La violencia armada contra los niños en el Triángulo Norte de Centroamérica

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La violencia armada es un fenómeno complejo y multidimensional relacionado con los altos índices de desigualdad y exclusión, así como con las limitaciones institucionales y estructurales, como la mala gobernanza, la debilidad del Estado de Derecho, la aplicación ineficaz de las estrategias de seguridad y los altos niveles de impunidad (UNICEF, 2020).

Este artículo mostrará las consecuencias que la violencia armada tiene sobre la vida, la supervivencia y el desarrollo de los niños (Humanium, 2020) y los métodos eficaces que los países pueden adoptar para proteger a los niños de verse expuestos a esta forma de violencia.

La violencia armada en los países del Triángulo del Norte

Para comprender mejor la complejidad del tema, primero hemos de identificar qué es la violencia armada y cuáles países están experimentando altos niveles de esta violencia. La violencia armada no se limita a la guerra, sino que se produce cada vez más en lugares donde no existen conflictos, incluidos los países de ingresos medios, y tiene graves repercusiones sobre los niños, sus familias y sus comunidades. La violencia armada tiene como consecuencia el desplazamiento forzado de las familias y afecta gravemente a la subsistencia y los ingresos familiares (UNICEF, 2011).

Los países del Triángulo del Norte son El Salvador, Guatemala y Honduras (Humanium, 2020). Se encuentran entre los diez primeros del mundo en cuanto a homicidios, corrupción, tráfico de estupefacientes y violencia pandillera. Los agentes armados no estatales, como los cárteles o las organizaciones delictivas, gozan de influencia en sus comunidades, lo que les permite perpetuar la inseguridad al reclutar por la fuerza a personas en sus filas y utilizar la violencia sexual como instrumento de intimidación y control (Instituto de los Estados Unidos para la Paz, 2018).

Más del 15 % de las víctimas de homicidio en todo el mundo son hombres jóvenes entre los 15 y 29 años de edad procedentes de las Américas, donde Honduras, El Salvador y Guatemala presentaron las tasas de homicidio más altas en 2011 (UNICEF, 2020).  Además, los niños corren peligro, ya que los espacios usualmente seguros, tales como el hogar, la iglesia y la escuela, ya no los protegen de este tipo de riesgos.

En el Triángulo del Norte todavía no es clara la influencia que los cárteles o las «maras» (Moser y Winton, 2002) tienen sobre grupos sociales concretos. Los niños, por ejemplo, son a menudo objeto de explotación. Se convierten en miembros de los cárteles porque, si son capturados, recibirán sentencias menos severas por realizar actividades ilegales. Se les utiliza para la prostitución y la trata de personas, a menudo son secuestrados y se pide un rescate a las familias. Además, la explotación aumenta con los niños migrantes, fenómeno nuevo desde 2014 y que aún no se ha resuelto.

Los niños y las familias no solo buscan refugio al cruzar las fronteras, como lo demuestra el número de personas desplazadas internamente (PDI) en la región. Según el Centro de Vigilancia de los Desplazados Internos, se estima que a finales de 2015 había 714 000 personas provenientes del Triángulo del Norte desplazadas internamente debido a los conflictos y a la violencia (Beltrán, 2017).    

Otros factores sociales también pueden influir en el fomento o la inhibición de la violencia. Entre ellos figuran las políticas económicas y sociales que mantienen las desigualdades socioeconómicas entre las personas, la disponibilidad de armas y las normas sociales y culturales, como el dominio del hombre sobre la mujer, el dominio de los padres sobre los hijos y las normas culturales que defienden la violencia como método aceptable para resolver conflictos.

Las consecuencias de la violencia armada en los niños

Los niños se ven afectados por la violencia armada de varias maneras:

