Japón está en plena mutación legislativa con respecto a los derechos parentales. Una nueva reforma del Código Civil, la primera en 77 años, pone en marcha un cambio importante en cuanto a la custodia compartida después del divorcio. No obstante, este proyecto de ley tan esperado recibe duras críticas y provoca una profunda división en la sociedad japonesa. ¿Acaso es suficiente esta reforma para responder a los desafíos propuestos por el sistema actual o hacen falta otras reformas para garantizar la protección y el bienestar de niños y padres?
Un contexto jurídico y social en evolución
Desde hace varios años, la presión internacional para que Japón modernice el derecho de familia no ha dejado de crecer, en particular en lo relativo a la custodia de los niños después del divorcio. Al principio, Japón solo permitía una custodia exclusiva, que a menudo se le concedía a la madre, lo que dejaba a muchos padres sin contacto alguno con sus hijos. (McCurry, 2024).
Desde el 17 de mayo de 2024, una modificación del Código Civil japonés establece la posibilidad de una custodia compartida de los hijos en caso de divorcio, con el objetivo de que los dos progenitores contribuyan a la educación de los hijos incluso después de la separación. Esta reforma permite a los padres divorciados elegir entre la custodia exclusiva y la compartida. Los padres que elijan la custodia compartida tendrán derecho a ver a sus hijos y tomarán de mutuo acuerdo con sus exparejas decisiones tan importantes como las operaciones quirúrgicas, la escolaridad, las solicitudes de pasaporte o las mudanzas.
Si la pareja no llega a acuerdos en cuanto a cuál modalidad elegir o si hay sospechas de abuso o violencia por parte de uno de los padres, corresponderá al tribunal de asuntos familiares en Japón tomar una decisión conforme al interés superior del niño (Courrier international, 2024). Esta reforma refleja la voluntad de modernizar las estructuras familiares en Japón, así como alinearse con los asuntos internacionales sobre derechos parentales y de la niñez.
Reacciones mixtas
La reforma está lejos de despertar la unanimidad. Por un lado, algunos de los padres que no pueden ver a sus hijos ven una luz de esperanza en esta ley. Según una encuesta gubernamental de 2021, uno de cada tres niños de padres divorciados termina perdiendo por completo el contacto con el progenitor que no tiene la custodia. La nueva ley remediaría esta situación. (Le Figaro, 2024).
Por otro lado, una petición en línea en contra de la custodia compartida debido al riesgo de abuso que podría conllevar, había recogido, el 21 de mayo de 2024, más de 242.000 firmas. Según una encuesta en línea realizada en 2022, el 80% de los 2500 padres separados interrogados excluirían la custodia compartida después del divorcio. (Le Monde, 2024).
Las feministas y algunas asociaciones de defensa de los derechos de las mujeres se preocupan por las implicaciones de esta reforma. Una red de apoyo nacional a las mujeres víctimas de violencia expresa sus preocupaciones con respecto a un posible aumento de casos en que la violencia doméstica continúe después del divorcio, y que tanto padres como hijos sigan atrapados en situaciones de maltrato. (TV5 Monde, 2024).
Los grupos de defensa de los derechos humanos piensan que las madres que se han librado de la violencia económica o psicológica, agravadas a menudo por la desigualdad financiera, corren el riesgo de verse obligadas a volver a las relaciones abusivas debido a la custodia compartida. (France 24, 2024).
Por otra parte, los detractores de la reforma ponen de relieve que Japón, con una brecha salarial del 21% entre ambos géneros, la más grande del G7 y casi el doble de la de Francia, está marcado por formas de violencia doméstica muy difíciles de demostrar, como la violencia económica, pero no menos deplorables tanto para las mujeres como para los niños que la padecen. (France 24, 2024).
Instalaciones y servicios a la niñez
Un aspecto fundamental que hay que tener en cuenta es el impacto de la reforma en los niños. Si la custodia compartida pretende que se mantengan los vínculos entre los dos padres, hay que ponerse manos a la obra para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños. Ante los casos de violencia doméstica, la custodia compartida puede volverse un factor de peligro y de estrés.
