Explorar y expresar la propia sexualidad es una parte natural del desarrollo humano, especialmente durante la adolescencia. Esta parte crucial involucra cambios físicos, hormonales, y psicológicos que moldean a los individuos en su transición de niños a adultos. Sin embargo, definir la adolescencia es complejo, ya que está influida por las expectativas culturales y las variaciones legislativas en todo el mundo.
Cómo definir la adolescencia
La adolescencia es una fase crítica en el proceso de desarrollo humano. Es un periodo de transición durante el cual el individuo experimenta cambios físicos, hormonales y psicológicos (Hegde A. et al., 2022). El concepto de adolescencia no es fácil de definir, ya que cada niño alcanza la madurez a una edad diferente.
Además, el proceso de transición de la infancia a la edad adulta está influido por el contexto y el entorno, como se refleja en la amplia variación de las expectativas culturales de los adolescentes en las legislaciones nacionales, que establecen diferentes umbrales para el acceso a las actividades adultas, y en los organismos internacionales, que emplean diversos intervalos de edad para definir la adolescencia. En un sentido amplio, la adolescencia puede entenderse generalmente como el período de vida que va de los diez a los dieciocho años (General Comment No. 20, 2016).
Estadísticas sobre el comportamiento sexual de los adolescentes
En 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) examinó las tendencias sexuales entre los estudiantes de quince años de treinta y cinco países. Si bien el estudio reveló que hay un mayor porcentaje de chicos que mantienen relaciones sexuales en comparación con las chicas, las nuevas tendencias indicaban que el número de chicas activas al cumplir los quince años era igual o superior.
Sin embargo, aunque se registró este cambio de tendencia, la edad a la que la mayoría de los chicos mantuvieron relaciones sexuales por primera vez siguió siendo inferior a la de las chicas, lo que demuestra que el género puede influir en la sexualidad adolescente. El estudio también indicaba que la edad media de la primera relación sexual en la mayoría de los países era de dieciséis a diecinueve años para las chicas, y de diecisiete a diecinueve años para los chicos (Long, M, 2023).
Desarrollo de la sexualidad en los adolescentes
El desarrollo de la sexualidad comienza temprano, en el útero, y continúa a lo largo de toda la vida. La adolescencia desempeña un papel vital en la determinación de la propia sexualidad, ya que conlleva una profunda alteración de los sustratos hormonales, anatómicos y neuropsicológicos de la sexualidad, así como estos cambios tienen una importancia interpersonal, familiar y social. Los estilos de crianza y las actitudes hacia la sexualidad, el entorno familiar, las relaciones entre iguales y la influencia de la cultura y la comunidad son los sustratos sociales que influyen en el desarrollo de la sexualidad de un individuo (Hegde A. et al., 2022).
El desarrollo de la sexualidad adolescente consta de cuatro dominios del ciclo de respuesta sexual: deseo sexual, excitación sexual, conductas sexuales y funcionamiento sexual. Los comportamientos sexuales incluyen la abstinencia, la masturbación y el sexo en pareja (Hegde A. et al., 2022).
La abstinencia en la adolescencia se describe como la abstención de comportamientos sexuales orales, vaginales o anales (Hegde A. et al., 2022). La práctica de la abstinencia está sujeta a diferencias culturales, sociales y religiosas, y su pertinencia y eficacia están siempre en tela de juicio.
De hecho, según la OMS, los programas basados exclusivamente en la abstinencia son ineficaces para prevenir la actividad sexual precoz y los comportamientos de riesgo, y potencialmente perjudiciales para la salud sexual y reproductiva de los jóvenes (OMS, 2023). En algunos países desarrollados, la abstinencia se caracteriza por anillos de pureza y votos de castidad destinados a evitar las relaciones sexuales antes del matrimonio, mientras que en algunos países en desarrollo la abstinencia se impone mediante la mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales, que son perjudiciales para el desarrollo sexual de los adolescentes (Long, M., 2023).
