). Motivados por ídolos deportivos exitosos, los niños participan en deportes organizados intensivos y competitivos desde temprana edad (Maffulli, 2011). Este cambio ha marcado la transición del deporte de un «juego» a una «profesión» con la influencia de los adultos como la fuerza impulsora de regímenes de entrenamiento infantil más reglamentados (Jayanthi, 2013).

En este nuevo contexto, se presiona a los niños para desarrollar habilidades atléticas como forma de obtener éxito financiero — una situación muy alejada del juego despreocupado del pasado — (Jayanthi, 2013). Además, sin la protección necesaria, los niños que practican deportes corren el riesgo de ser víctimas de abuso, tráfico de menores, acoso y negligencia. Por un lado, la industria del deporte atrae a los jóvenes atletas con promesas de fama y fortuna. Por el otro, explota a niños y niñas talentosos para obtener beneficios financieros.

En la última década, se ha observado un aumento en la participación de las niñas en el deporte, en la intensidad y la duración del entrenamiento de los jóvenes y en la dificultad de las habilidades (Sabato, 2016). Solo en Estados Unidos, alrededor de 40 millones de niños participan en algún deporte organizado al año; no es extraño que niños de tan solo seis años viajen para competir y entrenen más de diez horas por semana (Sabato, 2016). Estos sistemas de jerarquías están diseñados para separar a los jóvenes atletas según su talento a la edad más temprana posible, lo que permite a los expertos adultos identificar y entrenar a los jóvenes talentos. 

A pesar de las ventajas generales del ejercicio, es imperativo no someter a los niños a ninguna actividad que vaya en contra de su bienestar (artículo 3, CDN). Las consideraciones sobre los derechos de la infancia deben prevalecer sobre cualquier otra motivación para protegerla contra la explotación juvenil (Farstad, s.f.).

Riesgos fisiológicos

La práctica excesiva de ejercicio a través del deporte organizado no está libre de riesgos. Si bien el artículo 24 de la CDN defiende que los niños «disfruten del más alto nivel posible de salud», los adultos que forman parte de la industria del deporte y los tutores de estos niños suelen ignorar las consecuencias potencialmente dañinas del deporte organizado a una edad temprana (Farstad, s.f.).

El entrenamiento intensivo puede predisponer al menor a sufrir un retraso en el crecimiento, lesiones por sobrecarga y otras dolencias que quizás se manifiesten más tarde en su vida (Demorest, 2004). Todo es resultado de una presión excesiva sobre los cuerpos en crecimiento de los niños y las niñas.

Los estudios han demostrado que las niñas jóvenes son particularmente propensas a sufrir lesiones debido a ciertos factores anatómicos: el desarrollo hormonal, la fuerza muscular y la flexibilidad (Sabato, 2016). Los estudios aún se encuentran en su etapa inicial, pero las nuevas pruebas muestran varios factores como indicadores de lesiones deportivas en los niños, entre los que se incluyen la edad, el nivel de juego, el desarrollo fisiológico, el volumen de entrenamiento y la fatiga (Sabato, 2016).

Estos riesgos se exacerban por el aumento potencial de desórdenes alimenticios vinculados al estrés en el deporte, como la presión por parte de los espectadores o los jueces en las competiciones individuales. Se estima que alrededor del 35% de los patinadores artísticos padecen desórdenes alimenticios (Farstad, s.f.). La presión social en el deporte puede impulsar a los niños a ganar músculo de forma antinatural y a las niñas a mantenerse excesivamente delgadas (Sabato, 2016).

Uno de los mayores factores de riesgo que enfrentan los jóvenes atletas es su incapacidad para comprender las implicaciones del entrenamiento intensivo. Esto los deja en manos de sus tutores y entrenadores, quienes podrían no pensar en el bienestar de los niños. No se puede esperar que los menores comprendan la forma en la que el deporte puede afectar su salud física a largo plazo —las autoridades deben luchar más para proteger a la infancia de la actividad excesiva—.

En China, se selecciona a niños de tan solo cinco años para estudiar en escuelas especializadas en deporte. En Estados Unidos, los patinadores artísticos de apenas diez años, entrenan diariamente durante más de tres horas (Farstad, s.f.).

Los niños y las niñas tienen derecho al descanso y al ocio (artículo 31, CDN). El ejercicio intensivo extremo puede calificarse de abuso infantil según los estatutos de la Organización Mundial de la Salud (Farstad, s.f.). La evidencia científica respalda esta definición general; un estudio sobre jugadores de fútbol masculino y femenino en Suecia demostró la existencia de un vínculo directo entre las lesiones deportivas en niños y una reaparición del problema en la adultez, en especial aquellas relacionadas con la artrosis de rodilla (Sabato, 2016). Los legisladores y los órganos administrativos deben esforzarse más para proteger la salud física de los niños deportistas contra toda forma de violencia física, lesión, abuso, negligencia, maltrato o explotación (artículo 19, CDN).