Las necesidades de los niños en cuanto a cómo tratarlas, así como la atención psicológica no tiene suficiente cobertura en la reforma actual. Para completar esta reforma, es fundamental implementar servicios especializados para familias en situación difícil, recursos educativos, así como intervenciones en salud mental. El Parlamento Europeo y los Estados Unidos ha conminado a Japón a fortalecer su compromiso para implementar el Convenio de La Haya, lo que demuestra la importancia de las reformas complementarias para proteger a los niños (Le Monde, 2024).
Repercusión en los derechos de los niños
La reforma podría tener consecuencias directas sobre el cumplimiento de los derechos de los niños. Que los vínculos entre el padre y la madre se mantengan podría tener efectos positivos en el desarrollo emocional y social de los pequeños. Varias denuncias de personas a las que se les ha privado de ver a sus hijos después del divorcio sacan a la luz las lagunas actuales de la ley, así como la necesidad de adoptar medidas más firmes.
Es el caso de Vincent Fichot. Este francés fue objeto de atención internacional al llevar a cabo una huelga de hambre contra la pérdida de contacto con sus hijos como consecuencia del divorcio con su mujer de nacionalidad japonesa, lo que puso de relieve los defectos del sistema de custodia exclusiva del país. (Baconin, 2024).
Protección de los niños contra malos tratos y explotación
Ahora bien, algunas personas expresan su preocupación con respecto al bienestar de los niños en los casos de maltrato infantil. Aunque la ley excluya la custodia compartida en los casos de violencia o abuso, sigue habiendo situaciones en las que uno de los padres impone por la fuerza un acuerdo de custodia compartida, aprovechándose de un desequilibrio de poder. Conforme a las críticas formuladas, del mismo modo, la incapacidad para demostrar un abuso por carecer de prueba de cara a los tribunales podría conllevar una orden de custodia compartida (The Japan Times, 2024).
En este tipo de situaciones de abuso y violencia, la custodia compartida podría exponer a los niños a riesgos cada vez mayores de ser víctimas de violencia, explotación y coacción. El estrés y el miedo de vivir con adultos abusivos pueden agravar los problemas de salud mental de los niños, y provocar ansiedad, depresión y demás problemas psicológicos. Es fundamental aprobar medidas de protección para garantizar su seguridad. (Khalil, 2024).
No obstante, cabe señalar que el proyecto de ley establece que si un niño está en una situación de peligro, el tribunal de familia solo podrá concederle la custodia exclusiva a uno de los padres. Además, se han añadido disposiciones para prevenir las situaciones en las que un progenitor pueda imponer por la fuerza la custodia compartida al aprovecharse de un desequilibrio de poder, y para garantizar que el acuerdo refleje las “verdaderas intenciones” de las dos partes. (Benoza, 2024).
Hacia un enfoque completo y equilibrado
Para que la reforma del Código Civil resulte realmente eficaz y provechosa, debe ir acompañada de reformas complementarias. Es preciso tomar medidas para fortalecer la protección contra la violencia doméstica, promover la igualdad de género y denunciar la sustracción parental de menores. (TV5 Monde, 2024).
Asimismo, el sistema jurídico tiene que evolucionar para responder mejor a las necesidades de los niños para garantizar su bienestar y desarrollo armónico. Esto incluye la puesta en marcha de servicios especializados para las familias en situaciones difíciles y una mayor colaboración con las organizaciones de apoyo comunitario.
La reforma de la custodia compartida después del divorcio en Japón es un paso hacia el camino correcto, pero no es suficiente por sí sola. Hacen falta otras reformas para crear un entorno familiar más justo y seguro.
El bienestar de los niños, en particular, debe figurar entre las preocupaciones legislativas fundamentales, con lo que se presta especial atención a las dinámicas de poder y a los riesgos de ser víctimas de violencia (Le Monde, 2024). Para que esta transformación se dé por completo, es importante que Japón siga evolucionando hacia un marco legal y social que proteja a todos los miembros de la familia de manera igualitaria y segura.
Humanium se dedica a la protección de los derechos del niño, lo que implica a la vez promover la preservación de los vínculos entre padres e hijos de manera que la seguridad y el bienestar de estos últimos estén garantizados. Tu participación es importante. Plantéate hacerte voluntario, socio o contribuir con una donación si te apasiona nuestra misión.
Escrito por Jeanne-Marie Quashie
Traducido por J.R.
Revisado por Gisela E. Valdés
Bibliografía:
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