Con la retirada de Afganistán de parte de las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los talibanes lanzaron una ofensiva sobre numerosos frentes para reconquistar los territorios a lo largo del país. Los militares afganos superados perdieron cada vez más territorios hasta que el 15 de agosto de 2021 los talibanes conquistaron Kabul sin gran esfuerzo. El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, que anteriormente contaba con el respaldo militar de los Estados Unidos, abandonó entonces el país para evitar que cayera en una guerra (Le Parisien, 2021). La toma del poder en Kabul por parte de los talibanes es hoy en día una amenaza para los derechos de los niños y en concreto para las jóvenes afganas.
A día de hoy, ¿qué futuro les espera a las niñas y a las mujeres?
La situación se agrava
Según un informe de UNICEF de 2016, en Afganistán había cerca de 9 millones de niños escolarizados, de los cuales un 39% eran niñas (UNICEF, 2016). El trato que se reserva a las mujeres, pero también la aplicación de las rigurosas leyes islámicas, evidentemente hacen temer todo lo que rodea la toma de poder de los talibanes, lo que se refleja en los desplazamientos internos que se han producido. De hecho, en estos últimos meses, más de 550.000 personas se han desplazado dentro del país.
De ellas, 250.000 han abandonado muy recientemente su hogar, huyendo de la represión de los talibanes, y de ahí, cerca del 80% son mujeres y niños (France 24, 2021). Desde principios del año 2021, la muerte de civiles ha aumentado en el país. A día de hoy, es un 50% mayor que en otros años. Hay más muertes entre mujeres y niños desde comienzos de 2021 que las que se han producido desde 2009 (UNAMA, 2021).
Discriminación y violencia hacia las niñas
Incluso antes del regreso de los talibanes al poder, los derechos de las niñas se veían burlados. Las niñas sufren discriminación por razón de género a lo largo y ancho de Afganistán, sobre todo en las zonas controladas por los talibanes. A menudo son víctimas de violencia y castigos corporales. Desconfían de las autoridades por miedo a las represalias, y por esto no se señalan las exacciones. De hecho, los círculos familiares ejercen también tanta presión como los agentes del Estado (Amnistía Internacional, 2020).
En lo que se refiere a los niños, muchos probablemente estén llamados a convertirse en niños soldado, pero no hay fuentes fiables al respecto. Según Human Rights Watch, en 2015 casi 100 niños habían sido enviados a luchar con los talibanes (Ouest France, 2016).
Los matrimonios forzados o la esclavitud sexual
El ofrecimiento de esposas se ve también como una estrategia para atraer militantes. Estos matrimonios forzados son actos de esclavitud sexual, contrarios al derecho internacional, como crimen de guerra y crimen contra la humanidad, según el artículo 27 de la Convención de Ginebra.
Mientras los talibanes dirigieron el país a finales de los años 90, la aplicación de la ley sharía se puso en marcha y así una visión muy estricta de las leyes islámicas permitió realizar ejecuciones públicas, incluso la lapidación de mujeres acusadas de adulterio. En 2008, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la resolución 1820, declarando: “La violación y otras formas de violencia sexual pueden constituir un crimen de guerra, un crimen contra la humanidad”. (Naciones Unidas, 2009)
Ya en julio de 2021, mientras los líderes talibanes tomaban el control de muchas provincias, entre las que destacaban las provincias de Badakhshan y Takhar, se ordenó a los religiosos de estas localidades que facilitaran una lista de niñas de más de 15 años y de viudas de menos de 45 años para casarlas con los combatientes (Vrinda Narain, 2021).
Según las cifras de UNICEF, los hechos que se sucedieron antes de la llegada de los talibanes a Kabul ya eran inquietantes. En 2017, los matrimonios forzados afectaban al 58% de los afganos, de los cuales 35% tenían menos de 18 años (BBC, 2018).
¿Qué derechos adquiridos van a perdurar?
La situación es particularmente dramática para las mujeres que hayan adquirido derechos a lo largo del tiempo y que ejercen puestos de responsabilidad. Su futuro es incierto y surge mucha preocupación sobre su seguridad. Las mujeres afganas están presentes en la vida pública y trabajan como doctoras, profesoras en las escuelas, en la administración o incluso como abogadas o periodistas (Nicole TRIAN).
En 2014, la Organización Internacional del Trabajo estimaba que el 19% de la población activa correspondía a mujeres. En el mismo año, el 25% del parlamento afgano estaba formado por mujeres, por ejemplo (Marie Claire, 2021) .
Los talibanes continúan afirmando que las mujeres podrán continuar teniendo los mismos derechos que los hombres, de acuerdo con las leyes islámicas y podrán por lo tanto seguir estudiando (AP, 2021).
Muchas de las mujeres ya han perdido su empleo por estar en desacuerdo con el discurso oficial. El futuro de los estudiantes se ve también comprometido. ¿Qué se decidirá con el tiempo? ¿Qué será respetado? El acceso a internet, por ejemplo, se ha vuelto esencial para los jóvenes. ¿Podrán continuar beneficiándose de él? Hay también voces optimistas que recuerdan que lo impedirán, que los millones de jóvenes educados no bajarán los brazos y ayudarán a que los jóvenes que tengan dificultades tengan una educación (France24, 2021).
Falsas promesas en detrimento de los derechos del niño
A pesar de ello, muchos expertos llaman a no dejarse engañar por las promesas de los talibanes. De hecho, muchos otros ejemplos demuestran que se trata de una cuestión retórica para complacer a la comunidad internacional a la hora de instaurar y consolidar el Emirato islámico de Afganistán (Le Parisien, 2021).
En los últimos años y en los últimos meses, a medida que han ido haciéndose con el territorio, los talibanes han cerrado las escuelas para niñas de todas las edades (HRW, 2021). En el sur de Afganistán, en Kandahar, muchas mujeres que trabajaban en bancos fueron enviadas a sus casas y remplazadas rápidamente por hombres de sus familias.
Según Nassim Majidi, investigadora y codirectora del centro Samuel Hall, hoy en día las mujeres han desaparecido ya del espacio público, y afirma que las imágenes divulgadas por los medios lo prueban. Esta marcha atrás va a ser extremadamente complicada para un país en el que cerca del 70% de la población tiene menos de 30 años (Marie Claire, 2021).
La vuelta de los talibanes al poder en Afganistán es un mal presagio para los derechos de los niños, de las jóvenes y de las mujeres, al igual que para su futuro. La ONU ha declarado que los derechos de las mujeres serán la «línea roja» que no debe traspasar el régimen talibán (20 minutes, 2021). Todos los días millones de personas intenta huir por aire o a través de otros estados vecinos.
¿Qué podemos hacer?
Humanium está muy preocupada por la situación de los derechos del niño en Afganistán, y pide a la comunidad internacional que supervise las posibles exacciones contra los derechos de los jóvenes afganos.
Humanium os anima a comprometeros con los derechos de los niños en Afganistán. Podéis contribuir a los derechos de los jóvenes afganos informándoos en vuestra comunidad o ciudad sobre las acciones que se llevan a cabo, haciendo donaciones o participando en acciones de beneficencia para aliviar los ya considerables esfuerzos que realizan las ONG allí y en el extranjero.
Escrito por Adrian Lakrichi
Traducido por Nieves Carazo
Bibliografía:
Amnesty International (2020). Afghanistan 2020. Amnesty International.
Barr, H. (17 août, 2021). The Fragility of Women’s Rights in Afghanistan. Human Rights Watch.
Yasini, I. (1 mai 2019). Nous avons accepté 3 500 $ pour marier notre fille de cinq ans. BBC.