Riesgos psicológicos

En su preámbulo, la Convención sobre los Derechos del Niño menciona la importancia del entorno familiar para el desarrollo infantil (CDN, 1989). La participación en el deporte de competición puede alejar a los niños de estos ambientes, ya sea a tiempo parcial a través de un entrenamiento intensivo practicado con regularidad o a tiempo completo, como alumnos de escuelas o academias de deporte (Farstand, s.f.). Los entornos deportivos demasiado exigentes impiden que los niños y las niñas participen de otras actividades propias de la infancia, como socializar con amistades, jugar o descansar (Farstand, s.f.). La ausencia de estas actividades puede atentar contra el desarrollo saludable del niño.

Los mismos entornos deportivos pueden causar daño psicológico en la infancia. Es posible que los tutores y los entrenadores frecuentemente ejerzan una presión excesiva sobre los niños y las niñas para que tengan éxito (Sabato, 2016). Cuando esto no sucede, los niños aún corren el riesgo de sufrir bullying en el deporte, maltrato emocional en manos de compañeros y entrenadores y una disminución general de su bienestar relacionado con altos niveles de estrés (Sabato, 2016).

Si los niños y las niñas logran superar estos obstáculos y permanecer ilesos, aún queda el riesgo real de padecer agotamiento a causa de la presión psicológica por alcanzar un alto nivel deportivo (Sabato, 2016). Se ha demostrado que el agotamiento está vinculado a factores de estrés emocional crónico relacionados con la percepción de la habilidad deportiva y las respuestas a su desempeño (Sabato, 2016).

El origen del aumento de la presión psicológica en el deporte es comercial. A los niños y las niñas atletas de élite se les obliga a afrontar situaciones propias de adultos y a madurar y desarrollarse a una edad inadecuada para seguir el rápido crecimiento de la industria del deporte (Demorest, 2004). 

También se pueden imponer presiones psicológicas a la infancia. Los tutores y entrenadores pueden alimentar una autopercepción negativa y fomentar vínculos afectivos negativos (Sabato, 2016). En esta era digital en crecimiento, las redes sociales exponen a los niños y las niñas a un mayor criticismo —cuanto mayor es el éxito, mayor es la publicidad— y de forma simultánea elimina el tradicional “espacio seguro” del hogar.

Caminos a seguir

Tanto los nuevos estudios como los ya existentes proporcionan información suficiente para lograr un mejor análisis del bienestar físico y mental de los niños y las niñas atletas. Ahora es posible codificar y estudiar los factores de riesgo conocidos que afrontan los y las jóvenes deportistas y controlar su exposición a estos peligros.

Las nuevas investigaciones deben ir más allá e intentar generar datos de referencia acerca de la efectividad de las medidas preventivas contra el daño físico o mental en el deporte (Sabato, 2016). Se podría incluir el uso de la tecnología para monitorear la salud física, el entrenamiento mental para aumentar la autoestima, los equipos de protección y los cambios en las reglas, entre otros factores (Sabato, 2016).

Con la ayuda de mejores datos e información de nuevas prácticas, las autoridades y los legisladores deben actuar rápidamente para implementar cambios en el deporte. El éxito comercial de la industria del deporte depende de los niños y las niñas a quienes explota. La balanza siempre tiene que inclinarse a favor de la infancia y hacia el cumplimiento de todos los derechos humanos. 

Humanium condena rotundamente el abuso de jóvenes atletas y defiende el derecho de los niños y las niñas al ocio y al juego. Estamos trabajando para crear un mundo donde la infancia pueda ver cumplidos todos sus derechos a través de la concienciación sobre estas cuestiones y el trabajo con ONG locales para generar un cambio. Si deseas contribuir con nuestra causa, considera hacer una donación, ser voluntario o hacerte miembro

Escrito por Vanessa Cezarita Cordeiro

Traducido por Clara Roncoroni

Revisado por Inés Mª Campillo Pazos

Para más información:

European Union and Council of Europe joint project “Child Safeguarding in Sport” (CSiS) 

UNICEF “Children before players”

International Safeguarding Children in Sport Working Group 

Referencias:

Demorest, R., Landry, G. (2004). “Training issues in elite young athletes.” Retrieved from Current Sports Medicine Reports, accessed on 18 June 2022.

Farstad, S. (n.d). “Protecting children’s rights in sports: The use of minimum age.” Retrieved from University of Nottingham, accessed on 18 June 2022.

Jayanthi, N., Pinkham, C., Dugas, L., Patrick, B., LaBella, C. (2013, May 5). “Sports specialization in young athletes.” Retrieved from National Library of Medicine PMC PubMed Central, accessed on 17 June 2022.

Maffulli, N., Pintore, E. (2011, July 10). “Intensive training in young athlete.” Retrieved from British Journal of Sports Medicine, accessed on 18 June 2022.

Sabato, T., Walch, T., Caine, D. (2016, August 31). “The elite young athlete: strategies to ensure physical and emotional health.” Retrieved from National Library of Medicine PMC PubMed Central, accessed on 17 June 2022.