La masturbación es el segundo comportamiento sexual más frecuente entre los adolescentes. Aunque está muy estigmatizada y condenada por la sociedad, la medicina la considera un comportamiento normal desde el punto de vista del desarrollo. La edad de inicio de la masturbación no está bien definida en la bibliografía, pero los estudios retrospectivos estipulan que es a los trece años en los hombres y a los quince en las mujeres. La masturbación es más frecuente entre los adolescentes varones que entre las mujeres y persiste a lo largo de toda la vida (Hegde A. et al., 2022).
El comportamiento sexual en pareja incluye besos, tocar partes erógenas del cuerpo, masturbación proporcionada por la pareja, cunnilingus, felación, coito pene-vaginal y coito pene-anal. Otro comportamiento contemporáneo que se incluye en este repertorio es el intercambio sexual a través de medios electrónicos, generalmente conocido como sexo telefónico o sexting. Los comportamientos sexuales no coitales en pareja constituyen la mayor parte de la experiencia sexual de los adolescentes (Hegde A. et al., 2022).
Diferencias de género
Larsson afirmó que «lo que llamamos sexualidad sana y natural se forma a partir de la sociedad en la que vivimos y depende de nuestro género». Como indica esta cita, los niños aprenden sobre la sexualidad a través de una perspectiva de género (Hegde A. et al., 2022). Se han observado diferencias de género en las emociones relacionadas con la actividad sexual.
Los chicos dicen sentirse más orgullosos después del sexo, mientras que las chicas dicen sentirse «sucias» y avergonzadas. También se pone de relieve el doble rasero sexual en la percepción de la virginidad, ya que las mujeres ven su virginidad como un regalo para dar a un cónyuge apreciado, mientras que más varones la ven como un estigma y una falta de oportunidades sexuales (Hegde A. et al., 2022).
Edad mínima de consentimiento para mantener relaciones sexuales
La «edad de consentimiento» es la edad mínima a la que una persona se considera legalmente competente para consentir actos sexuales. Como resultado, si una persona mayor de la edad de consentimiento participa en una actividad sexual con una pareja menor de edad, esta actividad puede considerarse estupro. De hecho, en algunas jurisdicciones, un acto sexual puede considerarse estupro, incluso si todos los participantes son menores de edad (World population review, 2023).
Las leyes sobre la edad de consentimiento varían considerablemente en todo el mundo. La mayoría de los países exigen que los jóvenes tengan al menos catorce años antes de mantener relaciones sexuales. Sin embargo, hay excepciones como Angola y Filipinas, donde ambos fijan la edad de consentimiento en doce años, la más baja del mundo.
Otros países, como Níger y Japón, han fijado en trece años la edad de consentimiento. Además, varios países de Asia y África exigen que las personas estén casadas antes de poder mantener relaciones sexuales legalmente. Entre ellos se encuentran Libia, Afganistán y Arabia Saudí, todos ellos muy conservadores en cuestiones de género y sexualidad (World population review, 2023).
Muchos países, estados o territorios también tienen exenciones por «proximidad de edad», comúnmente llamadas cláusulas «Romeo y Julieta». Estas leyes pueden eliminar la responsabilidad legal cuando todos los participantes en un acto sexual son menores de edad (por ejemplo, dos jóvenes de dieciséis años). En las zonas que no cuentan con exenciones por cercanía de edad, es posible que una persona que no haya alcanzado la edad de consentimiento sea considerada responsable de mantener relaciones sexuales con otra persona menor de edad (World population review, 2023).
Aunque la mayoría de los países europeos fijan la edad de consentimiento entre los dieciséis y los diecisiete años, otros, como Malta y Ciudad del Vaticano, exigen que los jóvenes tengan al menos dieciocho años antes de mantener relaciones sexuales legalmente.
La edad de consentimiento más baja de Europa es de catorce años, que se aplica en países como Austria, Italia, Serbia, Alemania y Portugal (World population review, 2023). En Estados Unidos, cada estado decide individualmente la edad de consentimiento, que oscila entre los dieciséis y los dieciocho años. La mayoría de los países de Sudamérica eligen los catorce años como edad de consentimiento, incluidos Paraguay, Perú, Brasil, Bolivia y Ecuador. Sin embargo, Chile y Argentina tienen las edades de consentimiento más altas de América, con dieciocho años (World population review, 2023).
