Se calcula que existen alrededor de 147 millones de niños huérfanos en el mundo (Shawar y Shiffman, 2023). Aunque se trata de estadísticas bien documentadas, existe un temor generalizado de que el número real pueda ser aún mayor. Estos jóvenes enfrentan numerosas dificultades al lidar con el duelo, la incertidumbre y la idea de un futuro desolador. Al estar en una posición vulnerable y propensa a las adversidades, necesitan mayor asistencia y acompañamiento adicional.
Entendiendo las definiciones
Tradicionalmente un niño que ha perdido a uno o ambos padres por la muerte se conoce como huérfano. Sin embargo, en la actualidad el significado se ha ampliado para incluira los niños y niñas a quienes se les haya privado del cuidado parental por diversas razones, como el abuso, el abandono, o circunstancias en las que los padres no tienen la capacidad de proporcionar el cuidado pertinente. Esta definición expandida surge como respuesta a la necesidad de soluciones integrales que reflejen la variedad y complejidad de situaciones que provocan la orfandad.
Cifras y regiones afectadas
Es fundamental reconocer las cifras de niños huérfanos en el mundo para que los responsables políticos, las organizaciones y las comunidades establezcan medidas concretas, distribuyan los recursos de forma eficaz y promuevan políticas que aborden las necesidades particulares de una de las poblaciones más vulnerables. Dada la variedad de metodología de registro en distintos países, es difícil determinar las cifras exactas. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, se estima una cifra de alrededor de 147 millones de huérfanos en el mundo.
A nivel regional, el África subsahariana arrastra un peso enorme a sus espaldas, con un alto nivel de orfandad consiguiente a la epidemia de VIH/SIDA, al igual que la cruda realidad de la hambruna y otras causas relacionadas a la pobreza presentes en esa zona (Nar, 2021). El continente asiático, en particular el Sudeste Asiático y Siria, también atraviesa una importante situación de orfandad, a raíz de causas como la pobreza, los conflictos y los desastres naturales (Nar, 2021). En Latinoamérica, el Caribe y la zona Este de Europa, los huérfanos atraviesan adversidades que involucran la inestabilidad política y la desigualdad económica.
Marco jurídico e internacional
Existe una amplia variedad de leyes y acuerdos que priorizan y protegen los derechos y el bienestar integral de los niños huérfanos. Un tratado crucial en la materia es la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, establecida en 1989 por las Naciones Unidas para detallar los derechos fundamentales de los niños, incluidos quienes carecen del cuidado de sus progenitores. El tratado resalta que todos los niños huérfanos, sin distinción por nacionalidad, color o circunstancias, tienen el derecho a una calidad de vida digna, así como a recibir protección, educación y acceso a la atención sanitaria.
Además, las Directrices de las Naciones Unidas para el Cuidado Alternativo de los Niños tienen por objeto promover la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño y de las disposiciones pertinentes de otros instrumentos internacionales relativos a la protección y al bienestar de los niños privados del cuidado parental o en peligro de encontrarse en esa situación.
Estas directices sirven para garantizar dos aspectos clave: en primer lugar, reducir las instancias en que se colocan a los niños en acogimiento alternativo cuando no es necesario, y en segundo lugar, procurar que cualquier acogimiento fuera del hogar sea compatible con los derechos y las necesidades específicas del niño involucrado.
El Convenio de la Haya para la Protección de los Niños y la Cooperación en Materia de Adopción Internacional es otro instrumento legal que se estableció para garantizar que durante el proceso de adopción internacional siempre se anteponga el interés superior del huérfano (La Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado, 1993). El objetivo de este tratado es asegurar que las adopciones internacionales velen por el interés superior del niño para prevenir situaciones de sustracción, venta o trata de niños.
Causas de orfandad alrededor del mundo
La crisis de orfandad es un fenómeno complejo conformado por una serie de factores entrelazados que abarcan ámbitos sociales, económicos, naturales y sanitarios. Al tener esto en consideración, es posible identificar varios factores entrelazados que resultan en la crisis de orfandad: algunos son más globales, mientras que otros repercuten más en regiones específicas del mundo.
Pobreza
La pobreza es una gran contribuyente a la orfandad a la orfandad, y afecta de forma desproporcionada a las familias que pertenecen a regiones o comunidades económicamente vulnerables del mundo.
Las circunstancias de pobreza contribuyen significativamente a la situación de vulnerabilidad que viven los niños, lo que lleva a que las estructuras familiares se rompan debido a la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas. En muchos países en desarrollo, la falta de acceso a la salud, la educación y los recursos básicos perpetúa un ciclo de pobreza que deja huérfanos a los niños, ya sea por la pérdida de los padres a causa de enfermedades prevenibles o por los desafíos que surgen de las terribles condiciones económicas.
