Tiroteos escolares

La expresión «tiroteo escolar» se suele utilizar para referirse a los actos de violencia cometidos con armas de fuego por alumnos o ex alumnos o también por personas externas dentro de un centro escolar.

Durante casi un siglo, muchos centros escolares de todo el mundo han sido escenario de asesinatos masivos con decenas de niños entre sus víctimas. Estados Unidos ha sufrido el mayor número de ataques con armas de fuego en centros escolares y es, en consecuencia, el país en el que más se ha intensificado el debate en torno a las armas y la seguridad en las aulas. Sin embargo, el número de víctimas también es muy alto en otros países como Japón, Alemania, Finlandia y Rusia.

Breve historia de los tiroteos escolares en el mundo

Michigan (Estados Unidos), 1927

Tres bombas explotaron el 18 de mayo en una escuela de la localidad de Bath, lo que provocó el mayor número de víctimas en la historia de las masacres escolares en Estados Unidos: en el ataque murieron 45 personas, la mayoría niños. El autor de la masacre fue el antiguo «tesorero» del centro, que murió en el ataque. Al parecer, actuó acuciado por sus problemas económicos debido a un impuesto establecido por la escuela en la comunidad (NPR, 2021).

Escocia – Colorado, años 90

En 1996, se produjo la masacre de la escuela de Dubblane, en Escocia. El 13 de marzo de aquel año, un hombre armado entró en la escuela primaria de la ciudad y asesinó a balazos a 16 niños de 5 y 6 años, así como a su maestra. El autor quería vengarse de la sociedad porque había sido acusado de pedofilia en el pasado. Tras cometer la masacre, se suicidó. (Britannica, 2000)

Tres años más tarde, el 20 de abril de 1999, de nuevo en Estados Unidos, 13 alumnos y profesores de la Escuela Secundaria Columbine, en Colorado, fueron asesinados en un tiroteo. Los agresores eran dos alumnos de 17 y 18 años que entraron armados al edificio y comenzaron a disparar a estudiantes y profesores. Ambos adolescentes se quitaron la vida tras cometer la matanza. (Britannica, 2010)

Japón – Alemania, 2000-2001

El nuevo milenio siguió el camino de derramamiento de sangre trazado en los años anteriores y las masacres continuaron en todo el mundo. En 2001, en Japón, un hombre que sufría de esquizofrenia asesinó a puñaladas a ocho niños en una escuela primaria de Ikeda, cerca de Osaka. (The Guardian, 2001)

Al año siguiente en Erfurt, Alemania, un joven de 19 años causó una masacre en su escuela secundaria. Después de suspender dos veces y haber sido expulsado, se disfrazó de ninja, se armó con una pistola y mató a 18 personas –de las cuales 14 eran profesores– antes de suicidarse. (The Guardian, 2002)

Osetia del Norte (Rusia), 2004

El año 2004 fue también el año de la masacre de Beslan, en Osetia del Norte, una república autónoma de Rusia. Un total de 32 terroristas, fundamentalistas islámicos y chechenos separatistas, entraron en una escuela el 1 de septiembre y tomaron como rehenes a 1200 adultos y niños. Tres días más tarde, las fuerzas especiales acabaron entrando en el centro: la operación se saldó con la masacre de 334 personas, incluidos 186 niños. En 2017, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a las fuerzas de seguridad de Moscú porque «contribuyeron a causar víctimas entre los rehenes». (CNN World, 2020)

Finlandia, 2007

En 2007, en Finlandia, un alumno de 18 años abrió fuego en la escuela secundaria a la que acudía en Tuusula, cerca de Helsinki. Mató a siete de sus compañeros y al director del instituto antes de suicidarse. (New York Times, 2007)

Alemania – Azerbaiyán, 2009

En 2009, en Winnendem, Alemania, un joven de 17 años mató a 15 personas en su antigua escuela antes de suicidarse (New York Times, 2009). Más tarde, un alumno abrió fuego en la prestigiosa Universidad del Petróleo de Bakú, Azerbaiyán. Mató a 13 personas antes de suicidarse (The Guardian, 2009).

Connecticut (Estados Unidos), 2012

En 2012, la masacre de la escuela primaria Sandy Hook de Connecticut conmocionó al mundo. Un joven de 20 años, después de matar a su madre, se dirigió al centro escolar, donde asesinó a 20 niños de entre 6 y 7 años y a 6 adultos. Se suicidó antes de la llegada de la policía. Cometió la masacre con unas armas que pertenecían a su madre. (Britannica, 2021)

Crimea, 2018

El 17 de octubre de 2018, en un instituto politécnico de Kerch, en Crimea, un alumno de 18 años irrumpió en el edificio, mató a 20 personas e hirió a otras 43, antes de quitarse la vida en la biblioteca. Entre las víctimas había profesores y alumnos, algunos menores de edad. El asesino actuó solo, armado con una pistola y un dispositivo que hizo estallar a la hora de almuerzo en el abarrotado comedor del centro. Fuentes cercanas al joven pusieron de manifiesto su «gran hostilidad» hacia la escuela y su «deseo de vengarse de los profesores». (BBC, 2018).

