La epidemia de azúcar en EE. UU.: examen de su impacto en la salud infantil

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En las últimas décadas, Estados Unidos ha estado lidiando con una epidemia de azúcar, que ha contribuido a diversos problemas de salud, especialmente entre los niños. Debido a su cuerpo en desarrollo y a su susceptibilidad a la sobrecarga de azúcar, los niños, en particular, corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas de salud. Sin embargo, si se promueven hábitos alimentarios saludables y se reduce el consumo de azúcares añadidos, tanto los niños como los adultos pueden protegerse de esta epidemia emergente de azúcar que supone una grave amenaza para la salud humana.

Cómo el azúcar está poniendo en peligro la salud de los niños 

Las madres que consumen bebidas azucaradas de colores poco saludables y se las dan a sus hijos tienen un impacto directo en su desarrollo, ya que el jarabe de fructosa afecta de forma negativa al cerebro en desarrollo del niño. Aunque el ser humano siempre ha sentido una atracción natural por los dulces, los niños son especialmente vulnerables al azúcar añadido.

Los médicos recomiendan el azúcar natural de las frutas y advierten contra el consumo excesivo de azúcar artificial. JAMA Internal Medicine advierte que superar el límite diario de azúcar aumenta el riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardíacas en un 30 % (Heid M, 2019).

En 2020, la Asociación Nacional de Confiteros (Nation Confectioners Association) de EE. UU. realizó una investigación sobre las ventas de golosinas y chocolate y concluyó que la demanda se disparó hasta un 21 % (Sweitzer-Lamme, 2020). Otra consultora de estudios de mercado con sede en Nueva York descubrió que las marcas de golosinas y tentempiés representan un tercio de las 50 marcas más populares entre los niños. Esto plantea aún más la cuestión si el aumento del consumo de golosinas y tentempiés es consecuencia de la pandemia o una tendencia preexistente en la industria alimentaria.

La obesidad en EE. UU. ha ido en aumento en la última década. Se estima que más de 14 millones de niños y adolescentes se ven afectados por esta enfermedad de la era moderna. La población joven se enfrenta a síntomas de leves a graves de presión arterial alta, colesterol alto, diabetes, así como problemas respiratorios y articulares.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, «la prevalencia de la obesidad en 2020 fue del 12,7 % entre los niños de 2 a 5 años, del 20,7 % entre los niños de 6 a 11 años y del 22,2 % entre los niños de 12 a 19 años» (CDC, 2022). El estudio también ha demostrado que los niveles de educación más altos entre los cabezas de familia se correlacionaron con tasas de  obesidad más bajas  (CDC, 2022).

Los pediatras aconsejan a los padres que las golosinas saturadas de azúcar no superen el límite diario recomendado de 25 gramos. Con la investigación se ha descubierto que el consumo excesivo de azúcar provoca problemas de aprendizaje y de salud.

Sorprendentemente, la mayor parte del azúcar se encontró en bebidas de colores anunciadas como aptas para los niños. Los expertos en salud infantil aconsejan a los padres que animen a sus hijos a autorregularse y encontrar el equilibrio, al tiempo que insisten en la importancia de leer las etiquetas de los alimentos, ya que «existen 200 nombres para el azúcar y están ocultos en el 70 % de los alimentos procesados» (Lindberg E, 2020).

Proteger a los niños de EE. UU. de la epidemia de azúcar

Los niños tienen derecho a una dieta saludable y se les debe proteger de las sustancias nocivas. Por desgracia, los medios de comunicación no muestran una buena imagen cuando anuncian productos poco saludables al público. Los niños y las familias que viven en la pobreza son los más afectados por el trato injusto, simplemente porque no poseen los medios para mantener una dieta saludable

Muchas familias de EE. UU. no pueden optar a una nutrición adecuada porque no es asequible. Esto no solo viola directamente el derecho de los niños a la no discriminación, sino que también descuida sus necesidades básicas. Teniendo en cuenta que «el 77 % de las ventas mundiales de alimentos procesados están controladas por solo 100 grandes empresas», las empresas alimentarias deben asumir una mayor responsabilidad en la publicidad de alimentos altamente procesados (UNICEF, s. f.).

En comparación con Asia y África, «que soportan la mayor parte de todas las formas de malnutrición», EE. UU. dispone de mayores recursos y capacidad para mejorar el bienestar de los niños del país. Una de las medidas más importantes es garantizar que los niños tengan una dieta variada y nutritiva desde una edad temprana, lo que puede permitirles alcanzar todo su potencial en el futuro (UNICEF, s. f.).