  • Los efectos de la violencia armada en los niños son tanto directos como indirectos.
  • Los efectos directos del combate sobre la salud infantil pueden incluir lesiones, enfermedades, traumas psicológicos y muerte (Kadir, Shenoda & Goldhagen, 2019).
  • Los efectos sobre la salud física, mental, el desarrollo y el comportamiento de los niños son enormes, ya que todos los sistemas orgánicos del niño en desarrollo se ven afectados como resultado de una lesión directa (Shenoda, Kadir, Pitterman & Goldhagen, 2018).
  • La muerte o una lesión de un cuidador cambia considerablemente la vida de un niño y puede obligarlo a asumir responsabilidades que interfieren en su educación.
  • Los efectos indirectos están relacionados con la destrucción de la infraestructura que necesitan los niños para su supervivencia y desarrollo óptimos, las exposiciones ambientales como los defectos de nacimiento y otros esfuerzos posteriores sobre los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de vida inadecuadas (Shenoda, Kadir, Pitterman & Goldhagen, 2018).
  • Los espacios tradicionalmente seguros para los niños, como las escuelas, los hospitales, las iglesias y las zonas de juego se ven cada vez más afectados por los grupos armados como consecuencia de incidentes de fuego cruzado indiscriminado, los saqueos o los ataques directos. Los resultados son interrupciones de  la escolaridad y el deterioro del crecimiento y el desarrollo económicos (Shenoda, Kadir, Pitterman & Goldhagen, 2018).
  • Las poblaciones asediadas o aquellas cuyas granjas y campos han sido destruidos son propensas a la malnutrición aguda y crónica con los consiguientes efectos sobre el crecimiento, los sistemas inmunológico y metabólico, así como el funcionamiento y el desarrollo cognitivo (Shenoda, Kadir, Pitterman & Goldhagen, 2018).
  • Aunque la violencia contra los niños se define como la violencia contra todas las personas menores de 18 años, los efectos de la violencia no terminan al final de la infancia, sino que continúan en la adultez.

Abordar el problema de la violencia armada

“Es imperdonable que los niños sean agredidos, violados, asesinados; y sin embargo, nuestra conciencia no se remueve ni se cuestiona nuestro sentido de la dignidad. Esto representa una crisis fundamental de nuestra civilización.”

Machel, 2013

Esta declaración es reveladora, pero es una realidad desafortunada para los niños que viven en las zonas afectadas por el conflicto. La magnitud del problema exige un enfoque que garantice la protección, la educación y el apoyo psicológico a los niños (Silva, 2016); un enfoque basado en los derechos de los niños que aborde las repercusiones de la violencia armada en los jóvenes de la región y que tenga por objeto prevenir la violencia y hacer frente a ella.

Un modelo socio ecológico para comprender la violencia contra los niños y los adolescentes ha demostrado ser un enfoque eficaz. Se trata de un marco basado en la evidencia de que ningún factor por sí solo puede explicar por qué algunas personas o grupos corren un mayor riesgo de sufrir violencia interpersonal, mientras que otros están más protegidos de ella (Violence Prevention Alliance, 2020). En este marco se considera que la violencia interpersonal es el resultado de la interacción entre muchos factores en cuatro niveles: el individuo, la relación, la comunidad y la sociedad.

  1. En el ámbito individual, la historia personal y los factores biológicos influyen en la manera como los individuos se comportan y aumentan sus probabilidades de convertirse en víctimas o perpetradores de la violencia. Entre estos factores se encuentran el haber sido víctima de maltrato infantil, trastornos psicológicos o de personalidad, abuso de alcohol o sustancias y un historial de comportamiento agresivo o de haber sufrido abusos (Violence Prevention Alliance, 2020).
  2. En el contexto de las relaciones personales se examina la forma en que las relaciones estrechas, como la familia, los amigos, la pareja íntima y los compañeros pueden aumentar los riesgos de convertirse en víctima o autor de la violencia. Por ejemplo, tener amigos violentos puede influir en el hecho de que un joven se involucre en la violencia o se convierta en víctima de ella (Violence Prevention Alliance, 2020).
  3. En el ámbito de la comunidad, donde se entablan las relaciones sociales, como las escuelas, los barrios y los lugares de trabajo, también influyen en la violencia. En este caso, los factores de riesgo pueden ser el nivel de desempleo, la densidad de la población, la movilidad y la existencia de un comercio local de drogas o armas(Violence Prevention Alliance, 2020).
  4. Los factores sociales influyen en el fomento o la inhibición de la violencia. Entre ellos figuran las políticas económicas y sociales que mantienen las desigualdades socioeconómicas entre las personas, la disponibilidad de armas y las normas sociales y culturales, como dominio que ejerce el hombre sobre la mujer, el dominio de los padres sobre los hijos y las normas culturales que defienden la violencia como método aceptable para resolver conflictos (Violence Prevention Alliance, 2020).

El modelo socio ecológico ofrece un marco para que los diseñadores de programas determinen cómo enfocar las actividades de prevención. Para prevenir la violencia, es importante implementar programas y políticas que puedan reducir los factores de riesgo y aumentar los factores de protección en cada uno de los niveles del modelo. Además, el modelo socio ecológico proporciona la base para ayudar a los niños; sin embargo, se requiere más trabajo, en particular en los niños del Triángulo Norte.

¿Cuáles son las posibles soluciones?