Brasil, 2019

El 13 de marzo de 2019, dos jóvenes armados de 17 y 25 años empezaron a disparar en la escuela Raul Brasil de Suzano, en la región metropolitana de São Paulo, en Brasil. Los agresores se suicidaron tras matar a al menos 8 personas, casi todas jóvenes estudiantes. Los asesinos encapuchados irrumpieron en el centro disparando salvajemente antes de suicidarse y dejar alrededor de 10 personas heridas. Dentro de la escuela estatal, la policía encontró un revolver calibre 38, un arma medieval conocida como «bestia», que guarda similitudes con una ballesta, así como también unas botellas parecidas a cócteles Molotov (BBC, 2019).

Rusia, 2021

Un joven armado irrumpió en un centro escolar de Rusia, la escuela N. º 175 de Kazán, la capital de Tartaristán, y ejerciendo la violencia armada, masacró a niños y jóvenes, antes de ser arrestado por la policía. El número de víctimas mortales fue de al menos 9 y entre ellas había 7 alumnos, probablemente de entre 13 y 15 años, un profesor y un empleado del instituto. Otras 21 personas resultaron heridas y 8 niños fueron hospitalizados en estado grave. Según algunos medios de comunicación, el agresor usó el mismo modelo de arma utilizado por el joven que asesinó a 20 personas en la escuela de Crimea en 2018 (BBC, 2021).

Rasgos recurrentes en los ataques

La breve historia de los tiroteos escolares nos permite poner de relieve dos rasgos recurrentes en esos eventos: el perfil psicológico del agresor y el acceso no supervisado a diferentes armas de fuego (Research Gate, 2021).

Perfil psicológico

Es crucial comprender los motivos que llevan a algunos jóvenes a recurrir a las armas de fuego como medio para canalizar su enojo o sus problemas. Solo en un 5 % de los casos de tiroteos escolares el tirador sufría un trastorno mental. El resto de los perfiles revelan otros desencadenantes, como el abuso físico o psicológico, el abandono familiar, el bullying escolar, el historial criminal familiar o el acceso a armas de fuego (Universidad Kean, 2015).

En un intento por entender mejor la estructura mental de estos jóvenes asesinos, se desarrolló un perfil psicológico (NPR, 2019). Las principales características identificadas fueron las siguientes (La mente è meravigliosa, 2018):

  • Los ataques fueron meticulosamente premeditados. No fueron acciones aleatorias ni causadas por una enajenación mental momentánea.
  • 80 % de los asesinos habían sufrido bullying escolar, con un historial de maltrato, persecución y abuso emocional derivado de su entorno escolar.
  • Un alto porcentaje de los asesinos procedía de familias desestructuradas, donde uno de los dos padres tenía antecedentes criminales. 
  • El 95 % de las masacres las llevaron a cabo personas sin ninguna enfermedad mental, lo que llevó a la conclusión de que las enfermedades mentales como la esquizofrenia no suelen estar asociadas con la violencia.
  • En el 100 % de los casos había un marcado interés por las armas. Por lo general, los asesinos se lo decían abiertamente a sus compañeros o a través de las redes sociales.
  • La violencia en jóvenes y niños no fue casual y repentina. De hecho, hubo un proceso complejo, lento pero de alto impacto, que se fue desarrollando en sus mentes.
  • Estímulos de naturaleza violenta, junto con el estrés ambiental y los pensamientos distorsionados, tendieron a crear una coraza mental deshumanizada en la persona. Esta frialdad emocional llevó a la persona a ver el hecho de matar como algo gratificante y justificado.

Las comunidades médica y educativa inciden en la necesidad de prestar atención psicológica a los alumnos en escuelas e instituciones con el fin de detectar, prevenir y gestionar estas situaciones.

El acceso a las armas de fuego: la situación en EE.UU.

Aunque es cierto, de hecho, que el fenómeno de las masacres escolares está extendido por todo el mundo, Estados Unidos cuenta con el mayor número de tragedias.