El panel asesor de EE. UU., una organización gubernamental que lleva asesorando a los padres sobre nutrición infantil desde 1980, hizo en 2020 la encomiable sugerencia de limitar el consumo de azúcar procesado durante los dos primeros años de vida de los bebés.

Esta iniciativa es un excelente ejemplo de cómo influir en el público para que realice los cambios necesarios basándose en pruebas científicas que sugieren la importancia de la exposición nutricional en la formación de la salud a largo plazo y las preferencias alimentarias (LaMotte, 2020). Teniendo en cuenta que la iniciativa aún es relativamente nueva, su impacto todavía está por evaluar en los próximos años.

La buena noticia para la incipiente epidemia de azúcar en EE. UU. es que el Departamento de Agricultura está trabajando activamente en la promoción de alimentos nutritivos para los niños en la escuela. Después de once años, el comité ha puesto en marcha un programa de almuerzos revisado con el objetivo de centrarse en los productos que contienen cantidades excesivas de azúcar, como los yogures, los cereales y la leche aromatizada.

En lugar de prohibir las magdalenas y los dónuts, los expertos limitan el azúcar en las escuelas. «Las investigaciones demuestran que las comidas escolares son las más saludables del día para la mayoría de los niños», por lo que es de vital importancia proporcionárselas (Murez C, 2023).

Aunque el consumo de azúcares añadidos en Estados Unidos no había dejado de aumentar hasta 2020, esta tendencia no es del todo negativa. Los expertos médicos han observado que el dulce puede aliviar el dolor en los bebés, lo que subraya la importancia de la observación individual (Johnston et al, 2014).  Del mismo modo, el consumo excesivo de azúcar puede provocar un trastorno por déficit de atención con hiperactividad en ciertos niños, lo que conlleva futuros problemas médicos y de aprendizaje. 

Garantizar el desarrollo saludable de los niños con soluciones alimentarias más seguras

Los gobiernos, los responsables políticos y las empresas alimentarias, no solo de EE. UU., sino de todo el mundo, deben colaborar en la creación de un entorno alimentario más estable. Las mejoras pueden medirse en la disponibilidad de alimentos, el precio, la publicidad y el número de productos que se ofrecen. Aparte de la situación política y económica de un país, el entorno personal desempeña un papel vital en la salud de un niño.    

Además, el papel de los padres y cuidadores en la promoción de hábitos alimentarios saludables y la reducción del consumo de azúcar en la dieta de los niños es de vital importancia. Sin embargo, no todos los padres están económicamente preparados para ofrecer lo mejor a sus hijos. Aquí es donde entran en juego los derechos de los niños a la vida, la supervivencia y el desarrollo

Además, los gobiernos y las ONG tienen la tarea de garantizar que los niños puedan crecer y desarrollarse en un entorno seguro y enriquecedor. Esto puede lograrse haciendo cumplir las leyes y estableciendo sistemas eficaces de protección de la infancia. Para proteger a los niños, ambos deben colaborar para crear conciencia y proporcionar un acceso justo a la educación y la sanidad.

Para promover la vitalidad y el bienestar tanto de niños como de adultos, es crucial equilibrar el consumo de azúcares añadidos incorporando fuentes naturales de dulzor, como frutas y verduras, a una dieta equilibrada. De este modo, los niños pueden reducir la necesidad de azúcares añadidos sin dejar de satisfacer su gusto por lo dulce.

En Humanium, colaboramos con expertos en desarrollo infantil para concienciar sobre los problemas acuciantes que afectan a los niños de todo el mundo, como la promoción del derecho a la salud de los niños y la prevención del hambre, la desnutrición y la pobreza. Además, desde sus inicios en 2008, Humanium colabora mano a mano con Hand in Hand India, nuestro socio local, fomentando e incluyendo programas de alimentación saludable sin azúcar en todos nuestros proyectos conjuntos.

Nuestro objetivo es promover opciones alimentarias seguras y beneficiosas entre los padres y tutores para fomentar una salud óptima en los niños. ¡Puedes unirte a nuestra causa como voluntario, haciendo un donativo o apadrinando a un niño.

Escrito por Lidija Misic

Traducido por Cristina Morillo Berral

Revisado por Lorraine Valarino

Bibliografía:

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