En 2025, Nueva Zelanda registró la tasa de suicidio juvenil más alta entre los países de altos ingresos. En Aotearoa (nombre maorí de Nueva Zelanda), muchas familias siguen afrontando la pérdida de sus hijos e hijas, pese a años de debate público y numerosos intentos de reforma. Sin embargo, este problema no puede entenderse de forma aislada: forma parte de una crisis de salud mental mucho más amplia. Las encuestas internacionales más recientes muestran que los niños, niñas y adolescentes neozelandeses se encuentran entre los que presentan los niveles de bienestar más bajos del mundo.
Suicidio juvenil en Nueva Zelanda: qué dicen las cifras
Los datos y clasificaciones sanitarias más recientes reflejan con claridad la gravedad de la crisis de salud mental infantil en el país. En mayo de 2025, Nueva Zelanda ocupaba el puesto 32 de 36 entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en bienestar infantil general, y el último lugar en salud mental de niños, niñas y jóvenes.
La tasa de suicidio en jóvenes de 15 a 19 años es especialmente alarmante: casi triplica el promedio de los países de altos ingresos (UNICEF Office of Research – Innocenti, 2025). Solo entre el 1 de julio de 2023 y el 30 de junio de 2024, se reportaron 617 muertes presuntamente auto infligidas, lo que equivale a una tasa ajustada por edad de 11.2 por cada 100,000 personas. En el año fiscal 2023-2024, 445 de estas muertes correspondieron a varones y 172 a mujeres. La tasa masculina, además, se ha mantenido prácticamente sin cambios en los últimos 15 años (Te Whatu Ora, 2024).
Estas cifras generan una profunda preocupación por los derechos de la infancia neozelandesa, en particular el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, así como el derecho a la salud, tal como lo establece la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
¿Quiénes enfrentan un riesgo mayor?
Algunos grupos de jóvenes neozelandeses se ven afectados de manera desproporcionada por el suicidio. Por ejemplo, las tasas entre la juventud maorí son casi el doble que las de la población no maorí: 16.3 frente a 9.0 por cada 100,000 jóvenes en 2022–2023 (Ministry of Health, 2025; Te Whatu Ora, 2024). Entre los jóvenes del Pacífico de 15 y 24 años las tasas de suicidio son aproximadamente 1.5 veces más altas que las de los adultos del mismo origen, de 25 a 44 años (Ministry of Health, 2025).
Los jóvenes de la comunidad LGBTQ+ presentan tasas más altas de pensamientos y tentativas suicidas, y más de la mitad reporta síntomas depresivos. Casi uno de cada dos jóvenes con discapacidad también ha tenido ideas suicidas, vinculadas estrechamente con el estigma, la discriminación y la falta de apoyo adecuado (Ministry of Health, 2025; Radio New Zealand, 2025a).
Los jóvenes bajo la tutela de Oranga Tamariki, la institución de protección infantil en Nueva Zelanda, tienen casi cuatro veces más probabilidades de haber intentado suicidarse en el último año que sus pares. Y quienes ya reciben atención en servicios de salud mental enfrentan un riesgo aún mayor: sus tasas de suicidio son casi 19 veces más altas que las de quienes no acceden a estos servicios (Ministry of Health, 2025). Las tasas también son más elevadas en las zonas rurales, donde el aislamiento, el estigma y la falta de servicios hacen que los jóvenes sean especialmente vulnerables.
Existen además diferencias por género: la tasa de suicidio entre los varones jóvenes es más del doble que la de las mujeres, aunque estas últimas tienden a intentar suicidarse con mayor frecuencia, siguiendo una tendencia observada a nivel mundial (Mental Health Foundation of New Zealand, 2023; Ministry of Health, 2025).
Más allá de las cifras: causas del suicidio juvenil y de los problemas de salud mental en Nueva Zelanda
En los últimos años, la salud mental de los jóvenes de entre 15 y 24 años ha empeorado. Cada vez son más quienes dicen sentir angustia, ansiedad, depresión o pensamientos suicidas (Lillis, 2025; Te Hiringa Mahara, 2025). Uno de los factores más comunes es el acoso, tanto en línea como presencial. Los datos más recientes indican que Nueva Zelanda tiene la segunda tasa de acoso escolar más alta del mundo (Mana Mokopuna, 2025).