Desde la masacre de Columbine en 1999, ha habido más de 255 tiroteos masivos en Estados Unidos, en los que murieron por disparos 1449 personas, otras 961 resultaron heridas y más de 200 000 alumnos se vieron envueltos en esos terribles sucesos. En promedio, en Estados Unidos hay 10 tiroteos al año, un número que pasó de 5 en 2002 a 15 en 2014. En un 64, 5% de los casos el blanco de los asesinos fue un centro escolar: el 56,7 % de los tiradores era blanco, el 19,5 % hispano y el 16,6 % afroamericano. Entre estas estadísticas, el hecho más preocupante es que, en el 85 % de los casos, llevaron las armas de casa. (Everytown Research and Policy, 2021)

Todos los tiroteos masivos históricos antes mencionados demuestran ante todo la urgencia de desarrollar nuevas regulaciones sobre los tipos de armas que pueden estar en manos de civiles. De hecho, demasiado a menudo se registran como armas de caza modelos de armas de fuego que en algunos países se utilizan como rifles de asalto.

Cada vez que hay una masacre, se habla del problema de la tenencia de armas, un derecho protegido por la Segunda Reforma de la Constitución de Estados Unidos, y del predominio –también en términos de números– de este aspecto en estas escenas de violencia. Según una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew, la mayor parte de los estadounidenses no se opondrían, en teoría, a la introducción de mayores controles sobre las armas para civiles (Pew Research Center, 2017). Sin embargo, el porcentaje de personas a favor se reduce drásticamente cuando se trata de apoyar activamente y definir propuestas políticas. (Everytown Research and Policy, 2020)

De hecho, la situación en Estados Unidos –en comparación con otros Estados– se ve agravada por el hecho de que estas masacres son a su vez consecuencia de la inercia social. Los homicidas no solo pueden actuar, sino que además tienen los medios necesarios para hacerlo al carecer de las estructuras sociales adecuadas que los priven de tener fácil acceso a esos medios. En efecto, la cultura de la violencia alimenta a la propia violencia, lo que lo convierte en un verdadero problema. Otro componente crucial es la negligencia social, educativa e institucional, además del hecho de que estamos hablando de un país en el que el uso de armas es un elemento intrínseco para comprenderlo.

Prevención de los tiroteos escolares

Para poder prevenir los tiroteos escolares, es necesario emplear estrategias integrales (Alfred University, 2021).

Estrategias necesarias en los centros escolares

Existen estrategias comprobadas y enfoques listos para implantarse en escuelas y comunidades. De hecho, debido a que la mayoría de los homicidas que atacan centros educativos son antiguos alumnos, las escuelas se consideran el lugar adecuado para identificar a aquellos estudiantes que pueden convertirse potencialmente en amenazas, así como a aquellos que estén presos de la desesperación, es decir, a los alumnos que respondan al perfil psicológico mencionado anteriormente. (Center for Violence Prevention, 2020)

Con frecuencia hay signos de sufrimiento en el agresor que, si se ignoran, pueden allanar el camino hacia un acto extremo de violencia.

Los pasos más importantes que hay que dar son:

  • Construir un entorno escolar cohesionado y solidario.
  • Prestar apoyo psicológico.
  • Hacer frente a los riesgos de violencia estableciendo una política y programas acordes (Center for Violence Prevention, 2020).

Las prácticas de prevención de la violencia en los centros escolares están destinadas a prevenir o reducir la violencia en el entorno escolar y pueden variar de una escuela a otra. Sin embargo, indiferentemente de las prácticas implementadas, los centros deberían considerar los factores demográficos y contextuales de los alumnos (por ejemplo, la ubicación del campus, el ambiente escolar) en el momento de seleccionar los programas y prácticas de seguridad adecuadas. (ICJIA Research Hub, 2020)

Estrategias de las comunidades

Es comprensible sentir impotencia frente a los tiroteos escolares. No obstante, cada miembro de la comunidad tiene la capacidad de hacer algo para prevenirlos (Safer Watch, 2021). Los siguientes pasos son indicaciones generales muy útiles:

  • Defender, promover y fomentar más sistemas de apoyo psicológico en centros escolares y comunidades. En promedio, hay alrededor de 450 alumnos asignados a cada consejero escolar. Tener mayor facilidad de acceso a los orientadores puede reducir considerablemente el riesgo de violencia armada entre los alumnos. Los padres deberían pedirlo.
  • Normalizar las cuestiones de salud mental y alentar a los niños a pedir ayuda cuando se sientan mal.
  • Si se tiene un arma en casa, hay que asegurarse de que no sea accesible. Hay que guardar las armas de fuego de forma segura, fuera del alcance de los niños y bajo llave si hay adolescentes. De hecho, más del 70 % de los tiradores escolares cometieron las matanzas con armas de sus familiares.
  • Votar siempre a favor de leyes sensibles al tema del control de las armas. En los países que imponen controles en la venta de armas, hay un 35 % menos de muertes por arma de fuego per cápita.
  • Crear un método efectivo y fácil para que los alumnos, el cuerpo docente y el personal puedan informar de las amenazas potenciales (Safer Watch, 2021).

Escrito por Federica Versea

Traducido por María Eugenia Lodeiro

Revisado por Eva Milla

Última actualización el 15 de julio de 2021

Bibliografía:

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