Niños de Uruguay

Descubriendo los Derechos del Niño en Uruguay

Los niños y niñas de Uruguay aún no son totalmente conscientes de sus derechos, a pesar del gran esfuerzo del gobierno en las últimas dos décadas para mejorar sus vidas. Los niños y niñas siguen lidiando no solo con la falta de información, sino también con algunas de las tasas de encarcelamiento más altas de América Latina, la violencia doméstica y de género, así como con una vida sumida en la pobreza que los empuja a obtener ingresos (Naciones Unidas, 2020).

Índice de los Derechos del Niño: 8,80 / 10
Nivel amarillo: Situación satisfactoria

Población: 3,4 millones de habitantes
Pob. de 0 à 14 años: 20,34 %

Esperanza de vida: 78 años
Mortalidad en menores de 5 años: 7,8 ‰

Uruguay de un vistazo

Uruguay está situado en el sur de América Latina, limita con Brasil por el norte y con Argentina por el oeste. La costa del Océano Atlántico, en el este, atrae a turistas de todo el mundo por sus bonitas playas salvajes. Casi la mitad de la población vive en la capital, Montevideo. Más del 40 % de los ciudadanos son católicos romanos, seguido de un 11 % de cristianos y un 0,5 % de judíos. Gracias a su agradable clima subtropical, los veranos son cálidos y los inviernos suaves con precipitaciones constantes (Datos Mundial, s. f.)

Los parques nacionales y las reservas naturales se extienden por todo el país, con animales como serpientes venenosas e insectos que forman parte de la rica flora y fauna uruguaya. Uruguay tiene una fuerte presencia agrícola, pero, como todos los países, no es inmune a la crisis financiera causada por el COVID-19.

Las autoridades siguen haciendo todo lo posible para proteger a los más vulnerables, es decir, los niños y los ancianos. Por otro lado, los retos de la sociedad en materia de discriminación por razones de sexo, edad y raza siguen siendo algunos de los problemas más evidentes (Banco Mundial, 2022).

A diferencia de lo que sucede en otros países latinoamericanos, los casos de pobreza extrema son poco habituales. Más del 60 % de la población del país pertenece a la clase media, lo que allana el camino hacia la igualdad. La población del segundo país más pequeño de Sudamérica está formada principalmente por descendientes de inmigrantes españoles e italianos.

Teniendo en cuenta su pasado colonial español, no sorprende que el idioma oficial sea el español uruguayo. El país pasó por una serie de inestabilidades políticas y luchas por la independencia que finalmente lo llevaron a la victoria y a la primera constitución en el siglo XIX (National Geographic Kids, s. f.).

Estado de los derechos del niño [1]

Aunque la población infantil en Uruguay está disminuyendo lentamente, el gobierno tomó las medidas necesarias para proteger a los menores en virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1990. Un estudio realizado en 1994 mostró cómo la mayoría de los niños del país, incluidos los de las zonas rurales, crecen con las necesidades básicas cubiertas (Naciones Unidas, 1995). Las autoridades uruguayas se rigen por el Código del Niño de 1934, que indica claramente que «el interés superior del niño debe guiar todas las medidas prácticas y procedimientos legales que afecten a los niños» (Naciones Unidas, 1995).

En 2008, Uruguay ratificó el acuerdo para incluir un marco más reforzado que sirviera para impulsar la educación inclusiva y ayudar a los niños con discapacidad a escolarizarse. Maestros, psicólogos y educadores asisten sistemáticamente a talleres y formaciones para mejorar sus habilidades técnicas.

Se distribuyen libros de texto nuevos a miles de estudiantes para ayudarles en su aprendizaje. De esta manera, todos los estudiantes tienen acceso a un plan de estudios y a la educación, lo que les ayuda a lograr el éxito académico y a reforzar la confianza en sí mismos (UNICEF, 2022).

Según el Comité de la ONU, los niños afrouruguayos se enfrentan a discriminación racial en el país. Se ha observado que la mayoría de estos niños tienen muy pocas posibilidades de matricularse en la universidad después de la secundaria. Las tasas de abandono escolar también son significativamente más altas en comparación con otros grupos étnicos. La mayoría de estos estudiantes viven en los barrios más pobres, por lo que a menudo son marginados y estigmatizados.

«El Comité también está preocupado por la desproporcionada vulnerabilidad ante la pobreza de las mujeres, los afrodescendientes y los niños, en particular los menores de 6 años».

– CRIN, 2013

Uruguay ratificó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2009. Sin embargo, tanto niños como adultos carecen de acceso a los servicios sanitarios. Las organizaciones humanitarias proponen que el país adopte medidas para educar al público sobre la importancia de las sociedades inclusivas. Uruguay también es conocido por los numerosos casos de padres que oficialmente se niegan a cuidar de sus hijos, lo que a su vez deja a mujeres y niños solos, algo que ya de por sí es un estigma social en el país (CRIN, 2013).

