Niños en contextos bélicos

Los niños víctimas de conflictos armados

En los últimos 10 años, el número estimado de niños muertos como resultado de la guerra es de unos 10 millones. Las situaciones derivadas de los conflictos armados afectan principalmente a los niños por su vulnerabilidad. Solos e indefensos a causa del caos reinante, algunos son reclutados a la fuerza en milicias y otros explotados. Los derechos fundamentales de estos niños son descaradamente ignorados, en beneficio de actos bárbaros y crueles. Muchos de ellos acaban profundamente traumatizados, malheridos e incluso discapacitados.

Categorías de los niños víctimas de la guerra

Los conflictos armados crean e infligen un gran sufrimiento a la población. A menudo, los niños son las primeras víctimas. Su situación puede clasificarse en las siguientes categorías:

Víctimas civiles:En conflictos armados, escuelas e incluso hospitales son objetivos de las fuerzas armadas. De este modo, miles de personas inocentes se convierten en víctimas de ataques y, tras el final de un conflicto, minas antipersonas, bombas de racimo y otros restos explosivos continúan golpeando a civiles. Como resultado, mucha gente, niños en su mayoría, mueren cada año.

– Niños soldados: Se define a un niño soldado como cualquier persona de menos de dieciocho años la cual es miembro de fuerzas gubernamentales armadas o de un grupo armado regular o irregular o asociado con estas fuerzas, habiendo o no un conflicto armado (1).

– Niños desplazados: Durante conflictos armados, un gran número de niños son separados de sus padres o de las personas responsables al cargo. En este caso existen diferentes categorías de niños desplazados.

– Huérfanos: A causa de la guerra, muchos niños se quedan huérfanos tras la muerte de sus padres.

– Niños heridos o discapacitados: También pueden resultar heridos, mutilados o discapacitados a causa de las atrocidades que han tenido que vivir.

– Niños encarcelados: Durante un conflicto, los niños son frecuentemente encarcelados. Las razones de estos encarcelamientos son diversas, pero en la mayoría de casos son resultado de la asociación de los niños con fuerzas armadas de un Estado.

– Niños explotados (explotación sexual o trabajos forzados): A menudo, los niños son víctimas de abusos sexuales, sometidos a trabajos forzados u obligados a participar en actos crueles. En el caso de la violencia sexual, la mayoría de veces se incrementa considerablemente durante los períodos de conflictos.

¿Por qué las situaciones creadas por conflictos armados tienen repercusión en los niños en particular?

Ante el caos de un conflicto armado, los niños son los más perjudicados. Son todavía demasiado jóvenes para comprender lo que está ocurriendo o no tienen ninguna forma de defenderse contra el peligro. Son vulnerables y se convierten en un objetivo fácil que las fuerzas armadas no tienen reparos en explotar.

Si no son asesinados, mutilados, encarcelados o violados como resultado de barbaries, son sexualmente explotados o esclavizados. Además, la violación es, en ocasiones, utilizada como táctica de guerra contra niños y mujeres para torturar, herir, obtener información, intimidar o castigar.

En muchos casos, las guerras rompen familias, separando a los niños de sus progenitores. Abandonados a su suerte, se encuentran solos, asustados, perdidos y necesitados, ya que son incapaces de cuidar de sí mismos. Para sobrevivir, a menudo se ven forzados a huir de su país.

En referencia al reclutamiento de niños soldados, la principal razón por la que las fuerzas armadas eligen niños frente a los adultos se explica por la facilidad en convencerles a unirse a estos grupos y en manipularles más tarde. Los niños son inocentes, inconscientes del peligro y “mucho más baratos”. Además tienden a obedecer y no desafían a la autoridad. En una difícil situación, los jóvenes ven este reclutamiento como una forma de resolver sus problemas.

Las consecuencias de la guerra en los niños

«Más de un millón de niños han muerto en los últimos diez años como resultado de guerras comenzadas por adultos, bien por ser objetivos civiles o muertos en combate como niños soldados. El número de niños heridos o discapacitados es tres veces mayor, habiendo incluso más sufriendo enfermedades, malnutrición, violencia sexual y sufriendo duras dificultades y penurias. Un incontable número niños ha sido enfrentado a la angustia de la pérdida de sus hogares, sus pertenencias y personas cercanas. En tales condiciones, todas las constantes necesarias para el desarrollo de los niños son seriamente coartadas y los daños psicológicos de los conflictos armados son incalculables.(1)»

Consecuencias directas

Pese al hecho de que las guerras afectan también a los adultos, desafortunadamente los niños son, demasiado a menudo, las víctimas directas e indefensas de los horrores cometidos contra sus familias.