El acoso y la exclusión social pueden generar pensamientos suicidas. Muchos jóvenes suman a esto otras presiones del día a día: las altas expectativas académicas, el estrés financiero y las pocas oportunidades laborales, que también afectan su bienestar emocional (Holman & Williams, 2020).
Las condiciones en que crecen y viven los jóvenes influyen directamente en su salud mental. Quienes habitan en zonas desfavorecidas suelen experimentar un mayor malestar psicológico y tienen más probabilidades de tener pensamientos o intentos suicidas que quienes viven en comunidades con más recursos (Mental Health Foundation of New Zealand, 2023). La pobreza, la falta de una vivienda estable y la inseguridad alimentaria añaden una carga adicional sobre la salud mental.
La falta de financiamiento suficiente para los servicios de salud mental impide que muchos jóvenes reciban ayuda cuando la necesitan (Ministry of Health and Wellbeing Commission, 2025; Radio New Zealand, 2025a). La pandemia de COVID-19 también dejó efectos duraderos, aumentando la soledad y la desigualdad. Además, los entornos digitales inseguros y la presión de las redes sociales han profundizado la sensación de aislamiento entre la juventud (Radio New Zealand, 2025a).
2025: Nueva Zelanda refuerza su lucha contra el suicidio juvenil
En 2025, el gobierno neozelandés lanzó varias iniciativas clave para mejorar el bienestar mental de los jóvenes, incluyendo un aumento significativo del financiamiento destinado a los servicios de salud mental (Doocey, 2025a).
También presentó el Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025–2029, un programa quinquenal que contempla 34 medidas centradas en mejorar el acceso a los servicios de apoyo, fortalecer al personal especializado, fomentar la intervención temprana y profundizar la comprensión del suicidio. Este plan busca tanto prevenir los suicidios como acompañar a quienes ya se han visto afectados (Ministry of Health, 2025; Radio New Zealand, 2025b).
Algunos defensores de la salud mental y la Comisión de Salud Mental y Bienestar coinciden en que la prevención del suicidio debe integrarse en todas las políticas públicas, con una colaboración más estrecha entre los distintos organismos gubernamentales (Ministry of Health and Wellbeing Commission, 2025).
El ministro de Salud Mental, Matt Doocey, destacó el proceso de elaboración del plan: «Me enorgullece especialmente que este plan se base en la experiencia vivida. Más de 400 personas y organizaciones participaron en el proceso de consulta, incluidas muchas que han atravesado momentos de angustia o perdido a alguien por suicidio. Sus aportes dieron forma a estas acciones y nos ayudaron a garantizar que enfoquemos los esfuerzos en las áreas correctas» (Doocey, 2025b).
A pesar de estos avances, los críticos, incluida la Comisionada para la Infancia y la propia Comisión de Salud Mental y Bienestar, advierten que los recursos no siempre llegan a los servicios de primera línea con la rapidez ni la equidad necesarias, especialmente en las comunidades más vulnerables (Ministry of Health and Wellbeing Commission, 2025; Radio New Zealand, 2025a).
Respuestas locales frente al suicidio juvenil
Reducir las tasas de suicidio juvenil requiere más que acciones gubernamentales: también implica un cambio social y un fuerte apoyo comunitario. Jóvenes whānau (palabra maorí para referirse a familias extendidas o comunidades cercanas) y prestadores de servicios coinciden en la importancia de incluir la experiencia vivida y la identidad cultural en todos los programas de apoyo.
El acompañamiento entre pares, los servicios escolares y comunitarios, así como la ayuda en línea, pueden hacer que los jóvenes se sientan menos avergonzados y más acompañados (Ministry of Health and Wellbeing Commission, 2025; Radio New Zealand, 2025a).
Al hablar de estrategias para enfrentar dificultades, los propios jóvenes destacan la importancia del apoyo mutuo, de contar con espacios seguros y de participar en programas que fomenten el sentido de pertenencia. También piden campañas nacionales que normalicen las conversaciones sobre salud mental y suicidio, mejor acceso a orientación psicológica, entornos más inclusivos y medidas contra problemas estructurales como la pobreza, la violencia y la marginación cultural (Holman & Williams, 2020).
Las iniciativas eficaces incluyen programas gestionados por whānau y comunidades que fortalezcan la identidad cultural, especialmente entre familias maoríes y del Pacífico, así como programas escolares a largo plazo que promuevan la salud mental y el acompañamiento entre jóvenes. Mantener estos esfuerzos requiere una colaboración entre el gobierno, las comunidades, las escuelas, los iwi (unidades sociales maoríes), los investigadores y las familias.
