La creciente tendencia del sinhogarismo juvenil en Inglaterra es fruto de una compleja interacción de factores. La ruptura de los vínculos familiares, ocasionada a menudo por los conflictos, o los actos de abuso o negligencia, sumado a los problemas de salud mental y a las dificultades financieras, constituyen las principales causas. Actualmente, se han registrado cerca de 271 000 personas sin hogar, entre ellas 123 000 niños, en Inglaterra. Los niños sin hogar se enfrentan a dificultades educativas y son más propensos a vivir situaciones adversas, lo que pone en evidencia la urgente necesidad de entornos de vida seguros y estables en los que se protejan sus derechos y su bienestar.
Evolución y significado de sinhogarismo
En Reino Unido, la prevalencia de personas sin hogar se convirtió en un fenómeno generalizado como consecuencia de la escasez de viviendas asequibles tras la Segunda Guerra Mundial. La Ley de la Vivienda (Personas sin hogar) de 1977, en inglés Housing Act of 1977, impidió que ciertos grupos de personas residieran en las zonas más codiciadas de la ciudad, lo que afectó a las familias con bajos recursos. Esto, sumado al fenómeno urbanístico que cada vez atraía a más personas a las ciudades, resultó en la sobrepoblación y en unas condiciones de vida deficientes (Greater Change, 2022).
La Ley de la Vivienda de 1977 obligó a las autoridades locales a proporcionar alojamiento a las personas sin hogar y a aquellas que se encontraran en riesgo, incluidas las personas jóvenes que vivían en circunstancias difíciles. Si bien es cierto que la manera de abordar el sinhogarismo ha mejorado desde los años 30, la falta de vivienda constituye aún una problemática significativa, pues sigue incrementándose tanto el número de personas que buscan ayuda como el de las que duermen en la calle (Greater Change, 2022).
Para adentrarse en el “corazón” del sinhogarismo, es esencial poner énfasis en las distintas dimensiones del concepto, que incluyen dormir en la calle, vivir de una forma poco convencional e instalarse de manera temporal en alojamientos inadecuados. Con el paso de los años, Inglaterra ha presenciado un repunte continuado del número de personas sin hogar; en 2019, alcanzó su pico con más de 219 000 familias sin hogar (Crisis UK, s.f.).
Factores que conducen al sinhogarismo juvenil
El crecimiento del sinhogarismo juvenil en Inglaterra es fruto de una confluencia de factores. La ruptura de los vínculos familiares destaca por ser una de las principales causas; se desencadena a menudo por conflictos, violencia doméstica, negligencia, problemas de abuso de sustancias o disputas entre los padres. Los problemas de salud mental, que se ven agravados por la falta de acceso a los servicios de salud y apoyo psicológico, contribuyen significativamente conformando un ciclo que resulta angustiante para los jóvenes afectados (Action for Children, 2023).
Las dificultades financieras y la pobreza infantil son también factores generalizados, pues mucha gente joven se ve obligada a dejar su hogar porque su familia no es capaz de ofrecerle unas condiciones de vida adecuadas. Por su parte, África, Asia y otras comunidades étnicas minoritarias, los refugiados y los solicitantes de asilo se enfrentan a una situación de vulnerabilidad mayor, cuya raíz se encuentra con frecuencia en las desigualdades sociales, los traumas y el acceso limitado a redes de apoyo, lo que les hace más susceptibles a situaciones de precariedad en materia de vivienda (Action for Children, 2023).
Hay otros factores que también han contribuido a este aumento preocupante de la falta de hogar en el país. Los recortes en gasto social por parte del Gobierno, la extrema escasez de viviendas asequibles y las rentas desorbitadas han sido identificados como los principales responsables del número en ascenso de personas que se han visto obligadas a buscar alojamiento temporal proporcionado por el Estado (Greenfield P, 2018).
En julio de 2023, el Gobierno de Reino Unido reveló, con cierta cautela, que aproximadamente 5030 niños más se habían quedado sin hogar este año en Inglaterra. Esto representa un incremento del 10 % –el equivalente a 12 640 niños– desde el inicio de la crisis del coste de vida a finales de 2021 (Just Fair, 2023).
Actualmente, se estima que al menos 271 000 personas se encuentran sin hogar, entre ellas 123 000 niños. Esto significa que aproximadamente una de cada 208 personas en Inglaterra carece de hogar; las cuales pertenecen a varias categorías: 2400 personas duermen cada noche en la calle, 15 000 en refugios o en pisos tutelados y casi 250 000 residen en viviendas temporales, sobre todo las familias (Shelter England, 2023).