Adolescentes lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales
La adolescencia es una etapa del desarrollo durante la cual el individuo experimenta y descubre sobre sí mismo. La investigación no sugiere de forma definitiva si los intereses y actividades homosexuales en la adolescencia persistirán o no en la edad adulta. Por lo tanto, la sexualidad entre personas del mismo sexo a menudo se percibe como insignificante, transitoria y más bien experimental (Hegde A. et al., 2022).
Este grupo de adolescentes sufre humillación, menosprecio, acoso y discriminación, así como se les niega el acceso a la educación y la justicia. También es más probable que sufran violaciones y agresiones sexuales. Estas experiencias se han relacionado con la baja autoestima, la depresión, el suicidio y la falta de vivienda. Los adolescentes que son lesbianas, gais, bisexuales, transexuales o intersexuales necesitan que se respete su libertad de expresión, su identidad de género y su autonomía emergente. No deben ser sometidos a «tratamientos» para intentar cambiar su orientación sexual (Save the Children, 2022).
Adolescentes con discapacidad
A los adolescentes con discapacidad se les niega ampliamente el acceso a información y servicios de salud sexual y reproductiva y pueden ser sometidos a esterilización o anticoncepción forzadas, lo que constituye una violación directa de sus derechos y puede equivaler a tortura o malos tratos. Los adolescentes con discapacidad son desproporcionadamente vulnerables a la violencia física y sexual, así como al matrimonio infantil o forzado, y se les niega sistemáticamente el acceso a la justicia o a la compensación (General Comment No. 20, 2016).
Adolescentes con VIH/SIDA
Los adolescentes son el único grupo de edad en el que aumentan las muertes por sida. Los adolescentes pueden enfrentarse a dificultades para acceder al tratamiento antirretroviral y seguirlo. La necesidad de obtener el consentimiento de los tutores para acceder a los servicios relacionados con el VIH, la divulgación y el estigma son algunas de las barreras. Las adolescentes se ven afectadas de manera desproporcionada, ya que representan dos tercios de las nuevas infecciones (General Comment No. 20, 2016).
Los adolescentes deben tener acceso a servicios confidenciales de pruebas, tratamiento y asesoramiento sobre el VIH. Deben ser atendidos por personal capacitado que respete plenamente su derecho a la privacidad y a la no discriminación. Además, los gobiernos deberían considerar la revisión de la legislación específica sobre el VIH que penaliza la transmisión no intencionada del VIH y la no revelación del propio estado serológico respecto al VIH (Save the Children, 2022).
El papel de los padres y los compañeros
La educación sexual dota a los niños y jóvenes de los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que les ayudan a proteger su salud, desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas, tomar decisiones responsables y comprender y proteger los derechos de los demás (OMS, 2023).
Los padres son la principal fuente de información para que cualquier niño adquiera conocimientos sobre sexualidad. Algunos de los componentes de la cultura sexual familiar son las actitudes de género, las palabras para designar los genitales, la exposición a la desnudez adulta, las citas y los comportamientos sexuales de los padres, las conversaciones sobre sexo y reproducción en la familia y las normas para una relación diádica, que influyen en el conocimiento de la sexualidad por parte de los adolescentes. La relación entre padres e hijos es un aspecto importante que afecta a la actitud del adolescente hacia la sexualidad.
Sin embargo, en la mayoría de las sociedades conservadoras, el concepto de sexualidad no se discute bien en el seno de la familia. Los padres dudan en proporcionar una educación sexual adecuada a sus hijos por varias razones. Puede deberse a la falta de educación de los padres, a la relación entre padres e hijos, a la actitud negativa de los padres hacia la sexualidad, a la ansiedad por la seguridad de sus hijos o a que se sienten incómodos hablando de sexo con sus hijos (Hegde A. et al., 2022).
Los compañeros influyen en la sexualidad y el comportamiento sexual de los adolescentes proporcionando modelos de estilo de vida convencionales o desviados, proporcionando modelos de actitudes y comportamientos sexuales, sirviendo como fuentes de información y fuentes de aprobación y desaprobación social para determinadas actitudes y comportamientos, y proporcionando parejas sexuales y potenciales (Hegde A. et al., 2022).