Abordar las necesidades de los niños

Derecho a la educación

Los niños tanto indígenas como negros de Uruguay se enfrentan a un sinfín de dificultades en el sistema educativo. Según los datos disponibles, estos estudiantes tienen más probabilidades de abandonar la escuela por varias razones. Algunos de ellos tendrán que empezar a trabajar jóvenes para ayudar a sus familias, mientras que otros son víctimas de discriminación y otros castigos más severos.

Las niñas también abandonan la escuela para ser madres, lo que podría ser peligroso y perjudicial para su salud reproductiva a una edad tan temprana. Con el fin de progresar y mejorar la situación de los niños escolarizados, el país debería concienciar a la sociedad de los beneficios de la educación (CRIN, 2013).

La mayoría de las familias que viven en zonas rurales no tienen estabilidad económica y a menudo carecen de acceso a las necesidades básicas. La pobreza, combinada con las condiciones insalubres en la escuela, empeora la situación. Las autoridades están trabajando en iniciativas que atraigan de nuevo a los niños a la escuela para que conozcan los peligros del embarazo adolescente y eviten el trabajo infantil (CRIN, 2013). En el lado positivo, casi el 98 % de los niños de Uruguay completan la educación primaria, mientras que el 44 % se gradúan de la escuela secundaria (Naciones Unidas, 2020). 

Aunque la asistencia a la escuela primaria es gratuita y accesible para la mayoría de los niños, los deficientes resultados académicos siguen demostrando la baja calidad de la educación. Se estima que el 44 % de los niños terminan la escuela primaria sin saber leer ni escribir. La crisis del aprendizaje tiene consecuencias negativas en la capacidad del país para construir capital humano.

Afortunadamente, todavía no es demasiado tarde para tomar medidas, ya que «la pobreza de aprendizaje en Uruguay es un 8,6 % inferior a la media de la región de América Latina y el Caribe». Sin embargo, Uruguay sigue estando un 28,5 % por debajo de la media de los países de ingresos altos (Banco Mundial, 2022). 

Los niños en conflicto con la ley, los niños con discapacidades y las víctimas de la trata de niños se inscriben en programas especiales que les enseñan no solo materias escolares, sino también habilidades de comunicación y de la vida real, como cocinar y cultivar sus propios alimentos. Debido a la presencia de proyectos de apoyo en el barrio, estos niños tienen más posibilidades de romper el círculo vicioso al adquirir nuevas competencias a una edad temprana (Consejo Mundial de Iglesias, 2018).

Algunas organizaciones no gubernamentales de Uruguay ofrecen puestos de trabajo y pasantías para niños de estas áreas. Al transformar sus condiciones de vida, las fundaciones esperan promover oportunidades que cambien la vida de los niños.  

Derecho a la salud

Los casos de embarazos adolescentes están en aumento, ya que la mayoría de las niñas que viven en zonas rurales tienden a casarse antes de cumplir los 18 años. El país carece de marcos educativos en los que se enseñen a los menores las consecuencias negativas de casarse y tener hijos precozmente. Esta práctica tan poco saludable está directamente relacionada con un elevado índice de abandono escolar. Por ello, el gobierno debería dar becas y animar a las jóvenes a seguir estudiando para tener mejores oportunidades profesionales (CRIN, 2013).  

Los niños que están en la escuela secundaria corren un mayor riesgo de sucumbir a la adicción a las drogas y el alcohol. En lugar de buscar ayuda de amigos, familiares o especialistas, algunos de estos estudiantes caen en la depresión y se suicidan.

«En 2019, hubo 34 suicidios entre adolescentes.»

– Naciones Unidas, 2020

Además, los adolescentes que sufren problemas de salud mental no tienen medios para buscar ayuda, simplemente porque no hay una división en el sistema sanitario destinada a ayudar a los pacientes de su edad y perfil. Es importante que Uruguay prevenga y proteja a los jóvenes estudiantes a través de una asistencia sanitaria adecuada y personalizada.

Aunque el país no tiene un gran número de pacientes con SIDA/VIH, ha habido un aumento constante de los nuevos casos. Los niños sin techo y los jóvenes drogadictos tienen más probabilidades de contraer el virus. Los huérfanos que perdieron a sus padres debido a la enfermedad no solo son discriminados, sino que también tienen una mayor probabilidad de vivir en la pobreza extrema. Los niños que mendigan o trabajan en las calles deben recibir ayuda y apoyo de los servicios sociales y las organizaciones humanitarias. Es crucial para su salud física y mental que tengan acceso a hogares y escuelas saneadas (Aldeas Infantiles SOS, s. f.).