En cada conflicto, numerosos niños son asesinados, heridos o incluso explotados. Otros son encarcelados, forzados a dejar su país para sobrevivir o a unirse a las fuerzas armadas convirtiéndose en “niños soldados”. Muchos se encuentran huérfanos y sin protección.

Otras consecuencias pueden ser añadidas a esta lista. Frente a los horrores de la guerra, los niños son sujetos a profundos traumas emocionales que los marcan y cambian para siempre. Estas heridas emocionales son difíciles de cicatrizar y tienen serias repercusiones en su vida futura.

Estos niños, incapaces de crecer en una atmósfera de confianza y habiendo tenido que hacer frente a atrocidades desde muy jóvenes, desarrollan la convicción de que la violencia es una forma como cualquier otra de resolver disputas, y por ello es difícil enviar un mensaje de paz y de seguridad internacional a futuras generaciones.

Consecuencias indirectas

Los niños son también afectados por la guerra de una forma más indirecta. Los conflictos armados, además, conllevan la destrucción de infraestructuras y servicios básicos (hospitales, escuelas…), lo que impide a los niños tener acceso a la educación, a la sanidad y a otros cuidados. La mayoría del tiempo se encuentran sin protección.

La solución: prevenir los conflictos

La prevención de conflictos armados es la única forma de poder mejorar las vidas de los niños víctimas de la guerra. Mediante la colaboración con los gobiernos, muchos actores (las Naciones Unidas [ONU] u otras organizaciones internacionales) pueden contribuir a la implementación de la acción preventiva.

La ONU utiliza diferentes técnicas para prevenir o gestionar conflictos entre dos países y para crear condiciones de un retorno a una paz duradera. Como ejemplo, las operaciones de mantenimiento de paz tienen como objetivo el establecimiento de la presencia de las Naciones Unidas en países en conflicto (con su consentimiento) y, en ese caso, La ONU tiene entonces la posibilidad de desplegar y mantener tropas sobre el terreno, policía y personal civil. Esta gente tiene la misión de garantizar la seguridad y conseguir el apoyo político necesario para la consolidación de la paz.

Las protecciones de la Ley Internacional

En la ley humanitaria internacional, un niño está protegido no sólo de una forma general como una persona no participante en hostilidades, sino que además disfruta de una protección especial por la cualidad de ser particularmente vulnerable. Un niño que participa en hostilidades es igualmente protegido.

Protecciones generales

  • La Convención de Ginebra en relación a la protección de individuos civiles en tiempos de guerra (art. 27 al 34) y su protocolo adicional de 1977 relativo a la conducción de hostilidades (art. 48, 51 y 75): las garantías fundamentales asumidas por estos textos, tales como el derecho al respeto a la vida, a la integridad física y moral, la prohibición de los servicios corporales forzados, de torturas, castigos colectivos y represalias, son aplicables a los niños.

Un niño tiene el derecho a estas protecciones, tanto en casos de conflictos armados internacionales como en su ausencia, debido al principio del segundo protocolo adicional, según el cual “ni la población civil ni los individuos civiles serán objeto de ataques»

Protecciones específicas

      • El primer protocolo adicional relativo al comportamiento durante las hostilidades: Establece el principio de protección especial destinado a los niños, según el cual “los niños serán objeto de un respeto especial y serán protegido contra cualquier forma de asalto indecente (art. 77). Las Partes en conflicto les proveerán los cuidados y ayuda que requieran, ya sea por su edad o por cualquier otra razón.” Este principio, además, es aplicable a los casos de conflictos armados no internacionales.

Este Protocolo obliga a los Estados a tomar todas las medidas necesarias para evitar que los niños menores de 15 años participen en hostilidades y prohíbe su reclutamiento en fuerza armadas.

      • Segundo protocolo adicional: prohíbe el reclutamiento así como la participación en hostilidades, directa e indirectamente, para niños menores de 15 años.
      • Protocolo Opcional a la Convención de los Derechos de los Niños (2000): se refiere a la utilización de los niños en conflictos armados y, en su totalidad, refuerza la protección de los niños en dichos conflictos.

«Más de 25 artículos de la Convención de Ginebra y sus protocolos adicionales específicos incumben a los niños, incluyendo normas sobre la pena de muerte, el acceso a la alimentación y a la atención médica, la educación en zonas en conflicto, la detención, la separación de sus familias y la participación en hostilidades. Los derechos garantizados por la Convención de los Derechos del Niño, prácticamente ratificados en todo el mundo, son también aplicables durante los conflictos armados.» (2)

Traducido por: Gonzalo Silla Gozalvo
Corregido por: Margarita Escandell