Educación sexual integral
Los niños y los adolescentes tienen derecho a ser educados sobre sí mismos y sobre el mundo que les rodea de una manera apropiada para su edad y desarrollo, así como necesitan este aprendizaje para su salud y bienestar. Por este motivo, las directrices mundiales de las Naciones Unidas indican que la educación sexual integral (ESI) debe comenzar a los cinco años, edad en la que suele empezar la educación formal.
Sin embargo, enseñar sobre sexualidad no significa necesariamente enseñar sobre sexo. Por ejemplo, para los grupos de menor edad, la ESI puede ayudar a los niños a conocer su cuerpo y reconocer sus sentimientos y emociones, al tiempo que se habla de la vida familiar y los diferentes tipos de relaciones, la toma de decisiones, los principios básicos del consentimiento y qué hacer en caso de violencia, acoso o abuso. Este tipo de aprendizaje establece las bases para relaciones sanas durante la vida (OMS, 2023).
Sin embargo, todavía hay muchos opositores entre padres y profesores a la educación sexual en la escuela. Existe la creencia generalizada de que las discusiones sobre el crecimiento, el desarrollo de las relaciones sexuales y el uso de anticonceptivos pueden aumentar el interés de los adolescentes por el sexo y animarles a tener su primera relación sexual demasiado pronto. Además, existen muchas preocupaciones sobre la incompatibilidad de la educación sexual con los valores tradicionales en algunos contextos culturales y sociales (UNESCO, 2018).
Al mismo tiempo, los datos de las investigaciones demuestran que en los países en los que se imparte educación sexual integral en las escuelas, los adolescentes no necesariamente se vuelven sexualmente activos a una edad temprana, sino que demuestran un mayor nivel de conocimientos sobre el VIH, las ETS y los métodos anticonceptivos. Además, se ha demostrado que la ESI contribuye a reducir los embarazos no deseados, las ETS y la violencia de género (UNESCO, 2018).
Hoy en día, la educación sexual tiene lugar en las escuelas, en entornos comunitarios o en línea en todo el mundo, incluso en México, España, Grecia, Albania, Bulgaria y otros países donde la iglesia tiene tradicionalmente una gran influencia sobre la vida social y la educación. A menudo, la educación sexual forma parte de un currículo más amplio de educación sobre la salud basado en habilidades para la vida diaria. Los elementos de la educación sexual pueden incorporarse a la biología o los estudios sociales u otras asignaturas, en las que se debaten las relaciones, los valores, la vida familiar y la crianza de los hijos (UNESCO, 2018).
Medios de comunicación y contenidos en línea
En la era actual de digitalización y globalización, las plataformas en línea constituyen una importante fuente de creación del comportamiento sexual (Hegde A. et al., 2022). Los mensajes de los medios de comunicación suelen contener una gran cantidad de contenido sexual y a menudo presentan información poco saludable, poco realista, inexacta e incompleta sobre el sexo y la salud sexual (Scull, T.M. y Malik, C.V., 2023).
Aunque las restricciones parentales en sitios de redes sociales como YouTube ofrecen cierta protección contra la exposición a contenidos sexuales, las vastas fuentes de información de la televisión, el cine e internet son casi imposibles de filtrar por completo (Nguyen T., 2021).
La opinión pública está de acuerdo en que la exposición temprana a los medios de comunicación influye negativamente en el comportamiento y las actitudes de los jóvenes, pero sigue sin estar claro hasta qué punto. Hasta ahora, las pruebas han demostrado que las representaciones poco realistas del sexo en los medios de comunicación podrían contribuir a comportamientos y expectativas sexuales de riesgo (Nguyen T., 2021).
Los adolescentes pueden sufrir la interiorización de estándares ideales a partir de una representación inadecuada de la imagen corporal y una demostración de actividad sexual demasiado ambiciosa, lo que se traduce en una baja autoestima y en canales socialmente inaceptables de expresión y necesidades sexuales. Esto puede contribuir así a un retraimiento social y sexual apropiado que se anticipe a los estándares ideales que se perciben, preformados e inalcanzables, lo que da lugar a un círculo vicioso (Hegde A. et al., 2022).