Derecho a la protección

Las mujeres y los niños en la sociedad sufren diversas formas de discriminación y tienen un acceso limitado a los servicios sanitarios y a la educación, especialmente en las zonas pobres. No existe un procedimiento eficaz para las víctimas de violencia, ni hay suficientes refugios para que puedan quedarse. Para empeorar las cosas, las niñas con discapacidad suelen ser maltratadas y sometidas a explotación sexual. Además, es probable que los perpetradores se salgan con la suya, ya que la policía local no hace un buen trabajo investigando y castigando a los culpables (CRIN, 2013).

El racismo en las escuelas está dirigido contra grupos concretos, formados por niños uruguayos afrodescendientes. La mayor parte de la población del país proviene de África, Europa y tribus indígenas. Los africanos llegaron a Uruguay durante el periodo esclavista de los siglos XVIII y XIX. Los europeos llegaron después de la abolición de la esclavitud y ahora forman una mayoría entre los tres. También es importante señalar que, dentro del sistema educativo, a menudo se enseña a los niños desde una perspectiva que favorece a los niños blancos (Bucheli M, 2018).

Las políticas públicas han demostrado ser una forma eficaz de combatir el racismo, pero el problema no termina de desaparecer. La prosperidad económica y la estabilidad incitan a las personas a ser más inclusivas y comprensivas. América Latina está luchando por mantener un alto nivel de vida, y muchos países de la región ni siquiera han alcanzado esa etapa todavía (Bucheli M, 2018).

Uruguay está esbozando un plan nacional para fomentar la educación inclusiva y no discriminatoria para todos, ya que los niños afrodescendientes todavía tienen tasas de graduación más bajas y cuotas de abandono escolar más elevadas (Naciones Unidas, 2020). 

Factores de riesgo -> Desafíos específicos del país

Pobreza

Uruguay es considerado uno de los países más desarrollados de Sudamérica, con un sistema democrático fuerte y una riqueza bastante bien distribuida. A pesar de su éxito, la pobreza infantil y las infraestructuras deficientes siguen siendo una realidad. Alrededor del 10 % de la población, niños incluidos, vive en la pobreza en lo que se conocía como la «Suiza de América Latina» (Aldeas Infantiles SOS, s. f.).

Según los informes del gobierno, después de la pandemia de COVID-19, otros 772 niños y sus familias perdieron sus hogares. Algunos de ellos terminaron en refugios familiares, y otros no tuvieron otra opción que vivir en las calles. Incluso durante la pandemia de 2021, había menos niños sin techo. Este aumento de la tasa de pobreza en el país ejerce la influencia más negativa en la generación más joven, especialmente en los niños menores de seis años (Martin R. A, 2022).

«En 2020, un niño de 0 a 5 años tenía nueve veces más probabilidades de vivir en un hogar que vivía por debajo del umbral de pobreza que una persona mayor de 65 años.»

– UNICEF, 2021

La situación general empeoró no solo por la pandemia, sino también por la afluencia de refugiados de países vecinos. El gobierno se ha centrado en ayudar a los niños en la capital, así como en la región fronteriza con Brasil, ya que los datos muestran que la mayoría de las familias viven por debajo de los niveles de pobreza en estas zonas en concreto. Las autoridades están comprometidas a proteger a los niños uruguayos y a los inmigrantes mediante una vivienda digna y otras iniciativas valiosas que aún están por concretar (UNICEF, 2021). 

Al igual que en Brasil, miles de niños uruguayos viven en barrios marginales. La mayoría de estos hogares no tienen acceso a agua potable, electricidad o servicios de higiene. Las familias sobreviven trabajando en el reciclaje de basura y la venta de papel y plásticos.

La mayoría de los niños abandonan la escuela al no lograr integrarse en las normas sociales. En cambio, solo pueden confiar en la ayuda de los psicólogos y educadores locales que intentan improvisar un ambiente escolar saludable a través de clases y talleres. Para empeorar las cosas, la violencia de las pandillas y la violencia doméstica forman parte del día a día de los niños (Consejo Mundial de Iglesias, 2018).

Trabajo infantil

El gobierno de Uruguay no implementó la solución consensuada para el trabajo infantil. No hay leyes vigentes que protejan a los niños, que a menudo se ven obligados a trabajar para llegar a fin de mes. El creciente número de niños trabajadores tiene muchas causas. Muchos de ellos están involuntariamente involucrados en actividades de tráfico de drogas, trata de personas y explotación sexual.

Las víctimas suelen caer presas en las zonas turísticas o cerca de las fronteras con otros países. Las condiciones antihigiénicas en las que se encuentran los niños a menudo causan problemas de salud, lo que conlleva una mayor discriminación y mayores tasas de abandono escolar.

«En Uruguay, más del 60 % de los niños empleados de entre 15 y 17 años realizan trabajos peligrosos, y aproximadamente 20 000 niños trabajan con sus padres en la recogida y clasificación de basura.»