Impacto sobre la vida de la gente joven
Para los niños que se enfrentan a la falta de vivienda, instalarse en alojamientos de emergencia plantea un desafío significativo. Al vivir en un lugar reducido junto a otros miembros de la familia tras un desalojo, les resulta difícil encontrar un espacio en el que realizar actividades como leer o jugar sin que nadie les interrumpa. Concentrarse para hacer los deberes se convierte también en un desafío debido a la falta de espacio y a las distracciones, que les impiden estudiar tranquilamente y en silencio (Shelter England, 2019).
También hay que tener en cuenta la cuestión del aislamiento social, que resulta especialmente notable entre los estudiantes de secundaria sin hogar, quienes se ven obligados a llevar el pelo sucio y la ropa sin lavar debido al acceso limitado a los servicios. El aislamiento conduce a una baja autoestima, dificultades de concentración dentro y fuera de la escuela y ansiedad intensa, sobre todo entre los adolescentes, lo que les hace potencialmente susceptibles al acoso escolar (Phillips Amy, 2019).
Además, los niños sin hogar tienen más probabilidad de vivir experiencias adversas ligadas a la infancia, que incluyen situaciones de inseguridad y cambios de entorno frecuentes que afectan a su confianza y alteran su rutina. A ello se suma la vulnerabilidad al consumo de drogas, la violencia doméstica y el abuso sexual por parte de las personas con las que conviven. Estas experiencias adversas afectan negativamente a su desarrollo e incrementan la probabilidad de futuras problemáticas de salud mental (Philips Amy, 2019).
Los efectos dañinos del sinhogarismo se vuelven evidentes, en particular entre las personas, sobre todo niños, que se alojan por largos períodos de tiempo en tales espacios. Las consecuencias son alarmantes: aislamiento, acceso restringido a servicios de apoyo imprescindibles y unas condiciones de vida inadecuadas sin los servicios necesarios para cubrir las necesidades básicas, tales como lavar la ropa o cocinar (Greenfield P, 2018).
Respuesta del Gobierno
A pesar de que en 2019 el Gobierno declaró su firme compromiso por erradicar el sinhogarismo, la situación actual de la crisis de vivienda de los jóvenes sigue siendo crítica. Algunos datos sugieren que la suma de los jóvenes de edades comprendidas entre los 16 y 24 años que contactan con los ayuntamientos en calidad de personas sin hogar se encuentra en continuo aumento. Este incremento se traduce en más de 370 personas que buscan ayuda a diario; un asombroso total de 135 733 personas jóvenes necesitadas en un año (Booth R, 2023).
El Gobierno tomó varias medidas a fin de abordar la problemática a través de la Ley de Reducción del Sinhogarismo (HRA, por sus siglas en inglés) que entró en vigor en abril de 2018. La HRA introdujo nuevas obligaciones para las autoridades competentes en materia de vivienda. Desde ese momento, las autoridades locales deben proporcionar información gratuita y asesoramiento acerca de la prevención del sinhogarismo, la obtención de alojamiento, los derechos de los inquilinos, el derecho a prestaciones, la administración de deudas, y la gestión de problemáticas relacionadas con la violencia y el abuso (Fenland District Council, s.f.).
Ahora bien, pese a los esfuerzos realizados, parece existir una brecha entre las políticas implementadas y su efectividad para contener la escalada de la crisis de vivienda de los jóvenes. Con el fin de afrontar eficazmente las situaciones de precariedad en materia de vivienda de los jóvenes en Inglaterra, es necesario priorizar las estrategias de prevención. Es esencial crear espacios seguros que ofrezcan servicios de salud, aunque exista una vivienda estable, y contar con financiación continua (Phillips Amy, 2019).
El propósito de estas iniciativas es contener el sufrimiento y los problemas de salud a los que se enfrentan los jóvenes sin hogar, ofreciendo para ello el apoyo necesario y la oportunidad de un futuro estable. También es esencial investigar y evaluar estos programas para lograr la mejora continua y una mayor comprensión de las razones por las que los jóvenes carecen de hogar.
Desde Humanium, nos dedicamos a crear un mundo donde se respeten y salvaguarden los Derechos del niño. Si se identifica con nuestra visión y le gustaría brindar apoyo a nuestra causa, le animamos a considerar la posibilidad de apadrinar a un niño, contribuir mediante donaciones o hacer voluntariado con nosotros.
Escrito por Lidija Misic
Traducido por Patricia Curto Gutiérrez
Revisado por Cristina Morillo Berral
Bibliografía
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