Como ya se ha mencionado, la violencia armada contra los niños es una problemática compleja que requiere un enfoque cuidadosamente adaptado con el fin de resolverla. Los niños de los países del Triángulo del Norte necesitan una protección especial y la comunidad debe recibir apoyo para asegurar que puedan disfrutar de una vida sin violencia. Hay varias maneras de lograrlo:

  • Los niños asociados con grupos armados y fuerzas armadas deberían recibir el apoyo necesario para reintegrarse en sus comunidades (ACNUR, 2020).
  • Hacer que los niños, adolescentes y jóvenes puedan reconstruir sus vidas a través del apoyo psicosocial y actividades recreativas y educativas (ACNUR, 2020).
  • Llevar a cabo programas comunitarios basados en la evidencia puede reducir el crimen y la violencia y proteger a los niños que han sido víctimas de esta. Las evidencias sugieren que invertir en iniciativas de prevención que reúnan a grupos locales, iglesias, la policía, los servicios sociales y los organismos gubernamentales puede ser un diferenciador en la reducción de la violencia y la victimización de los jóvenes (Beltrán, 2017).    
  • El apoyo por parte de ACNUR, UNICEF, las comunidades locales y la sociedad civil para ayudar a programas sólidos puede mejorar la transparencia y la rendición de cuentas y abordar la corrupción profundamente arraigada que dificulta el acceso de los ciudadanos a los servicios básicos, debilita las instituciones del Estado y erosiona los cimientos de la democracia (Beltran, 2017).

La creación de un entorno seguro y de apoyo para los niños garantiza que puedan desarrollarse y disfrutar de su infancia sin las perturbaciones de la violencia armada. A los niños expuestos a la violencia armada se les roba su infancia y sufren de problemas crónicos que pueden repercutir en su vida adulta. Debemos instar a los gobiernos y a todas las organizaciones internacionales, especialmente a las del Triángulo del Norte, a que aborden esta cuestión y se aseguren de que ningún niño se quede atrás.

En Humanium, buscamos concienciar sobre la importancia de los derechos que tienen los niños a la vida, la supervivencia, el desarrollo y la protección (Humanium, 2020). ¡Únete a nosotros para hacer realidad el derecho de los niños a un entorno seguro apadrinando a un niño, haciendo una donación o convirtiéndote en voluntario!

Escrito por Igi Nderi    

Traducido por Lorraine Valarino

Revisado por Felipe Chavez

Bibliografía:

Beltran, A. (2017, February 21). Children and Families Fleeing Violence in Central America. Opgehaald van WOLA.

Humanium. (2020, July 28). Children of El Salvador. Opgehaald van Humanium.

Humanium. (2020, July 28). Children of Guatemala. Opgehaald van Humanium.

Humanium. (2020, July 28). Children of Honduras. Opgehaald van Humanium.

Humanium. (2020, July 28). RIght to Life. Opgehaald van Humanium.

Humanium. (2020, July 31). Right to Protection. Opgehaald van Humanium.

Kadir, A., Shenoda, S., & Goldhagen, J. (2019). Effects of armed conflict on child health and development: A systematic review. PLOS ONE, 1.

Machel, G. (2013, November 1). The Six Grave Violations Against Children During Armed Conflict: The Legal Foundation. Opgehaald van Office of the Special Representative of the Secretary-General for Children and Armed Conflict.

Moser, C., & Winton, A. (2002, June 1). Violence in the Central American Region: Towards an Integrated Framework for Violence Reduction. Retrieved from Overseas Development Institute.

Shenoda, S., Kadir, A., Pitterman, S., & Goldhagen, J. (2018). The Effects of Armed Conflict on Children. American Academy of Pediatrics, 2.

Silva, R. (2016, January 2016). Caring for child victims of armed violence in Latin America. Opgehaald van European Commission.

UNHCR. (2020, July 31). Children and Youth Protection. Opgehaald van UNHCR.

UNICEF. (2011, March 22). Armed Violence Reduction. Child protection from violence, exploitation and abuse. Opgehaald van UNICEF.

UNICEF. (2020, July 28). Armed Violence Prevention and Reduction Multi-Country Programme in Latin America and the Caribbean. Retrieved from UNICEF.

United States Institute of Peace. (2018, September 25). What Drives Violence In Central America’s Northern Triangle. Understanding and Addressing Conflict, Instability and Immigration. Opgehaald van United States Institute of Peace.

Violence Prevention Alliance. (2020, July 31). The Ecological Framework. Opgehaald van Violence Prevention Alliance.