– Departamento de Trabajo de EE. UU., 2017

«El Código del Niño establece la edad mínima para el empleo en 15 años, y en 18 años para los trabajos peligrosos.»

– Oficina de Asuntos Laborales Internacionales, 2016

El trabajo peligroso es el conocido por ser difícil, sucio y peligroso. Este tipo de contrataciones están prohibidas por la ley porque se pone en peligro la salud mental y física de los niños. Los explotadores se enfrentan a importantes multas y a penas de prisión. Los padres que sometan a sus hijos a trabajos forzados corren el riesgo de que los servicios sociales les quiten la custodia (Oficina de Asuntos Laborales Internacionales, 2016).

En 2016, se pusieron en marcha numerosas iniciativas con el objetivo de proteger a los niños contra el trabajo infantil y sensibilizar a la población. El gobierno adoptó medidas para luchar contra la violencia infantil y el acoso. Las fuerzas del orden elaboraron planes de acción para ayudar a que los niños no abandonaran la escuela y educar a las familias en materia de salud juvenil.

En 2016, Brasil y Uruguay reforzaron su cooperación para combatir las actividades ilegales que suelen producirse en las fronteras. Asimismo, se alentó a los trabajadores de la industria turística a que denunciaran sin demora cualquier sospecha de trabajo infantil (Departamento de Trabajo de EE. UU., 2017). 

Niños detenidos

«Uruguay tiene la segunda tasa más alta de encarcelamiento de la población general en la región de América Latina y el Caribe.»

– Naciones Unidas, 2020

En 2018, se estimó que el 45 % de los presos eran adolescentes, lo que representa una mejora del 15 % con respecto a 2016, cuando casi el 60 % de los detenidos eran menores (Naciones Unidas, 2020). La mayoría de los culpables son jóvenes que cargan con el peso de la pobreza, algún tipo de violencia, problemas mentales y otras formas de discriminación

La principal conclusión es que los niños no deberían ir a la cárcel. Los oficiales de policía suelen causar lesiones a niños desarmados y vulnerables. Hay informes de niños torturados en centros de detención de menores en zonas urbanas desarrolladas, como la capital, Montevideo. Las autoridades deben hacer un seguimiento de todos los casos de abusos a menores y dar prioridad a su seguridad. Todos los niños tienen derecho a la protección del sistema de justicia juvenil (OMCT, 2015).  

Para empeorar las cosas, el gobierno aprobó una nueva ley en 2022, que otorga a los oficiales de policía más poder. Sin embargo, teniendo en cuenta que la situación ya es alarmante, las organizaciones humanitarias de todo el mundo están preocupadas por la fuerza excesiva y otros casos de lesiones o tortura a civiles, concretamente a niños. Desde que se introdujo la nueva legislación, 34 personas han sido asesinadas por la policía en un lapso de 18 meses (UNHR, 2022). 

El gobierno no se hizo cargo de los prisioneros heridos, ya que no se responsabiliza de los incidentes. Es difícil investigar y hacer un seguimiento del creciente número de informes sobre violencia en las cárceles superpobladas. Los casos de suicidios o autolesiones no son raros en condiciones como estas, razón por la cual los índices de reincidencia en prisión siguen siendo altos.

«Los niños estaban expuestos a malos tratos y abusos, carecían de atención terapéutica y vivían en entornos inadecuados con falta de personal. La privación de libertad se utilizaba como primer y no como último recurso para los adolescentes.»

– UNHR, 2022

Escrito por Lidija Misic

Revisado internamente por Aditi Partha 

Traducido por Cristina Morillo Berral

Revisado por Eva Milla

Última actualización el 5 de octubre de 2022

Bibliografía:

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CRIN – Child Rights International Network (2013) Uruguay: Children’s rights in UN treaty body reports. Retrieved from Child Rights International Network at https://archive.crin.org/en/library/publications/uruguay-childrens-rights-un-treaty-body-reports.html, accessed on October 4, 2022.

Martin R. Alina (2022) More street children in Uruguay. Retrieved from Prensa Latina at https://www.plenglish.com/news/2022/04/25/more-street-children-in-uruguay/, accessed on October 5, 2022.

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OMCT – The World Organisation Against Torture (2015) Children abused in Uruguayan Prison. Retrieved from the World Organisation Against Torture at https://www.omct.org/en/resources/statements/children-abused-in-uruguayan-prison, accessed on October 5, 2022.

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[1]  Este artículo no pretende dar una explicación completa o representativa de los derechos de los niños de Uruguay; de hecho, uno de los muchos desafíos es la escasa información actualizada sobre los niños de Uruguay, gran parte de la cual es poco fiable, no representativa, obsoleta o simplemente inexistente.