Sin embargo, los medios de comunicación sexuales también pueden ofrecer beneficios que se pasan por alto debido a esta opinión popular, como ser una fuente potencial para la educación en salud sexual. Por ejemplo, se ha descubierto que el entretenimiento, como los programas de televisión, tiene efectos positivos en las actitudes sexuales de los adolescentes. Por ejemplo, los adolescentes de entre doce y diecisiete años declararon en una encuesta que ver la serie «Friends» les ayudó a mejorar sus conocimientos sobre los preservativos y a facilitar las conversaciones sobre su eficacia con sus padres.
Otro estudio reveló que exponer a los jóvenes a las consecuencias negativas del sexo en los medios de comunicación provocaba juicios morales más negativos sobre las relaciones prematrimoniales de riesgo. Estos datos sugieren que los medios de comunicación sexuales pueden ser beneficiosos para la salud sexual y el desarrollo, pero sólo si estas representaciones son realistas y contienen conocimientos útiles (Nguyen T., 2021).
Políticas y servicios para el bienestar de los adolescentes
En su Observación General n.º 20, el Comité de la CDN afirma que todos los adolescentes «deben tener acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, información y educación gratuitos, confidenciales, adaptados a los adolescentes y no discriminatorios». Para los adolescentes, en particular las niñas, el acceso a los servicios de salud reproductiva o sexual es crucial para su bienestar y su salud general.
La mayoría de los Estados miembros de la UE regulan el acceso de los niños a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los métodos anticonceptivos, del mismo modo que otros servicios sanitarios. Por lo tanto, las mismas limitaciones a las que se enfrentarían los niños al acceder a los servicios de salud general se aplican al acceso a los servicios de salud reproductiva o sexual (FRA, 2018).
Además, el Comité insta a los Estados a que adopten políticas integrales de salud sexual y reproductiva para adolescentes que tengan en cuenta el género y la sexualidad, haciendo hincapié en que el acceso desigual de los adolescentes a dicha información, productos y servicios equivale a discriminación. La falta de acceso a dichos servicios contribuye a que las adolescentes sean el grupo con mayor riesgo de morir o sufrir lesiones graves o de por vida durante el embarazo y el parto.
Todos los adolescentes deben tener acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, información y educación gratuitos, confidenciales, adaptados a los adolescentes y no discriminatorios, disponibles tanto en línea como en persona, en particular sobre planificación familiar, anticoncepción, incluida la anticoncepción de emergencia, prevención, atención y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual, asesoramiento, atención previa a la concepción, servicios de salud materna e higiene menstrual (General Comment No. 20, 2016).
El Comité insta a los Estados a despenalizar el aborto para garantizar que las niñas tengan acceso a servicios de aborto seguro y postaborto, revisar la legislación para garantizar el interés superior de las adolescentes embarazadas y asegurar que sus opiniones sean siempre escuchadas y respetadas en las decisiones relacionadas con el aborto (General Comment No. 20, 2016).
La educación sobre salud sexual y reproductiva adecuada a la edad, integral e inclusiva, basada en pruebas científicas y normas de derechos humanos y elaborada con los adolescentes, debe formar parte del plan de estudios escolar obligatorio y llegar a los adolescentes no escolarizados.
Debe prestarse atención a la igualdad de género, la diversidad sexual, los derechos de salud sexual y reproductiva, la paternidad responsable y el comportamiento sexual y la prevención de la violencia, así como a la prevención de los embarazos precoces y las infecciones de transmisión sexual. La información debe estar disponible en formatos alternativos para garantizar la accesibilidad a todos los adolescentes, especialmente a los adolescentes con discapacidad (General Comment No. 20, 2016).
Escrito por Arianna Braga
Revisión interna por Aditi Partha
Traducido por Adrian Cuellar Correa
Corregido por Desirée Riñé Prados
Última actualización el 4 de diciembre de 2023
Referencias:
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