Abandono y abuso infantil
El abandono ocurre cuando los progenitores, por varios motivos, dejan de cumplir con sus responsabilidades parentales y despojan a los niños de los lazos familiares necesarios para su crecimiento y estabilidad. Ya sea por dificultades económicas, enfermedades o luchas personales, este abandono expone a los niños a situaciones en las que carecen de las estructuras de apoyo necesarias, lo que aumenta su vulnerabilidad ante los peligros de la vida.
Del mismo modo, el abuso, ya sea físico, emocional o sexual, crea un entorno de riesgo y peligro para los niños. En casos más graves de maltrato, para garantizar la seguridad de los niños, los organismos de protección de la infancia pueden retirarlos de sus hogares y, por ende, provocar la orfandad. Tanto el abandono como el maltrato desmantelan la base protectora que debe proporcionar una familia a un niño, y los expone a circunstancias que ponen en riesgo su bienestar y desarrollo.
Conflictos armados e inestabilidad política
Existe una estrecha relación entre las cifras de orfandad, los conflictos armados y la inestabilidad política en países asolados por conflictos prolongados, como Sudán del Sur, Afganistán y Siria. Un ejemplo para ilustrar esta situación es la crisis en Siria, que se prolonga desde 2011 y ha causado la muerte o el desplazamiento interno de un gran número de personas. Aunque se desconoce el número exacto de huérfanos en Siria debido a la constante migración de refugiados, se calcula que la guerra dejó huérfanos a alrededor de un millón de niños (Nar, 2021).
Del mismo modo, la larga historia de violencia y agitación política de Afganistán ha dejado un número importante de huérfanos, mientras que el conflicto interno de Sudán del Sur no solo ha provocado la pérdida de los padres, sino que también ha creado un entorno en el que es más probable que los niños sean reclutados por grupos armados y continúen el círculo vicioso de la violencia, además de la pérdida de vidas y de la infancia.
Epidemias sanitarias
Las enfermedades, sobre todo las infecciosas, también contribuyen significativamente al trágico fenómeno de la orfandad. Entre estas enfermedades, el VIH/SIDA ha sido una fuerza especialmente devastadora.
Según los datos, en 2022 había alrededor de 14 millones de niños huérfanos en todo el mundo debido a muertes relacionadas con el SIDA (Our World in Data, 2023). Los mismos datos afirman que los países con mayor número de huérfanos a causa del SIDA/VIH son Mozambique, Tanzania, Sudáfrica, Zambia, la República Democrática del Congo, Botsuana y Namibia.
La pérdida de los padres a causa de enfermedades relacionadas al SIDA a menudo aumenta las dificultades emocionales y económicas inmediatas para los niños, además de perpetuar un ciclo de vulnerabilidad en sus vidas. Estos niños deben enfrentarse a dificultades como la estigmatización, la discriminación y el acceso limitado a servicios esenciales.
Además, la pandemia mundial de COVID-19 ha añadido una nueva capa de complejidad a la crisis de orfandad. Aunque aún no se han establecido las cifras exactas, según algunos estudios, más de 1.5 millones de niños menores de dieciocho años han visto cómo el COVID- 19 se cobraba la vida de sus padres, abuelos o cuidadores a finales de abril de 2021 (Chu et al, 2022).
Catástrofes naturales
Las catástrofes naturales son trágicas precursoras del aumento de la orfandad, pues dejan a su paso devastación y trastornan la vida de innumerables familias. Uno de los ejemplos más impactantes es el terremoto de Haití de 2010. El terremoto en Haití fue una catástrofe que provocó una destrucción generalizada, y se calcula que 220,000 personas perdieron la vida y alrededor de 1.5 millones se quedaron sin hogar (Naciones Unidas, 2022).
La cifra exacta de niños que quedaron huérfanos debido a la catástrofe no se ha determinado con precisión hasta el día de hoy, pero las cifras oscilan entre decenas (Laillet, 2020) y cientos de miles de niños (Arce and O’Brien, 2011), lo que se suma a una situación de orfandad en Haití que ya era crítica.
Las consecuencias perdurables de la orfandad
Las consecuencias de la orfandad van mucho más allá de la pérdida inmediata del cuidado de los padres y pueden tener efectos duraderos en el bienestar físico, emocional y social de los niños huérfanos.