Cómo cuidar la salud mental de los jóvenes
Prevenir el suicidio juvenil requiere equidad y responsabilidad. Los informes públicos frecuentes y la supervisión independiente pueden impulsar las mejoras necesarias y fortalecer la confianza de la población. Es fundamental que la información sea clara y que el seguimiento sea cercano para garantizar que los recursos y apoyos se dirijan a donde más se necesitan, sobre todo los jóvenes maoríes, del Pacífico, LGBTQ+, con discapacidad o bajo tutela estatal, de manera que todos tengan acceso al apoyo necesario para prosperar.
Incorporar la prevención en escuelas, servicios sociales, organismos de salud, familias y el propio gobierno refuerza tanto la rendición de cuentas como el acceso equitativo a una atención que puede salvar vidas (Ministry of Health, 2025; Radio New Zealand, 2025a).
Los expertos coinciden en que las acciones aisladas no bastan. Prevenir el suicidio requiere un enfoque integral que combine inversión en programas de apoyo con atención a los determinantes sociales, como la pobreza, la calidad de la vivienda y el acceso a una alimentación adecuada. También es necesario implementar iniciativas contra el acoso escolar y fomentar la educación emocional, además de mejorar la recopilación de datos sobre suicidio mediante estadísticas actualizadas, de calidad y desglosadas (Mana Mokopuna, 2025; Radio New Zealand, 2025a).
Recomendaciones clave de expertos y defensores:
- Financiar de manera equitativa los servicios comunitarios de salud mental juvenil, especialmente aquellos dirigidos a jóvenes maoríes, de la comunidad LGBTQ+ y otros grupos marginados, para evitar el cierre de programas esenciales a pequeña escala.
- Recopilar y publicar datos de calidad sobre la mortalidad infantil que permitan diseñar intervenciones específicas (Radio New Zealand, 2025a).
- Integrar la prevención del suicidio en todas las políticas y sectores, desde la educación y la seguridad digital hasta los servicios sociales y la protección infantil.
- Promover estrategias de intervención temprana y de fortalecimiento de la resiliencia que incluyan entornos digitales seguros, educación inclusiva, redes de apoyo sólidas y la participación de los jóvenes en la toma de decisiones (Ministry of Health and Wellbeing Commission, 2025).
- Atender las causas clínicas y sociales de los problemas de salud mental, como la pobreza, la falta de una vivienda estable, la inseguridad alimentaria, el acoso y el estrés familiar.
- Apoyar a las whānau mediante viviendas seguras, seguridad alimentaria y atención en salud mental accesible y centrada en los jóvenes.

La prevención del suicidio juvenil debe comenzar desde la raíz, abordando las causas profundas y asegurando que el apoyo sea local, bien financiado y respetuoso de la diversidad cultural. En Humanium, una organización internacional dedicada a promover y proteger los derechos de la infancia en todo el mundo, apoyamos estos esfuerzos fomentando la resiliencia, promoviendo la seguridad digital, celebrando la diversidad de identidades y amplificando las voces de los jóvenes en la toma de decisiones. A través de esta labor, buscamos garantizar que cada niño, niña y adolescente disfrute plenamente de su derecho a la vida y al bienestar. Tú también puedes sumarte a esta causa: hazte voluntario, apadrina a un niño o realiza una donación.
Escrito por Or Salama
Traducido por Rocío Piña
Revisado por Gabriela Pacheco
Referencias:
Doocey, M. (2025a, May 22). Budget 2025: Mental distress 111 calls to get a mental health response. Retrieved from National at https://www.national.org.nz/news/20250522-mental-distress-111-calls-to-get-a-mental-health-response, accessed on September 27, 2025.
Doocey, M. (2025b, June 17). Targeted action on suicide prevention [Press release]. Retrieved from the New Zealand Government at https://www.beehive.govt.nz/release/targeted-action-suicide-prevention, accessed on August 28, 2025.
Holman, M. S., & Williams, M. N. (2020). Young New Zealanders’ beliefs about youth suicide and how it can be prevented. Retrieved from New Zealand Journal of Psychology at https://www.psychology.org.nz/application/files/7615/9538/4266/Holman_and_Williams_22-28.pdf, accessed on August 28, 2025.
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