La educación suele verse gravemente afectada por la orfandad, ya que la inestabilidad causada por la pérdida de la orientación parental puede resultar en interrupciones parciales o totales de la escolarización de los niños. La falta de respaldo económico y de participación de los padres puede dificultar el éxito educativo, perpetuando un ciclo de oportunidades limitadas para estos niños vulnerables.
Otra preocupación para los huérfanos es el refugio. La ausencia de un entorno familiar acogedor puede exponerles al riesgo de quedarse sin hogar o de vivir en condiciones inadecuadas, lo que pone en peligro su bienestar y desarrollo generales. Las dificultades para cubrir necesidades básicas como la alimentación, la ropa y un espacio seguro amplifican las penurias a las que muchos huérfanos se enfrentan a diario.
Otro factor vulnerable es el cuidado de la salud, ya que los huérfanos están más expuestos a enfermedades, desnutrición y a asistencia sanitaria inadecuada. La falta de supervisión y orientación por parte de los padres puede llevarles a descuidar hábitos de higiene esenciales, lo que agrava su susceptibilidad a diversos riesgos para la salud.
Los niños huérfanos también corren un mayor riesgo de ser víctimas de la trata infantil, especialmente en las zonas pobres. Los traficantes se aprovechan de la falta de resguardo de los lazos familiares y someten a los huérfanos a trabajos forzados, explotación sexual u otras formas de abuso, perpetuando un ciclo de victimización. Del mismo modo, la orfandad también aumenta la probabilidad de sufrir abusos sexuales y físicos, ya que la ausencia de protección y orientación parental los deja expuestos a posibles depredadores que pueden explotar su vulnerabilidad.
Desde el punto de vista psicológico, la pérdida de las figuras paternales y un entorno familiar estable puede generar sentimientos de abandono, soledad y una sensación genralizada de inseguridad. Los huérfanos suelen tener dificultades con su identidad, ya que la ausencia de los vínculos familiares obstaculiza su sentido de pertenencia y autoestima.
El trauma generado por la orfandad puede manifestarse de distintas formas y provocar problemas como ansiedad, depresión y desorden de estrés postraumático.
Además, la falta de acompañamiento emocional permanente puede dificultar el desarrollo de mecanismos de afrontamiento, resiliencia y la capacidad de establecer vínculos de confianza.
Trabajar juntos para transformar las vidas de los huérfanos
A pesar de las innumerables adversidades a las que se enfrentan los huérfanos, existe la esperanza de un futuro mejor, ya que las comunidades y organizaciones de todo el mundo reconocen cada vez más la importancia de proporcionar apoyo y atención a estos niños vulnerables.
Las organizaciones internacionales trabajan incansablemente para aplicar la normativa mencionada y contribuir con los niños huérfanos de todo el mundo. Al mismo tiempo, los gobiernos deben establecer y hacer cumplir leyes que protejan sus derechos, incluidas las relacionadas con la adopción, el bienestar infantil y el trabajo infantil.
Al tener en cuenta la verdadera importancia de que un niño viva y se desarrolle en un entorno familiar enriquedor, los gobiernos deben facilitar y dar prioridad a las opciones de cuidado familiares, como la acogida en hogares de guarda y el acogimiento por familiares, para garantizar que los niños huérfanos tengan la oportunidad de crecer en entornos afectuosos y enriquecedores.
Además, los gobiernos pueden proporcionar ayuda económica, servicios de asesoramiento y apoyo legal a las familias y a los parientes de los niños que estén dispuestos a cuidar de ellos, fortaleciendo así la unidad familiar y promoviendo el bienestar de estos niños vulnerables.
Adicionalmente, las ONG pueden proporcionar apoyo psicosocial y asesoramiento para ayudar a los niños huérfanos a sobrellevar su pérdida y superar cualquier trauma que puedan haber sufrido. También pueden facilitar y proporcionar el albergue y los cuidados inmediatos a los niños huérfanos cuando sea necesario, como en casos de catástrofes naturales y conflictos armados.
Por último, cada persona puede contribuir a mejorar la situación de los huérfanos apoyando a organizaciones dedicadas a su bienestar, ofreciendo voluntariamente su tiempo y sus habilidades, y fomentando una sociedad compasiva e integradora que priorice el bienestar de todos los niños. Mediante esfuerzos conjuntos, podemos crear un entorno más esperanzador y solidario, que garantice que todos los huérfanos tengan la oportunidad de llevar una vida plena y empoderada.
Escrito por Zeljka Mazinjanin
Revisión interna de Aditi Partha
Traducido por Gracielita Escobar
Revisado por Gabriela Pacheco
Actualizado por última vez el 18 de febrero de 2024
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